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EL NUEVO CONTEXTO PARA UNA ESTRATEGIA COLOMBIANA DE POLÍTICA EXTERIOR


Enviado por   •  27 de Febrero de 2017  •  Informes  •  8.937 Palabras (36 Páginas)  •  290 Visitas

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EL NUEVO CONTEXTO PARA UNA

ESTRATEGIA COLOMBIANA DE

POLÍTICA EXTERIOR

Documento de Trabajo - Borrador El Nuevo Contexto para una Estrategia Colombiana en Política Exterior – Julio 2009

EL NUEVO CONTEXTO PARA UNA ESTRATEGIA COLOMBIANA DE POLÍTICA EXTERIOR

INTRODUCCIÓN

Los últimos meses, han aportado algunas variaciones importantes en el contexto internacional y en algunas de las tendencias en el  continente americano y en la política nacional. Frente a dichas variaciones y tendencias  nuevas, es necesario reflexionar, como presupuesto indispensable para poder responder a la pregunta que motiva este artículo.

En ese marco, es necesario comenzar por reflexionar sobre la situación estratégica de Colombia y las prioridades de la Política Exterior, en ese nuevo contexto internacional.

Comencemos entonces con una consideración preliminar sobre la ubicación de Colombia en el mundo y su relacionamiento con el resto de América Latina.

I. LA UBICACIÓN DE COLOMBIA EN EL MUNDO

Colombia es, como sabemos, parte integrante del mundo en desarrollo. En ese sentido, comparte muchos de los problemas del mundo emergente: Infraestructura de vías,  comunicaciones y puertos, aún muy limitada; gran disparidad de desarrollo de sus regiones y relacionamiento deficiente entre las mismas; limitaciones en la consideración de importancia asignada a lo público; nivel científico-tecnológico altamente mejorable; dependencia importante de ‘commodities’ para sus exportaciones; importantes limitaciones financieras; y, un conflicto interno, aunque en esta materia se registran avances de importancia en los últimos años. En los últimos años se registra una gradual recuperación del territorio por parte del Estado, y la tentativa de reconstrucción de redes sociales, un asunto esencial para el camino hacia el desarrollo.  Por otra parte,  Colombia es un país en desarrollo con algunos indicadores interesantes en educación, equidad de género, tasa de alfabetización, y con una relativa capacidad para atraer inversiones internacionales; las mismas, están muy lejos del potencial de países como China, México o Brasil, pero son representativas entre los países de tipo medio en el mundo en desarrollo. Tiene al mismo tiempo una economía relativamente abierta al mundo.

Por otra parte, el país está  ubicado en el Hemisferio Occidental, con relaciones importantes con los Estados Unidos. Algunas nociones institucionales, una parte sustancial del modelo económico, y parte del juego político, se han asociado a políticas relacionadas con el país del norte, incluyendo el discurso contra el terrorismo, siguiendo las tendencias de la administración Bush en su momento. La relación de EEUU con Colombia, no es tan estrecha y estratégica como la de dicho país con México; pero en la percepción colombiana, dicho relacionamiento tiene una importancia central.  Dicha percepción, muy importante desde la administración Pastrana y con mayor razón en los dos períodos de Alvaro Uribe, asume que la aproximación de Colombia a EEUU debe ser, junto con la ya existente de Perú y Chile, la relación más orgánica con EEUU en América del Sur. Sin embargo, en la relación con EEUU, los cambios (económicos, políticos y de énfasis) acaecidos en dicho país en los últimos meses, tienen que ser considerados con el fin de establecer líneas estratégicas de política. El énfasis preferencial dado a la seguridad durante la administración Bush, continuará existiendo parcialmente, pero superado por la atención que EEUU debe otorgar a la crisis interna, y al proyecto de un reordenamiento de sus relaciones con el mundo.  Por otra parte, las políticas de ajuste neoliberal, comienzan a matizarse en Estados Unidos, hacia formas próximas a las concepciones neokeynesianas: y el menosprecio por los temas ambientales y sociales, propios de la administración Bush, comienza a variar de rumbo para irse convirtiendo en parte del “sello” de la actual administración. Ningún país situado en el vecindario de los EEUU, puede ignorar la magnitud de dichos ajustes y cambios de orientación, en medio de la mayor crisis financiera desde la época de 1929. No puede continuar sin cambios importantes, una política que encajaba muy bien con la administración Bush, pero no con la administración Obama.  

