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EDUCACION AMBIENTAL


Enviado por   •  3 de Junio de 2013  •  2.056 Palabras (9 Páginas)  •  262 Visitas

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Educación ambiental como Educación en valores.

Pues el hombre es un animal racional, por lo tanto

su bien se consuma si cumple aquello para lo cual ha nacido.

¿Pero qué es lo que la razón exige de él?

Una cosa muy fácil: vivir según la naturaleza.

Séneca (Ep. XLI 8-9)

La educación en materia ambiental supone la formación en sentido integral de la persona, en especial en lo que se refiere a fomentar actitudes y comportamientos orientados a la convivencia. El medio ambiente es más que un entorno donde desarrollar las actividades “humanas”, de hecho, el hombre y sus múltiples manifestaciones son parte de él. “El ambiente no es un lugar ajeno a las condiciones sociales de vida del hombre, sino por el contrario es dependiente de las relaciones sociales que el hombre establece consigo mismo” (Sarmiento, P. J.).

Formar a la persona, fomentando actitudes y comportamientos que la promuevan como sujeto de interacción en la sociedad y en el medio ambiente, es el objetivo de educar en valores. Entendiendo la educación como “algo omnipresente en la existencia cotidiana de los seres humanos”, considerando que “la presencia de algún modo de educación es constante en la vida de los individuos” (Barra Ruatta, 2002). Es decir, la educación es entendida en su sentido más pleno, y no solo como transmisora de información o conceptos.

Seguidamente al análisis de estas cuestiones es que abordamos la educación ambiental como educación en valores, pues en entre ambas se descubre que los valores superan al mero concepto, afectando al ser humano, en un proceso permanente de formación y participación.

Educación y medio ambiente:

Las distintas problemáticas humanas y su relación con el mundo natural ocurren constantemente, con características que le son propias y generadoras de situaciones que se denominan “ambientales”.

Entendiéndose por ambiente, desde una postura sistémica, al sistema surgido de la interacción de los subsistemas sociales, económicos y ecológicos susceptibles de provocar efectos sobre los seres vivos y las sociedades humanas (Foguelman- Brailovsky).

Esta acepción incluye al hombre dentro del sistema natural, lo que lo compromete aún más con su entorno biótico y abiótico.

Retomando la idea de que el hombre es parte del sistema natural, podemos decir que es algo más que una realidad biológica, puesto que está inmerso en una realidad cultural que le permite evaluar y ponderar su rol en la naturaleza.

A lo largo de la historia, “este eslabón” ha quebrantado la ley del equilibrio natural: así el hombre hace impotable el agua, irrespirable el aire, contamina el suelo hasta su infertilidad, e implementa planes de manejo y distribución de recursos socio-económicos con desigualdad e inequidad. Este panorama suele ser denominado como “crisis ambiental”.

Desde que el hombre adquiere conciencia de su intervención en el mundo, surgen los planteos éticos. El ejercicio racional de la moral, convierte al hombre en juez y parte de sus propias obras.

Específicamente al constatar los efectos de sus comportamientos agresivos hacia la natura, evidencia la necesidad de tomar medidas paliativas, encaminadas a subsanar el deterioro en su relación con el medio.

Resulta entonces imperioso e indispensable preguntarnos a que se refiere cuando se plantea: “educar” en materia ambiental. Para responder a esto es necesario examinar, aunque someramente, el concepto de educación, pues “ambiental” únicamente califica la temática de la que hablaremos.

La educación excede ampliamente la simple acepción que lo vincula a la institución escolar, e involucra otros sentidos desde la dimensión antropológica. Puede señalarse que desde la cotidianeidad, el hombre vive procesos educativos. Estos, abarcan diferentes aspectos de la vida humana, planteando objetivos específicos, requiriendo metodologías y acciones orientadas a problemáticas diversas, en procura de brindar en su conjunto, una formación integral e integradora del ser humano.

La educación tiene una responsabilidad ilimitada, que se extiende más allá de la escuela y del medio social, y afecta a la propia vida y ser del propio Estado. El futuro del Estado y, empero, su supervivencia, depende de la calidad de su educación y este es un asunto de valores espirituales (Lawrence, E. 1972).

Y es que la educación, en tanto que practica social, es el medio que traduce los ideales de la sociedad en cuestión.

“La educación ambiental como un proceso permanente, en el que los individuos se conciencian de su medio ambiente y adquieran los conocimientos, valores destrezas, experiencia y también la determinación que les permitirá actuar – individual y colectivamente – para resolver los problemas ambientales presentes y futuros” (de la estrategia de la educación ambiental ISEE 1987 punto 11).

Los objetivos de la educación ambiental, en referencia a la doble condición humana, personal o individual, social o colectiva son:

• Objetivos de conocimiento: Adquisición de conocimiento comprensivo acerca del medio ambiente, de la problemática ocasionada por la irracionalidad humana, y de la necesidad de proteger el medio ambiente del que forma parte el hombre. Objetivos que debe considerarse en las dimensiones individuales y sociales.

• Objetivos actitudinales: Concienciación sobre la necesidad de proteger el medio ambiente conforme a los valores ecológicos desarrollando una ética de la responsabilidad individual y colectiva, para el desarrollo del medio ambiente (incluido el medio social).

• Objetivos comportamentales: Adquisición de destrezas y determinación para actuar – individual y colectivamente – de manera que haciendo uso racional, de los recursos, se resuelvan o frenen los problemas presentes y se prevengan los futuros.

En la actualidad, la educación deja vislumbrar falencias en sus prácticas. No sólo que lo referente a la moral es escaso, sino también que deja permear de la sociedad aquellas estructuras que parecen no creer en nada, ni en la vida misma. Lo “integral” se presenta como un conglomerado de partes.

En pos de una educación mundializada que responda a la globalización, se renuncia a una visión concreta de la realidad inmediata, aceptando en cambio, un eclecticismo acrítico. En la educación formal argentina,

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