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ENFERMEDADES INFECCIOSAS

Dariana SaenzMonografía11 de Junio de 2020

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INTRODUCCION

Las enfermedades infecciosas son causadas por microorganismos patógenos como las bacterias, los virus, los parásitos o los hongos. Estas enfermedades se pueden transmitir, directa o indirectamente, de una persona a otra. La infección ocurre por la multiplicación del microorganismo en los tejidos del huésped. Representa un importante problema de salud, generando como respuesta signos y síntomas provocado por los agentes infecciosos bajo condiciones ambientales. Las zoonosis son enfermedades infecciosas en los animales que pueden ser transmitidas al hombre.

Existe un equilibrio entre microorganismo-huésped, pero estas dependen de las características establecidas entre factores de patogenicidad o virulencia del microorganismo y los factores del huésped asociados con la respuesta inmune teniendo como efecto la colonización (microorganismo vive y se multiplica en el huésped sin generar daño), infección latente (limitado por la respuesta inmune ocasionando estado de portador) o provocara una enfermedad. Cuando se produce una alteración del equilibrio huésped-parásito pueden causar infección (por ejemplo, alteraciones estructurales de la piel o las mucosas, con disminución de las defensas del huésped). Si estos microorganismos presentan una baja capacidad patógena se denominan “oportunistas”.

Las infecciones exógenas se producen por una contaminación de microorganismos presentes en aire, suelo, agua, animales del entorno, otras personas con infección o portadores; por lo que las rutas más frecuentes son: la transmisión fecal-oral, la vía aérea, mordeduras, trasfusiones de material contaminado, la vía sexual y la transmisión por insectos vectores. El conocimiento de estas rutas permite establecer mecanismos eficaces de control y prevención de las infecciones. El estudio de los distintos microorganismos se puede realizar a través de la sintomatología de las enfermedades y/o su localización topográfica teniendo en cuenta la exposición y el entorno del huésped: adquisición en la comunidad o nosocomial, estado de inmunocompetencia, grupos de edad, etc.

El diagnostico de las enfermedades infecciosas se logran a través de la búsqueda de los factores de riesgo y la exploración de síntomas a través de exámenes complementarios generales o de imagen que permitan identificar la etiología de la enfermedad y establecer un diagnóstico de sospecha. Para el tratamiento inicial contra agentes patógenos se debe elegir, según el/los microorganismos más probables de acuerdo con la localización de la infección, la edad del paciente, la patología de base (y el posible tipo de inmunodepresión), los antecedentes epidemiológicos y las pautas de tratamiento antibacteriano que el paciente haya recibido previamente.

  1. PATOGENIA

Las consecuencias de la interacción agente infeccioso con el huésped se encuentran determinada por los factores propios del patógeno y la respuesta del huésped.

  1. Factores dependientes del microorganismo

  1. Adherencia del microorganismo a la superficie epitelial. 

Cada patógeno produce la unión por moléculas denominadas adhesinas, lectina, los pili (fimbrias), glucosaminoglucanos, proteínas de la cápside viral (hemaglutinina), lípidos entre otras, a receptores específicos en la célula huésped.  (ácido sialico, glucosaminoglicanos, integrinas, moléculas de adhesión como las moléculas de adhesión intercelular de tipo 1 (ICAM-1), integrinas, CD4, etc.); cada patógeno puede utilizar múltiples adhesinas para múltiples receptores, una adhesina puede unirse a varios receptores del huésped y un receptor puede reconocer varias adhesinas.

  1. Multiplicación tras la entrada. 

Los virus precisan transcribir o traducir su material genético; para las bacterias y hongos se requieren condiciones nutricionales específicas que encuentran en el entorno o los sintetizan.

  1. Colonización y escape de las defensas naturales o innatas del huésped 

Por acción de los fagocitos; por ejemplo, algunos microorganismos presentan una cápsula antifagocítica, otros producen hemolisinas o leucocidinas que destruyen a los fagocitos y algunos interfieren en la respuesta del huésped alterando los mecanismos de reconocimiento del sistema inmune.

  1. Invasión tisular y daño celular 

Mediante mecanismos que provocan la destrucción del órgano invadido. Por ejemplo, algunos virus tienen un efecto citopático directo; el crecimiento de bacterias y hongos puede comprometer la función del órgano que invaden. Así como la producción de diversos tipos de toxinas: exotoxinas que inhiben la síntesis proteica) o bien endotoxinas como el lipopolisacárido (LPS) que induce la liberación de mediadores inflamatorios dando lugar a los fenómenos de la respuesta sistémica o sepsis.

  1. Extensión 

Diseminación a otros lugares distintos de la entrada (a través del torrente circulatorio, o vía linfática o por contigüidad) y en su caso, transmisión a otros huéspedes.

  1. Factores del huésped

La respuesta de defensa del huésped ocurre a través de una serie de células y moléculas que reconocen las estructuras de los microorganismos y responden con mecanismos de acción celulares como la fagocitosis o moleculares como la toxicidad que intentan destruir a los patógenos. Según el tipo de receptores y los mecanismos efectores, se dividen en respuesta inmune innata y respuesta adaptativa.

  1. Respuesta innata 

Existen mecanismos intrínsecos para defenderse frente a las infecciones, preparados para reconocer y eliminar microbios, por lo que se denomina inmunidad innata (o natural). Controla e incluso a veces erradica las infecciones antes de que la inmunidad adaptativa se active. Sus componentes son la barrera mucocutánea, las células fagocitarias y una serie de factores solubles o moléculas sanguíneas. Cada componente de la inmunidad innata puede reconocer muchos virus o bacterias.

