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EL CAMPO DEL CURRICULUM UNIVERSITARIO

carlosgallardo7 de Junio de 2013

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Hoy las escuelas Latinoamericanas tienen que vérselas con sujetos nuevos, saberes nuevos, condiciones nuevas. Habrá que imaginar una escuela que dibuje otros tornos y otros horizontes, con la voluntad de sostener una institución que ponga en relación con saberes sistemáticos, que ayude a habilitar otros futuros, que nos conecte con otros pasados y otros mundos, pero también co la apertura para inventar, para apropiarse, para enriquecer un espacio que, si no se renueva, si persiste en su vieja gramática, parece destinado a convertirse en ruinas, o en lugar: de pasaje que no deja huellas.

Inés Dussel (2006)

Uno de los retos principales que enfrenta la universidad pública mexicana, tiene que ver con la formación de profesionales ante las nuevas exigencias sociales, Esto se relaciona con cambios curriculares que, necesariamente, deben considerar los desafíos planteados hoy por un mundo global izado: los avances científicos y tecnológicos, el avance de la informática, la conformación de una llueva sociedad del conocimiento y de la información, y ciertos fenómenos sociales, políticos y culturales, asociados a estos sucesos. Muchas voces le piden y exigen a la universidad que cambie, bien sea dictando nuevas políticas educativas, condicionando el presupuesto, promoviendo procesos de evaluación de la educación superior o criticando públicamente tanto la calidad de los estudios que ofrece como su función y pertinencia sociales.

Ante esta situación, muchas universidades públicas hall emprendido procesos de reforma educativa y transformación curricular. La Universidad Autónoma de Zacatecas ha sido una de éstas. Y, aunque en su interior existe una tradición de procesos continuos de reforma, el último que se llevó a cabo —entre 1998 y 1999— estuvo más impregnado de exigencias externas que ningún otro.

Estos procesos de reforma llaman a investigados, y dan lugar a múltiples preguntas. Por ejemplo: ¿Quiénes y cómo deciden o sobredeterminan las nuevas orientaciones para formar a los profesionales que hoy demanda la cambiante realidad? ¿Cuál es el papel que juegan los académicos en los momentos de transformación curricular?

Teniendo como referencia la última reforma educativa llevada a cabo en la UAZ, en este trabajo se hace una reflexión teórica sobre el campo del currículum universitario y los sujetos sociales, que al participar en procesos de sobredeterminación curricular, suscribirse y comprometerse con ciertos poderes de decisión, inciden en la creación de nuevos enfoques y orientaciones en la formación profesional.

El eje central es el currículum universitario, visto como un campo donde confluyen —vinculados por evidentes relaciones de poder— varios sujetos sociales con posiciones y puntos de vista, no necesariamente coincidentes.

El currículum universitario

Considerando el concepto general de currículum que plantea De Alba (1991 b), en este trabajo se entiende por currículum universitario: un proyecto político-cultural que sintetiza conocimientos, valores, creencias, hábitos y costumbres, e integra distintos y diversos intereses —a veces contradictorios— de grupos, instituciones y organizaciones sociales (organismos internacionales, del Estado, de empresarios y empleadores, de gremios de profesionistas, de organizaciones no gubernamentales, de profesores e investigadores, de alumnos, de padres de familia, etc.) que, directa o indirectamente, participan en un campo profesional determinado. Proyecto que se consensa por diversos mecanismos de negociación e imposición social, en momentos instituyentes: por ejemplo los de una reforma universitaria o de reestructuración curricular.

Con base en esta idea, y la experiencia de los procesos de reforma educativa en la UAZ, se ha articulado un concepto de campo del currículum universitario como un campo virtual de luchas y contradicciones, donde diversos grupos y sectores sociales sostienen diferentes propuestas sobre los fines, objetivos y metas de la educación superior, según sus intereses y el modelo socio-económico y cultural —de individuo y de sociedad— que quieren impulsar. En tal sentido, un proyecto curricular particular puede ser dominante o hegemónico, según el peso de las fuerzas que lo impulsan; y también puede no serio, según las relaciones dinámicas de poder entre los diferentes sujetos sociales que lo sostienen e impulsan. Se lucha dentro y fuera de la universidad, por determinar la orientación y enfoque básicos de la misma, y sus profesiones.