II. COLOMBIA ES UN PAÍS LATINOAMERICANO:

Colombia se encuentra en una posición equidistante entre México y Centroamérica por una parte, y el resto de América del Sur por la otra. En ese sentido, es un cruce de caminos entre la parte Norte y la Sur de América Latina. Si Colombia se encontrara excentrado en el continente americano (como es el caso de México o de Chile), su relacionamiento con los vecinos latinoamericanos, podría ser menos estructural. Pero, ubicado en el corazón del continente, tiene muchas razones estratégicas para  jugar un papel en los destinos de la región.  
Un asunto muy importante al respecto, es que, a diferencia de lo que algunos sectores políticos parecen creer, es claro que por razones históricas, étnicas, religiosas, de ubicación, y por su muy limitada capacidad de lobby, Colombia  no puede pretender jugar a ser el “Israel de América Latina”, en especial mediante una alianza estratégica fundamental con EEUU o Europa, mientras su relación con los vecinos es deficiente. La comprensión de esta realidad, es de la mayor importancia. En efecto, Israel tiene a su favor varios asuntos: Un Estado surgido del horror de la segunda guerra mundial, con el compromiso del mundo desarrollado; simbiosis étnicas y religiosas con sectores en posiciones de poder en el mundo financiero, el industrial, el de los medios de comunicación, el político y el de la cultura de EEUU y Europa; un nivel científico-tecnológico de primera línea en mas de 50 sectores del conocimiento, con actividades a su vez y con conexiones profundas con la comunidad científica mundial; una enorme capacidad  de lobby en EEUU y en países europeos. Normalmente Israel efectúa lobby intensivo en todos los Estados de la Unión Americana, y nunca ha descuidado a ninguno de los Partidos y las expresiones de poder del país del norte; por eso se dice que cuando EEUU quiere presionar a Israel, lo hace desde fuera, de una manera tradicional; pero que cuando es Israel quien quiere presionar a EEU, lo hace “desde adentro”.  

Por las razones expuestas y muchas otras que no es del caso mencionar en este momento, es claro que no resiste el menor análisis, la hipótesis peregrina e ignorante de que Colombia no necesita de sus vecinos porque puede jugar a ser el Israel de América Latina. En ese sentido, es imperativa una aproximación mayor a la actualmente existente, respecto al resto de los países latinoamericanos, y en particular a México, Brasil y los países del arco del Pacífico Americano.      

