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ESTUDIO DRECE: DIETA Y RIESGO DE ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES EN ESPAÑA. HÁBITOS ALIMENTARIOS EN LA POBLACIÓN ESPAÑOLA

ayuxi17 de Mayo de 2013

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ESTUDIO DRECE: DIETA Y RIESGO DE ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES EN ESPAÑA. HÁBITOS ALIMENTARIOS EN LA POBLACIÓN ESPAÑOLA.

Resumen

Antecedentes. Las tasas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares en las poblaciones están íntimamente ligadas con los valores de lípidos sanguíneos, y éstos, a su vez, dependen de los hábitos alimentarios. En España, la alimentación ha cambiado notablemente en las últimas 3 décadas, orientándose hacia un patrón menos cardiosaludable. Nuestro objetivo fue estudiar los hábitos alimentarios de la población española y analizar la asociación con las concentraciones plasmáticas de lípidos.

Palabras clave Hábitos alimentarios. Dieta (española). Epidemiología (nutricional). Enfermedad coronaria.

Texto completo

El interés de la epidemiología por la relación entre la dieta y las enfermedades crónicas no se remonta más allá de la década de los años sesenta. El primer estudio prospectivo que analizó la relación entre dieta y enfermedades cardiovasculares fue realizado por Keys en 16 cohortes de varones procedentes de 7 países1. Los resultados de este estudio pusieron de manifiesto que la enfermedad coronaria y la mortalidad por esta causa se correlacionaba con la ingesta de grasa saturada y colesterol. Se evidenció que las poblaciones de países del área mediterránea y Japón tenían menor mortalidad que en países del norte de Europa o Estados Unidos. A los 25 años de seguimiento, la prevalencia de enfermedad coronaria había aumentado de forma paralela a las tasas de colesterolemia, salvo en la población japonesa2. El tipo de grasa, el consumo de flavonoides y de vitaminas antioxidantes se constituyeron como factores adicionales importantes en la incidencia de enfermedad coronaria3. Otros amplios estudios a largo plazo han confirmado esta relación entre el consumo de grasa saturada de la dieta y enfermedad coronaria4-6. España, al igual que otros países de su entorno, no ha sido ajena a cambios en el patrón alimentario propios del área mediterránea, en la década de los sesenta7. También Italia, Francia, Grecia y Portugal han modificado sus hábitos alimentarios hacia una alimentación con un contenido mayor en grasa saturada y colesterol como consecuencia básicamente de un incremento en el consumo de derivados lácteos y cárnicos8-10. En España, en sólo 20-25 años, se pasó de una alimentación basada en el consumo de cereales, legumbres, patatas, frutas, hortalizas, aceite de oliva y, en menor cantidad, de leche y cárnicos a un patrón alimentario caracterizado por una menor proporción de alimentos hidrocarbonados (cereales, patatas, legumbres) y un incremento en el consumo de carne y de productos lácteos, fuentes indiscutibles de un mayor aporte de la grasa saturada y colesterol. Asimismo, se ha incrementado el consumo de fruta y pescado pero ha disminuido el consumo de aceite de oliva o vino tinto7.

La mortalidad por enfermedad cardiovascular en España ha sufrido una clara disminución en los últimos años11, aunque si analizamos esta tendencia comprobamos que el mayor descenso se debe a la disminución en las enfermedades cerebrovasculares, mientras que el descenso de mortalidad por episodios coronarios ha sido sustancialmente menor. Esta situación de relativa estabilidad nos conduce a pensar que los factores de riesgo de enfermedad coronaria, en especial los ligados a los hábitos nutricionales, siguen afectando de forma importante a la población general.

En este contexto de rápidos cambios en los hábitos alimentarios, a principios de la década de los noventa se diseñó un estudio epidemiológico transversal con la finalidad de conocer los hábitos alimentarios de la población española y los factores de riesgo cardiovascular (estudio DRECE), de los que aquí se exponen los resultados acerca de los hábitos nutricionales más destacados.

POBLACION Y MÉTODOS

El estudio sobre dieta y riesgo de enfermedades cardiovasculares en España (DRECE) se diseñó como un estudio transversal para conocer la prevalencia de diferentes factores de riesgo cardiovasculares y su relación con los hábitos alimentarios, con la finalidad de conocer mejor la situación global española en estos aspectos, así como desarrollar recomendaciones ulteriores para la prevención de las enfermedades cardiovasculares en España. La población objetivo de estudio DRECE ha sido toda la población española con edades comprendidas entre los 5 y los 59 años, dividiendo el territorio en ocho regiones. En cada una de las regiones estudiadas se obtuvo un muestreo de las poblaciones de menos de 50.000 habitantes o más de 50.000 habitantes, estratificándose por sexo y edad (5-12, 13-19, 20-29, 30-39, 40-49, 50-59). Las ocho regiones utilizadas en este estudio siguieron la distribución establecida por la Dirección General de Política Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Pesca, y Alimentación para realizar sus estudios de consumo de alimentos por hogares12 y que comprende: 1) noreste (Cataluña, Aragón y Baleares);2) Levante (Valencia y Murcia); 3) Andalucía; 4) centro-sur (Madrid, Castilla-La Mancha y Extremadura); 5) Castilla-León; 6) Noroeste (Galicia y Asturias); 7) norte (País Vasco, Cantabria, Rioja y Navarra), y 8) Canarias.

