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Dr De La Puente Y Candamo


Enviado por   •  3 de Julio de 2014  •  2.312 Palabras (10 Páginas)  •  162 Visitas

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Reparos académicos al informe final de la CVR

Por Raúl González Chávez (*)

Una evaluación política y académica con tres propósitos. El primero, que las generaciones venideras conozcan lo que realmente ocurrió en el Perú en las décadas de los ochenta y noventa, y no sigan pensando, como se sostiene en el Informe, que el país vivió entre dos fuegos en una guerra que libraron los militares peruanos y unos terroristas que querían cambiar un orden social excluyente e injusto.

El segundo motivo, que la justicia peruana no continúe tomando el referido informe como si fuerala Bibliade una religión pagana y continúe dándole un carácter vinculante que las leyes peruanas no le dieron ni le darán.

Finalmente, que la población tome conciencia de que el Informe de la CVR ofrece una versión de lo ocurrido en el Perú por lo menos discutible, por razones que no son sólo políticas sino fundamentalmente académicas.

Problema teórico.-

El principal problema teórico tiene que ver con la naturaleza misma de la guerra. La CVR sostiene que en las décadas de los años80’y90’, el Perú fue testigo de un conflicto armado interno al que define como “un proceso de violencia de origen político” que tuvo “una notoria relación entre la situación de pobreza y exclusión social” (Conclusión N° 4).

Un conflicto donde “la población campesina fue la principal víctima de la violencia” (Conclusión N° 5). Para los Comisionados de la CVR, entonces, en el Perú hubo un “conflicto interno”. Por eso el informe no le reprocha a Sendero haberse alzado en armas, sino haber recurrido a los asesinatos, quemadura de pueblos y ataques a la población civil, “entre otros métodos similares como el recurso a acciones terroristas…”. El informe indica además que esos hechos constituyeron “graves infracciones a los Convenios de Ginebra”, con lo cual, indirectamente, le reconoce a Sendero, aún sin proponérselo un status que nunca tuvo: la categoría de fuerza beligerante.

Por esa razón, o por una “confusión” no resuelta, cuando en los diversos capítulos del Informe se habla de Sendero o del MRTA se utiliza como si fuesen sinónimos tres conceptos que tienen distinto significado: insurrecto, guerrillero y terrorista.

En el capítulo N° 3, sobre las Fuerzas Armadas, en el segundo párrafo, por ejemplo, se lee lo siguiente: “Si los insurrectos -como en el caso del Partido Comunista del Perú, Sendero Luminoso- tienen por objetivo…” etc. etc. (Segunda Sección del Tomo II del Informe Final).

Párrafos más adelante se dice: “Cuando tomó la decisión, Belaúnde aprobó un plan de campaña para combatir militarmente a las guerrillas pero no convocó un esfuerzo integral de todos los sectores de la sociedad”. (Segunda Sección del Tomo II del Informe Final. 1.3.1. 1983-1985: “Guerra interna no asumida”).

A continuación, señala textualmente: “Prueba de la ignorancia…sobre la verdadera naturaleza del problema es la desproporción entre el presupuesto que pidieron al Legislativo para la defensa exterior y el dinero destinado a la campaña Antisubversiva.” (Segunda Sección del Tomo II del Informe Final. 1.3.1.1. 1983-1985: “La decisión política de enfrentar a la subversión con una campaña militar”).

La pregunta que surge es obvia: ¿Qué fueron los senderistas: insurrectos, guerrilleros o subversivos?

Seria contradicción

Si en un mismo capítulo, el de la Contrasubversión, escrito, se supone, por una misma persona, se utiliza, sin mayor explicación, conceptos distintos para referirse a un mismo grupo, entonces la conclusión a la que se llegue tiene que ser errónea.

La razón es simple y la conocen los militares, los politólogos, los sociólogos y los periodistas con cierta formación académica: De una manera se debe tratar a un grupo de delincuentes o abigeos, de otra a una guerrilla, de otra a un grupo subversivo y de otra a un grupo terrorista.

Si la caracterización del objeto de estudio, en este caso, Sendero y el MRTA, es incorrecta, el análisis, la evaluación y las conclusiones a las que se llegue no serán las adecuadas. Ese es el primer problema del Informe de la CVR.

Aclaremos entonces las cosas: En el Perú hubo un alzamiento en armas de un grupo subversivo y terrorista. Subversivo porque quería subvertir el orden social existente,

al que quería destruir para reemplazarlo por otro, y Terrorista, porque para lograr tal objetivo utiliza el terror indiscriminado, mediante la emboscada, el asesinato y el coche bomba.

El Perú no vivió una guerra interna, ni militar ni política. Para que haya una guerra civil tendría que haber dos fuerzas beligerantes y Sendero Luminoso nunca dio cara, tampoco tuvo un ejército regular, y sus columnas armadas jamás se enfrentaron a los militares.

Tampoco hubo un conflicto interno, pues las columnas de Sendero llegaron a los pueblos o comunidades campesinas para imponer por la fuerza de las armas una organización social totalitaria. Y si alguien discrepaba era declarado “enemigo del partido”, sometido a “juicio popular” y asesinado delante de todos para escarmiento.

¿Violencia política?

La violencia que el Perú conoció sí podría denominarse política si se toma en cuenta su origen. Sendero era, nos guste o no, una organización política, autoritaria, demencial y asesina, pero organización política finalmente. Sin embargo, si se usa el concepto para sostener que Sendero nace porque en el Perú existía discriminación racial, injusticia económica, marginación social, desempleo, pobreza y miseria, se comete un error histórico imperdonable.

La verdad es que Sendero Luminoso inició su “lucha armada” porque decidió llevar a la práctica su prédica subversiva, por razones ideológicas que nada tienen que ver con los problemas apuntados. Y para demostrarle a las otras agrupaciones políticas de ultra izquierda que sólo ellos poseían el “camino correcto” y la “correcta caracterización de la sociedad peruana”.

Si se trata de ensayar una respuesta teórica adecuada, la aparición de Sendero dio lugar a un proceso subversivo no convencional, pues utilizó el terrorismo para desestabilizar el sistema político y paralelamente pretendió crear “un nuevo orden” asesinando campesinos en sus propias comunidades.

Es decir, el país se enfrentó a un grupo

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