Por otra parte, ya no tiene mucho sentido hablar de la connotación andina de Colombia, como un mecanismo de aproximación con sus vecinos de la Comunidad Andina (CAN).
En efecto, luego del retiro de Venezuela, la funcionalidad de la CAN para Colombia se ha vuelto muy limitada. Es cierto que la normativa andina en materia comercial se encuentra vigente para Venezuela hasta el primer semestre de 2011; pero también lo es, que existen otros sectores en los cuales el relacionamiento con Venezuela no pasa por este tamiz; y que, un acuerdo de salida CAN-Venezuela, ha demostrado ser imposible. En este sentido,  es una altísima prioridad nacional el tratar de llegar a la pronta conclusión de un acuerdo económico bilateral Colombia-Venezuela, que regule  importantes actividades como comercio e inversiones entre los dos países. Que tanto la recientemente nombrada Embajadora colombiana en Venezuela, así como el también reciente  Embajador venezolano en Colombia tengan un perfil comercial,  no es casual, y demuestra acuerdos explícitos o implícitos entre los dos presidentes. Podrían contribuir a abrir espacios para un acuerdo económico, necesarísimo por demás entre los dos países. Por otra parte, las prioridades  de los cuatro miembros de la Comunidad Andina parecen no coincidir en los últimos meses, al punto que, desde la reunión de Tarija (en Bolivia), en el año 2006, no ha sido posible efectuar una Cumbre Andina. Para Colombia y Perú, la CAN es una plataforma más de inserción internacional; salvo que Perú ha avanzado más en la inserción en el Pacífico, y ha comprendido que se encuentra en el camino entre el corazón de Brasil, y China. Por esa razón, sus prioridades de diversificación internacional son más claras que las colombianas. A esto debe añadirse que las exportaciones andinas del Perú no llegan al 8% del total de sus exportaciones al mundo, y las importaciones se encuentran en el orden del 5% del total; ello nos da una idea del real o ficticio grado de inserción del país en su entorno andino. Por su parte, Bolivia se encuentra claramente a medio camino geográfico, económico y estratégico entre la Comunidad Andina y el Mercosur, y ha llegado a la conclusión de que lo óptimo para sus intereses, es tratar de lograr una doble pertenencia a dichos grupos. De momento existen dificultades, pero en la medida en  que se consagre que no existe un Arancel Externo Común aplicable en la CAN, y eventualmente en el Mercosur, esa doble pertenencia será viable, y terminará arrastrando a otros países en el proceso.  En cuanto a Ecuador, ya ha comenzado a aplicar salvaguardas muy importantes para sus importaciones, en particular las provenientes de Colombia, con lo cual sus compromisos andinos tienden a la desaparición. No existen relaciones diplomáticas con Colombia; y lo mismo que Bolivia, forma parte del ALBA, modelo de cooperación Sur-Sur hacia el cual parecen dirigir parte sustancial de su inserción  en el próximo futuro. En los próximos meses o años, cuando Ecuador regrese a una moneda nacional, o por lo menos abandone el dólar como moneda de curso legal en el país, este proceso podría incrementarse.  
Dada, pues,  la crisis estructural profunda de la CAN, y de que es poco menos que imposible avanzar por esa vía en acuerdos económicos, solo resta administrar el legado o patrimonio comunitario existente (asunto necesario), descender un poco en el nivel de representación en dichos foros (como lo ha hecho por ejemplo el Perú desde hace varios años)  e intentar abrir espacios en temas como los sociales o los ambientales. En síntesis,  el futuro latinoamericano de Colombia no parece encontrarse allí, sino en aproximaciones importantes a Suramérica en general (en especial a Brasil y Chile), Centroamérica y México. En el mismo sentido, opera nuestra pertenencia a la gran Cuenca Amazónica.  Un hecho muy importante de la ubicación colombiana es que también se encuentra en la Cuenca del Gran Caribe, y en la del Pacífico. Una aproximación estructural en estas dos direcciones, se impone sin duda alguna como una prioridad esencial de su política de  inserción internacional. Incluso, en el caso del Gran Caribe, no hay que olvidar que dicha región no puede ser considerada como un ente geográfico aparte del llamado “ triángulo transatlántico”, que incluye a EEUU y la Unión Europea. Este hecho es doblemente significativo, si tomamos en cuenta el reciente llamado del Parlamento Europeo, al Gobierno y al Congreso de los EEUU, para reforzar la “relación transatlántica”. Igualmente, cuenta el hecho de que finalmente un gobierno francés, a partir de las discusiones en relación con la crisis financiera mundial, y también en relación con la OTAN,  ha asumido que existe una identidad de intereses trans-atlánticos y hacia el exterior,  en materia de seguridad. En el caso de la Cuenca del Gran Caribe, se debe recordar que a la misma pertenecen los países de Centroamérica y del Caribe Insular, por una parte ; y, México en el Norte, así como Colombia y Venezuela en el Sur de ese gran espacio, por la otra. Y que de todas formas la ciudad más importante del Caribe se encuentra en Estados Unidos: se trata de Miami.  