Selección de la muestra

El tamaño de la muestra fue calculado en virtud de la prevalencia de hipercolesterolemia (estimada en un estudio piloto previo en un 25%), con un error de estimación del ± 1,3% y un riesgo * de 0,05. Con estas premisas el tamaño muestral calculado fue aproximadamente de 5.000 sujetos, distribuidos al 50% entre ambos sexos. En cada estrato de edad se incluyó un número de participantes proporcional a la distribución real de individuos de la población española. En el estudio participaron las Unidades de Lípidos y Arteriosclerosis, de Nutrición y Dietética (Servicio de Endocrinología y Nutrición) del Hospital Universitario San Carlos de Madrid, el Servicio de Bioquímica de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid y 54 centros de atención primaria seleccionados aleatoriamente por todo el territorio español, bajo la tutela y soporte de la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y Consumo. El estudio de campo se realizó durante los meses de marzo a julio de 1992.

Se confeccionó un manual para el investigador y se realizaron reuniones específicas para homogeneizar los criterios de recogida de datos de los sujetos participantes, así como de los datos alimentarios a partir de un cuestionario de frecuencias de consumo. Cada centro de atención primaria se encargaba de reclutar aleatoriamente a los sujetos designados del estudio, bien a partir del padrón municipal de cada localidad o bien a partir del censo de usuarios potenciales del centro (población total, no únicamente la que acude al centro) y en caso de no disponer de alguno de estos dos métodos se utilizó un sistema de rutas aleatorias establecidas al efecto. En el 80% de los casos se utilizó el censo de usuarios o el padrón municipal, mientras que en el 20% restante empleó el sistema de rutas aleatorias. La cobertura total estimada fue superior al 95% de la población española. A cada uno de los participantes se le remitió una carta explicando los motivos del estudio y se le invitó a colaborar. En los sujetos que no respondieron a ninguna de dos convocatorias, se realizó a posteriori un estudio de la ausencia para descartar sesgos en la selección que pudieran invalidar la representatividad de la muestra. La tasa de respuesta obtenida alcanzó el 63% del global de la población seleccionada.

Recogida de la información

Los sujetos acudieron al centro de salud de la zona más próxima a su domicilio para la realización del estudio. En un cuadernillo individual se registraban los siguientes datos: datos personales de filación, hábitos de vida (ejercicio físico, consumo de tabaco, tratamiento farmacológico); antecedentes personales y familiares de hipertensión arterial, diabetes, dislipemias, enfermedad cardiovascular, y se realizó una encuesta nutricional.

Durante la entrevista se procedió a la medición de peso, talla, presión arterial (dos medidas) y a la extracción de una muestra sanguínea para determinación de parámetros lipídicos (colesterol total, colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad [cHDL], triglicéridos, apoproteínas AI y B-100 y Lp[a]), que se centralizaron en el Servicio de Bioquímica de la Fundación Jiménez Díaz, recurriendo al empleo de mensajería urgente.

La encuesta nutricional empleada fue un cuestionario de frecuencias de consumo de alimentos semicuantitativo, de 71 ítems, previamente validado en 50 sujetos sanos de ambos sexos, con edades comprendidas entre los 18 y los 60 años. Las comparaciones de los nutrientes analizados, obtenidos de la encuesta de frecuencias semicuantitativa frente al riesgo de alimentos realizados durante 7 días consecutivos en dos períodos estacionales del año, pusieron de manifiesto correlaciones estadísticamente significativas (p < 0,01) para la energía (r = 0,82), hidratos de carbono (cHo) (r = 0,87), proteínas (PRT) (r = 0,63), grasas totales (GRS) (r = 0,75), grasas saturadas (GSAT) (r = 0,70), grasas monoinsaturadas (GMI) (r = 0,62), grasas poliinsaturadas (GPI) (r = 0,70), colesterol dietético (r = 0,40) y alcohol (r = 0,83). Tras el ajuste por 1.000 kcal/día se mantienen significativas las correlaciones para todos los nutrientes analizados.

A partir de la información recogida en los cuestionarios alimentarios se analizaron los siguientes aspectos: 1) consumos cuantitativos de los diferentes grupos de alimentos (g/día) para cada estrato de edad y sexo, y 2) estimación a partir de los alimentos ingeridos de los siguientes

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