Asimismo, se ha elaborado el concepto de poderes de decisión en el currículum universitario, entendido tal concepto de poderes como un conjunto de posiciones, tendencias, perspectivas, fines y valores sostenidos frente a la formación profesional; y como una fuerza cultural que, formando parte de un proyecto político social y ocupando un lugar privilegiado dentro de la red de relaciones de poder en el campo del curriculum, tiene la capacidad de introducirse en el momento de la decisión y (re)definición de los lineamientos y características tanto básicas, fundamentales y de orientación general. Como prácticas organizacionales de un currículum universitario particular. Los poderes de decisión pueden entenderse como fuerzas de cambio que inciden en los productos y producciones del currículum; por ejemplo en los nuevos modelos universitarios o las nuevas carreras profesionales.

Poderes de decisión que se generan, fundamentalmente, en los niveles macro-social e institucional, pero que actúan y condensan sus posturas a través de las propuestas concretas y las prácticas cotidianas de los diferentes actores y sujetos sociales del currículum universitario: sujetos que, consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente, forman parte de un determinado poder de decisión.

Los poderes de decisión más visibles en la actualidad pueden observarse en las políticas, lineamientos y propuestas para la educación superior, de sujetos sociales tales como los organismos internacionales o el Estado mexicano: y, generalmente, tienen que ver con la globalización económica, del conocimiento y de la educación.

Como puede observarse, un aspecto a considerar, o que se supone necesario reconocer, es que en el encuentro de los diferentes poderes de decisión que participan en el campo del currículum universitario, se producen relaciones de poder o interrelaciones dinámicas de poder, las cuales no siempre están a la vista, al menos no de los que están alejados o fuera del campo.

Las relaciones de poder se refieren, tal como lo plantea Foucault, a cuatro aspectos fundamentales:

1. En las relaciones humanas de cualquier tipo —sean amorosas, institucionales o económicas— el poder siempre está presente, en el sentido de que uno intenta dirigir la conducta del otro;

2. Las relaciones de poder no son estáticas sino al contrario, son móviles, reversibles e inestables;

3. Estas relaciones sólo existen en la medida que los sujetos son libres, por lo que si un sujeto está completamente él disposición de otro no existen relaciones de poder, se requiere al menos cierto tipo de libertad en ambas partes;

4. De igual manera que en el inciso anterior, en las relaciones de poder existen necesariamente posibilidades de resistencia —sean éstas de resistencia violenta, de huida, de engaño, de estrategias de inversión de la situación, etc.— si no, no existirían relaciones de poder (Foucault, 1994). Poder y relaciones de poder se conciben no como algo que posee algún sujeto social (como propiedad), sino como algo que se ejerce; como algo que no está localizado en alguien, o algo como el Estado, sino que es un aspecto del conjunto de las relaciones sociales (Lizárraga, 1985).

Desde este punto de vista. se entiende que el poder se manifiesta no solo en forma de leyes, de prohibiciones o mecanismos jurídicos, sino más bien como un enfrentamiento de fuerzas que se encuentran en todas partes, como una infinita red de relaciones; por eso al poder no hay que buscarlo en la burguesía, el Estado o las instituciones en general, sino en los agentes reales de poder (como la familia, los pedagogos. los médicos. los dirigentes sindicales, la policía), en todos aquellos saberes producidos por las instituciones. El poder no se detenta, se ejerce, como una relación desigual que se ejerce, circula, funciona en cadena, tanto vertical como transversal mente; en otras palabras, las relaciones de poder están dentro de los procesos y relaciones de conocimiento: el poder no es una superestructura, sino una materialidad directamente productora (Lizárraga, 19R5).

Esta noción de poder, o más bien dicho: de relaciones de poder, permite entender cómo se constituyen ciertos dominios de saber a partir de las relaciones de fuerza y relaciones políticas con la sociedad; cómo cierto conjunto de saberes, de verdades —como el currículum establecido por ejemplo— colmados de poder, es lo que se desenvuelve en las prácticas humanas. En este caso, se trata de las relaciones de poder que establecen, precisamente, los grupos y sectores sociales interesados en participar en el campo del currículum universitario.

Por otra parte, el campo del currículum requiere ser visto como una totalidad: como una articulación compleja de procesos, hechos educativos y relaciones entre diferentes sujetos, los que a su vez requieren ser analizados en términos de sus relaciones con otros procesos y con otros sujetos sociales: y, al mismo tiempo, como una estructura organizada en cuanto estructura de relaciones significativas que comprende

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