Todo lo anterior quiere decir que, tener un pié en Suramérica y otro en el Gran Caribe, implica para Colombia una necesidad imperiosa de equilibrio “EN LAS DOS DIRECCIONES”. No actuar de esa manera, implicaría para Colombia, perder oportunidades cruciales de relacionamiento internacional. No se trata por supuesto de un relacionamiento unidimensional que piense solo en el comercio actual; pensar solo en dimensión política, o solo en la económica, en especial solo en la comercial; y pensar solo en lo actual y no en lo potencial, podrían ser actitudes torpes, por unilaterales. Tomar en cuenta todos los factores, y en estos los presentes y futuros, puede ser el comienzo de una  inserción fuerte y equilibrada de Colombia en el continente y en el mundo.  No hay que olvidar que Centroamérica y el Caribe jugaron para Colombia  un papel importante desde la década de los ochenta (Colombia fue uno de los creadores del Grupo de Contadora), y en la década de los noventa (el período Gaviria ha sido el más activo de Colombia en la Cuenca del Caribe); luego, su importancia para Colombia, descendió vertiginosamente. La pertenencia más formal que real al Plan Puebla-Panamá, no se ha visto acompañada de iniciativas importantes en esa dirección, en especial si se le compara con las múltiples actividades de México y Venezuela.  En cuanto a la pertenencia colombiana a la Cuenca del  Pacífico, han existido algunas iniciativas comerciales en los últimos 3 años; y a partir de la reunión Cumbre de la APEC (2008) efectuada en Lima, Colombia parece haber comprendido de nuevo su importancia crucial de la región, en especial con miras a un eventual levantamiento de la moratoria de dicha Organización para la aceptación de nuevos miembros. Se han venido corrigiendo algunos errores del pasado (como el absurdo cierre  en su momento de la Embajada en Australia, motivada por razones contables), pero aún es necesaria una actividad en relación con China o India, semejante a la que desarrollan países como México, Perú, Chile o Brasil, y aún Venezuela. Sin embargo, y pese a que la inserción en el Pacifico debe serlo de todo el país y no solo de una región del mismo, Colombia ha desaprovechado la cercanía al mar del eje de desarrollo Medellín - Gran Caldas - Cali. No olvidemos que desde finales de los noventa, el comercio trans-pacífico es superior al trans-atlántico; y que el crecimiento de China e India, aún en condiciones de crisis mundial, acrecentará esta proporción en el próximo futuro. Debido a las distancias y a la altísima demanda de contenedores y barcos, las tarifas de transporte trans-pacífico son aún más costosas, pero esta situación deberá mejorar en el curso de los próximos años. Colombia, por otra parte, tiene el inconveniente de no tener aún, un puerto profundo sobre el Océano Pacífico, con el agravante de que ya existen dos en Chile, uno en el Perú, y uno en Panamá. Posiblemente se inicie en un par de  años la construcción de uno o dos puertos adicionales en el Perú, con capital Chino (su función sería el comercio desde y hacia el corazón de Suramérica). Todo ello hace que la capacidad de mercado para los puertos profundos tienda a coparse en la costa occidental de Suramérica: la solución no puede ser otra que construir el puerto profundo colombiano del Pacífico cuanto antes; o resignarse al comercio de cabotaje desde Buenaventura hacia los puertos profundos de los otros países suramericanos, y de allí a China, India o Asia Sudoriental. En cuanto a Europa en su conjunto, la prioridad fue durante los últimos años, ante todo económica. Pero, finalmente parece haberse comprendido la crucial importancia política de una aproximación múltiple con la Unión Europea. No  olvidemos sin embargo que el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación de 2003 entre los países de la CAN y los de la UE, no ha sido ratificado por Colombia, porque en su momento tuvo deficiencias de negociación en los asuntos relacionados con la migración. En efecto, dicho Acuerdo había pactado que los migrantes ilegales de los países andinos en Europa, deben regresar a sus países de origen, a costa de dichos países; esta cláusula es inoperante por imposibilidad financiera para cualquier país en desarrollo.

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