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ESTRUCTURA DE UN ARGUMENTO ACADÉMICO


Enviado por   •  25 de Febrero de 2016  •  Tareas  •  23.232 Palabras (93 Páginas)  •  614 Visitas

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TERCERA PARTE


EL ARGUMENTO ACADÉMICO

Tomado de:

Díaz Rodríguez, Álvaro (2014). Retórica de la escritura académica (pensamiento crítico y argumentación discursiva). Universidad de Antioquia.

7. ESTRUCTURA DE UN ARGUMENTO ACADÉMICO


8. LA CUESTIÓN DE UN ARGUMENTO

9. LA CONCLUSIÓN DE UN ARGUMENTO ACADÉMICO


10. DATOS O EVIDENCIAS

11. Los GARANTES

12. LAS RAZONES

13. LA REFUTACIÓN DE UN ARGUMENTO

14. LA SOLIDEZ DE UN ARGUMENTO: ETHOS, LOGOS, PATHOS

15. LAS ARGUCIAS ARGUMENTATIVAS

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ESTRUCTURA DE UN ARGUMENTO ACADÉMICO

A muchos alumnos, incluso de educación superior, les cuesta sostener puntos de vista de manera convincente y organizada en su escritura. En muchas ocasiones, ni siquiera son conscientes de cuáles son las cuestiones fundamentales que deben sopesar en sus argumentos. De allí que una competencia de suma importancia que deben desarrollar los distintos sistemas educativos en todas las asignaturas es la capacidad de los alumnos para razonar críticamente a través de la escritura, lo cual implica entrenarlos en forma asidua y sistemática para que se percaten de la estructura retórica de los argumentos de las distintas disciplinas y de la relación entre los elementos que los conforman. Los distintos títulos que constituyen esta parte del están dedicados al análisis de los cementos que conforman un argumento ideal y la relación que ellos guardan entre sí. Este capítulo tiene como objetivo describir y analizar las relaciones atentes entre los elementos que conforman un argumento académico.

En líneas generales, un argumento es un conjunto de enunciados en los cuales se aducen razones y hechos para justificar un punto de vista, ya sea para lograr una adhesión o para llegar a un acuerdo sobre una cuestión cuya interpretación carece de consenso universal. De hecho, el propósito comunicativo de un argumento es provocar reacciones intelectuales específicas en un destinatario, suscitar un acuerdo en las ideas, lograr un asentimiento, modificar convicciones a través del discurso. En tal sentido, Frans van Eemeren y Rob Grootendorst, dos investigadores contemporáneos sobre el tema desde una perspectiva pragmadialéctica, conciben la argumentación en estos términos:

La persona que toma parte en una argumentación trata de resolver una diferencia de opinión. [...] En principio, un texto argumentativo siempre puede ser considerado como parte de una discusión, real o imaginada por el argumentador, en la cual este reacciona ante una crítica que ha sido o que podría ser presentada en contra de su punto de vista (van Eemeren y Grootendorst, 2002: 33).

Cabe destacar, entonces, que una argumentación solo se justifica ante un desacuerdo real o imaginario. Un punto de vista que goza de consenso universal no amerita una argumentación, pues no se delibera sobre aquello que no se puede concebir de otra manera. En tal sentido, afirmaciones como: "El consumo habitual de alcohol y cigarrillo es perjudicial para la salud", no ameritan una argumentación, ya que se trata de hechos universalmente aceptados. Por otro lado, para lograr el convencimiento del lector es necesario que este comparta con el escritor algunas premisas sobre lo que se cuestiona; de no ser así, no habrá garantías para llegar a un acuerdo. Por eso, quien argumenta sobre algún tema debe seleccionar cuidadosamente aquellas premisas sobre las cuales asume que existe un acuerdo con el lector, aunque sea parcial, y a partir de ellas proponer nuevos acuerdos en su argumentación.

"Un punto de vista es defendido porque su aceptación podría ser cuestionada. La persona que argumenta actúa sobre el supuesto de que otros dudan o podrían dudar de la aceptabilidad de su punto de vista, aunque no lo consideren necesariamente como totalmente inaceptable", sostienen al respecto van Eemeren y Grootendorst (2002: 34). En las decisiones judiciales es tal la importancia de aducir las razones que sustentan una tesis, que se asume como motivo de nulidad la interpretación del juez si no está debidamente motivada, si no se aportan en forma explícita razones y los fundamentos jurídicos que regularon el caso y lo condujeron a determinada conclusión judicial.

En este orden de ideas, a partir la definición de argumento pro por van Eemeren y Grootendorst puede establecer una breve lista. Tal vez incompleta, de  los distintos propósitos que pueden predominar en una argumentación (figura 7.1).

Así las cosas, cuestiones como siguientes se responden necesariamente mediante argumentos:

  • ¿Se debería permitir que los gays  las lesbianas que convivan en adopten niños?
  • ¿Con la despenalización del cultivo y  la distribución, la comercialización y el consumo controlados de a marihuana por el Gobierno se p resolver la violencia que genera narcotráfico?
  • ¿La inteligencia es una consecuencia genética?
  • ¿Es el SIDA un castigo divino?
  • ¿Las corridas de toros y las lejas deberían ser prohibidas Colombia?

Desde la antigua retórica se han establecido diferencias entre demostración y argumentación. Lo esencial de esta  distinción radica en el hecho de argumentación implica la interacciones los espíritus, mientras que la demostración es impersonal, rigurosa libre de  emociones, del lugar y el momento en el cual se ejerza, con base en premisas acreditadas, confirmadas previamente. El propósito de la demostración científica es la verificación, por eso sus premisas han de ser aceptadas o evidentes universalmente. En cambio, a diferencia de las demostraciones científicas, una argumentación práctica solo puede ofrecer premisas verosímiles, probables, admisibles por un auditorio particular, pero no pruebas rigurosas e irrefutables.

Por otro lado, un buen número de deducciones e inducciones presentes en muchos argumentos son cuestionables dado que se apoyan en probabilidades y en deseos, más que en certezas, cuyo propósito es solamente justificar puntos de vista, visiones del mundo. Por esto no abundan los argumentos contundentes, perfectos, incontrovertibles. De igual manera, esto también explica, en parte, el hecho de que las demostraciones no pueden dar cuenta apropiadamente de problemas propios de disciplinas humanas como el derecho, la sociología, la filosofía, la religión, la crítica literaria y las disciplinas afines; pero una argumentación sí.

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