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El Ojo Humano


Enviado por   •  31 de Enero de 2014  •  1.366 Palabras (6 Páginas)  •  390 Visitas

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El ojo humano

El ojo humano realiza de manera permanente, movimientos voluntarios e involuntarios ante los estímulos visuales, luego el cerebro los discrimina, elimina y elige lo que más le interesa dentro de un campo visual para integrarlos a su memoria.

Este proceso se lleva a cabo cuando leemos, resolvemos problemas, observamos pinturas y la pantallas de cine, televisión o PC, o al realizar diferentes tareas de la vida diaria a través de la vista.

Cuando se observan imágenes fijas esto puede variar según factores como la personalidad, el sexo y la edad, pero en escenas de acción en cine y TV los espectadores se comportan visualmente de la misma manera; la atención, por lo general, se dirige a los rostros, las extremidades, los puntos más iluminados, las líneas o figuras geométricas.

El Recorrido Visual

El ojo explora la imagen y registra varias figuras buscando un orden. Si las figuras son muy pequeñas y numerosas, lo más probable es que adopte el orden de la lectura de texto: de izquierda a derecha y de arriba abajo.

Si no es posible y si la configuración no indica otra cosa, es más probable que vaya aproximadamente desde el centro hacia el marco, siguiendo un recorrido parecido a una espiral.

Pero, en la mayoría de los casos habrá algunos puntos o grafemas que atraerán la vista y la “conduzcan” en un determinado recorrido.

El recorrido visual que realiza el movimiento de los ojos, puede realizarse en:

Microcascadas: Pequeños movimientos en cascada que en poco tiempo realizan un movimiento de arco esencial para ver.

Cascadas: Cadencias visuales que encuentran dos o tres puntos principales en milésimas de segundo y eliminan todos los demás puntos no esenciales.

Búsqueda fina: Es el recorrido continuo del ojo moviéndose en los puntos principales (no es posible si estos no existen).

Movimiento ocular optokinético: (OKN) Causado por el movimiento global estimulado por el patrón serrado (en forma de sierra).

Nuestros ojos se mueven al menos tres o cuatro veces por segundo sin darnos cuenta. Cuando los ojos se mueven de un punto a otro y dejan de ver los detalles se pierde la atención, mientras que si enfocamos la mirada en un punto, lo que se llama fijación, tenemos una visión más nítida y mayor capacidad de discriminación. Por eso los ojos se desplazan en su recorrido visual de manera continua para poder enfocar con claridad.

En occidente, por ejemplo, por tradición se sigue la lectura icónica según la lectura textual, de izquierda a derecha y de arriba abajo. Cuando las imágenes se ven rápido se tiende a una lectura de tipo exploratoria. Sin embargo, los expertos también pueden dirigir nuestra mirada a ciertos elementos de la imagen provocar una lectura conducida.

La Regla de los Tercios

Es una de las principales reglas de composición. Se derivada de un principio muy antiguo conocido como la divina proporción, sección áurea, o proporción áurea, cuya aplicación es consecuencia de observar que las formas de la naturaleza que la contienen resultan agradables.

Posteriormente, surgió una aproximación muy fácil de aplicar y que se ha venido usando en fotografía, cine y televisión, en la que se divide la pantalla en tres partes iguales en el sentido horizontal y tres en el sentido vertical, lo cual forma nueve novenos, las líneas divisorias se cruzan en cuatro puntos llamados “puntos fuertes” que resultan ser los puntos en que mejor resaltan los puntos de interés.

La regla de los tercios orienta sobre el modo de disponer el horizonte en la pantalla o cuadro. En vez de situarlo en el centro, lo que provocaría una sensación de simetría excesivamente estática, carente de ritmo y expresividad. Si deseamos resaltar la tierra colocaremos la línea del horizonte en el tercio superior. Si deseamos resaltar el cielo dispondremos la línea del horizonte en el tercio inferior del encuadre.

Ley de la memoria

Las composiciones en diagonal que resultan atractivas y marcan la perspectiva, también resultan más agradables si en lugar de terminar en los vértices, se dirigen a la intersección de las líneas del tercio superior o inferior.

En el caso de diagonales que no salen de cuadro se les da mayor fuerza haciéndolas finalizar en uno de los puntos fuertes. Las diagonales que finalizan en el horizonte resultan más agradables y adquieren mayor fuerza cuando terminan

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