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El POSITIVISMO Y SU INFLUENCIA EN LA INVESTIGACIÓN SOCIAL Y EDUCATIVA


Enviado por   •  4 de Junio de 2014  •  3.649 Palabras (15 Páginas)  •  346 Visitas

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El POSITIVISMO Y SU INFLUENCIA EN LA INVESTIGACIÓN SOCIAL Y EDUCATIVA

A lo largo del pasado siglo, específicamente, en lo relacionado con la investigación social, se trataron de buscar respuestas acerca de si las Ciencias Sociales podían tomar de las Naturales elementos de su metodología para estudiar el mundo social y humano.

De hecho, estas preguntas, que motivaron inquietudes acerca de la pretendida unidad de la ciencia, hicieron que por un lado, el grupo identificado como positivista, entre los que se encontraban J. S. Mill, A. Comte y E. Durkheim, etc., trabajara en la línea establecida por Newton y Locke haciendo énfasis en la búsqueda de los hechos o causas de los fenómenos sociales con independencia de los estados subjetivos de los individuos. En el lado contrario, W. Dilthey, M. Weber, E. Husserl, entre otros, se hallaban inmersos en la creación de una filosofía particular a partir de la tradición kantiana, tratando de entender los fenómenos sociales desde la propia perspectiva del actor.

El surgimiento de la ciencia contemporánea estuvo caracterizado por un fuerte sentimiento revolucionario al desembarazarse la ciencia de la teología, existiendo una gran confluencia entre la cultura teórica y la actividad artesanal motivado fundamentalmente por el nacimiento de la sociedad industrial, cuyo resultado fue la incorporación de la ciencia al proceso productivo, el surgimiento y proliferación de nuevos enfoques y disciplinas y los procesos de institucionalización académica bajo nuevas perspectivas que negaban la universidad medieval ya en crisis.

El período comienza, en ese contexto, con una vasta proliferación de investigaciones y el surgimiento de nuevas ciencias; aparecen los primeros estudios científicos sobre el hombre, de los economistas Adam Smith, David Ricardo, Malthus, entre otros., conclusiones que C. Marx utilizaría posteriormente en sus críticas; la Pedagogía formula leyes matemáticas de la mano de J. F. Herbart, filósofo idealista, psicólogo y pedagogo, quien fue apartándose poco a poco de los principios democráticos de Pestalozzi entendiendo que la virtud suprema de las masas populares consistía en subordinarse a las clases dominantes; se instauraron estudios etnográficos como los de W. Humbolt.

Se producen en ese período el surgimiento, por ejemplo, de la termodinámica, la síntesis de compuestos orgánicos, la tabla de los elementos de D. Mendeleiev y las fórmulas estructurales de Kekulé en Química, la teoría darwinista sobre la selección natural de las especies, etc. C. Marx y F. Engels quienes vivieron en esa época siguieron de cerca el empuje científico del momento y fueron capaces de valorar como nadie tales contribuciones como fuerzas productivas transformadoras de las condiciones y de la existencia de la sociedad.

Es precisamente en esta etapa cuando nace la teoría de la ciencia en el sentido contemporáneo, y es el momento en el que A. Comte considera que la humanidad había entrado en una `era positiva', para lo cual era preciso reorganizarla a tono con los nuevos criterios de racionalidad científica.

La sociedad y la política se encontraban en un estado de efervescencia revolucionaria debido al caos y a los ciertos desórdenes producidos por los acontecimientos que signaron la Revolución Democrático-Burguesa en Francia a fines del siglo XVIII.

A partir de los estudios de la filosofía positiva de F. Wilhelm y F.J. Stahl, surge el método del mismo nombre como enfoque idealista subjetivo y agnóstico que ha tenido diferentes desgajamientos, corrientes e interpretaciones a lo largo de los años; pero entre sus rasgos comunes niegan el papel de la filosofía en calidad de concepción del mundo, tratándose de asentar más allá de los problemas de la relación entre el ser y la conciencia; todo lo cual fue un pretexto para crear una metodología o lógica de la ciencia que estuviera situada por encima de las históricas discusiones entre el idealismo y el materialismo.

Basadas en dichas ideas, las ideas positivistas se desarrollaron aún más en el siglo XIX desde una perspectiva de cuantificación a tal punto que el pensamiento propuesto por E. Durkheim declarara a los elementos o factores sociales como cosas (cosificación de las ciencias sociales).

El positivismo en sus comienzos fue una doctrina revolucionaria, puesto que centró sus ataques a la metafísica y a la teología que eran las ideas predominantes hasta ese entonces; poco después se convirtió en una defensa a ultranza de la ideología burguesa que encerraba dentro de sí la semilla del autoritarismo.

En su obra Comte expresaba:

Una hipótesis teológica y después metafísica ha presidido los comienzos de la humanidad; ha sostenido sus pasos y favorecido su primer desarrollo. Después ha comenzado el estudio de las leyes reales, estudio débil en un principio, lento y mal seguro en su marcha; pero vencidas las primeras dificultades fue creciendo y engrandeciendo con gran rapidez. La confrontación fue inevitable, y, operándose por sí misma sucesivamente, hizo retroceder a la hipótesis primordial. Pero en los pasados tiempos la confrontación fue parcial solamente, y en el día es general y se verifica en todo el saber humano. Una vez en posesión de este conjunto o totalidad, las ciencias, para transformarse en filosofía, no tienen más que una cosa que hacer, y es ordenarse según un sistema determinado. Cumplida esta elaboración satisfarán todas las condiciones de una filosofía, es decir, que proporcionarán los primeros principios de todas nuestras nociones, colocadas en el orden verdaderamente natural.

Y abiertamente declaraba sus propósitos, ya que el concepto positivo evidencia el tránsito de una teoría filosófica a una teoría científica. Sobre este paso, señala:

Habiendo emprendido la filosofía teológica y la filosofía metafísica, de manera libre, hasta aquí, la operación de la reorganización política de las sociedades modernas, con el objeto de constatar a plenitud, de acuerdo con el conjunto de explicaciones precedentes, y por la vía experimental, así como por un análisis racional, su profundo vacío obligatorio con respecto a tal destino, se sigue con toda evidencia: que el problema no admite en realidad ninguna solución, lo que sería absurdo pensar, o que no nos queda nada más que recurrir a la filosofía positiva...

Entre las características fundamentales presentes en esta postura, en tanto han influido en la ciencia y en la investigación, se encuentran las siguientes:

pretende lograr la neutralidad de la filosofía, lo cual obedece a los motivos sociales de

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