  1. Barrera cutaneomucosa.

Primera línea de defensa, y presenta características antimicrobianas como la propia continuidad del epitelio, localmente existen inmunoglobulinas A y G, e incluso linfocitos intraepiteliales o peritoneales (B1); características físico-químicas (pH) e incluso capacidad de producir péptidos antibióticos (catelicidinas y β defensinas); la saliva, el moco cervical o el fluido prostático también contienen otras sustancias como lisozimas y NAMLAA (N acetil-muramil-alaninaamidasa) también con capacidad antimicrobiana.

  1. Células fagocitarias.

Los neutrófilos polimorfonucleares, células dendríticas y monocito/macrofágos, son células capaces inducir muerte celular por fagocitosis. Los macrófagos y las células dendríticas, además, presentan una función de células presentadores de antígenos (CPA), importante para la activación de la respuesta adaptativa, así como son importantes productores de citoquinas que contribuyen a la respuesta inflamatoria (IL-1β, [TNFα], IL-6 y otras). Otras células de esta respuesta incluyen los eosinófilos, basófilos, mastocitos y sobre todo linfocitos NK citotóxicos para células infectadas por virus.

  1. Factores solubles. 

Producidos en muchas ocasiones por las células anteriores o inducida su síntesis hepática por las citoquinas, destacan los factores del complemento (actividad promotora de la quimiotaxis u opsonización para la fagocitosis o con efecto directo sobre el patógeno), proteínas de fase aguda (proteína C reactiva, opsonizante), fibronectina, defensinas, colectinas, MBL (lectina fijadora de manosa, activadora del complemento), interferones (con actividad antiviral) entre otras.

Los PAMPs (patrones moleculares asociados a señales de peligro procedentes de patógenos), es realizado por receptores de reconocimiento de patrones (PRR) como CD14 (ligando de LPS), CD 209 (dectina-1 reconoce betaglucanos de hongos), TREM-1, FMLPR y sobre todo los receptores TLR. Los PRR están localizados en la superficie de las células (transmembrana) o intracelularmente. Los NLR (familia NOD-like que reconocen estructuras bacterianas) o los RIG-1, MDA-5, o DAI que detectan ácidos nucleicos virales. Los mejor conocidos TLR que presentan distintas capacidades de reconocimiento, TLR1 reconoce lipopéptidos, y ácido lipoteicoico, TLR2 peptidoglucanos, LPS, TLR3 ARNds viral, TLR4 LPS y proteínas del virus respiratorio sincitial, etc. Tras la señalización y activación del TLR, se activan factores intracelulares, produciéndose la traslocación al núcleo del NFkB, induciéndose la síntesis y secreción de citoquinas inflamatorias (IL-1, IL-6, IL-10, IL-12, IL-15, TNFα e [IFNα]) que contribuyen a la inflamación, a la producción de reactantes de fase aguda, al reclutamiento de más fagocitos y proporcionan señales para la activación de la respuesta inmunidad adaptativa.

  1. Respuesta inmune adaptativa 

Inicia cuando las células fagocitarias de la respuesta innata (CPA) (fundamentalmente células dendríticas y macrófagos) presentan los antígenos (degradados a péptidos) unidos a moléculas HLA (MHC clase I para los linfocitos T CD8+ y MHC II para los CD4+ ) a los linfocitos T, proporcionando además algunas señales coestimuladoras (CD80, CD86 y citoquinas); tras el reconocimiento se produce la activación, proliferación, diferenciación y especialización: linfocitos T efectores como los citotóxicos (CD8+), linfocitos T cooperadores productores de IFNγ (Th1) y que favorecen las respuesta de IgG1 e IgG3, linfocitos T CD4+ productores de IL-4,IL-5 e IL-13 (Th2 cooperadores en respuestas IgE), o linfocitos T productores de IL-17 (Th17) con papel proinflamatorio y en la defensa antiviral (mediante inducción para la producción de interferones de clase I). Cada patógeno es distinto entonces genera diferentes respuestas: por ejemplo, microorganismos fagocitables estimulan una respuesta Th1, los helmintos una respuesta Th2 y los virus, Th17. Una vez que los linfocitos B se activen y sean modulados por los T cooperadores (con distintas citoquinas) se diferencian en células plasmáticas productoras de Ig; estos anticuerpos se segregan a la circulación y fluidos mucosos, neutralizando y eliminando microbios y toxinas (directamente o favoreciendo la fagocitosis mediante la opsonización a través de receptores Fc de los fagocitos). Cada mecanismo efector actúa para la defensa contra patógenos concretos; respuestas Th1, Th2 y Th17 favorecen la producción de anticuerpos por las células B; respuestas Th1 para la respuesta frente a bacterias intracelulares o protozoos mediante la activación de macrófagos; respuestas Th2 para la movilización y activación de eosinófilos, mastocitos o basófilos para la respuesta frente a helmintos y respuestas Th17 para la activación de neutrófilos en la respuesta frente a hongos y bacterias extracelulares. Mediante la evolución los microorganismos han desarrollado mecanismos para sobrevivir a estas respuestas; sintetizando moléculas que mimetizan citoquinas o receptores TCR, disminuyendo la expresión de moléculas de clase I o alterando el citoesqueleto o la membrana de las células que infectan; ya sea produciendo variaciones antigénicas (como el neumococo), cambios en otras proteínas de superficie mediante reordenamientos secuenciales del ADN (virus) o incluso modificando la expresión de proteínas o alterando mecanismos intracelulares básicos para el desarrollo de la respuesta.

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