El Saludo Como Hecho Social

En el presente ensayo, voy a analizar a partir de lo leído en el texto del sociólogo Emile Durkheim un hecho social a elección. Decidí elegir un hecho social que no sea algo que se podría decir “fácilmente observable”, sino algo que está al alcance de todos pero que no todos eligen apreciar. Por esto resolví abordar el saludo como hecho social. Me llama la atención que me despierte interés algo tan cotidiano como saludar a alguien, pero después me puse a pensar y a indagar en el asunto y descubrí que se trata de un tema por demás cultural y que cambia según cada sociedad a lo largo del mundo.

Siguiendo los ejes marcados por Durkheim, un hecho social es toda manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer una coacción exterior sobre el individuo. O bien, que es general en la extensión de una sociedad dada, conservando una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales. El profesional francés lo define como el orden de hechos que presentan características muy especiales. Consisten en maneras de actuar, de pensar y de sentir, exteriores al individuo y dotadas de un poder coercitivo en virtud del cual se le imponen. Lo que los constituye son las creencias, las tendencias, las prácticas del grupo tomado colectivamente Un hecho social se reconoce por el poder de coerción externa que ejerce o es susceptible de ejercer sobre los individuos, y la presencia de ese poder se reconoce en la existencia de alguna sanción o en la resistencia que ese hecho opone a todo actor que tienda a violarlo. También hay que observar este hecho como una cosa, ya que es producto de la actividad humana. En este trabajo voy a demostrar por qué el saludo entre personas es un hecho social y por tanto cumple con todos los atributos otorgados por el sociólogo antes mencionado.

Uno toma el saludo hacia otra persona como algo natural, una cuestión de todos los días, pero claramente es porque así fue criado y así lo dice la sociedad. En una sociedad donde la gente no se saludara el individuo tampoco saludaría pues si lo hiciese sería mal visto y por lo tanto se sentiría excluido. Ahora, para probar que este hecho social es una manera de hacer susceptible de ejercer coacción exterior sobre el individuo, sólo hay que poner el ejemplo anterior a la inversa: Una persona que al intentar saludarlo no lo hace, se le impondrá una sanción por haber violado tal hecho social, como lo puede ser que lo miren mal. Que es general en la extensión de una sociedad dada es muy simple. Es sabido que, si bien la forma de saludarse más utilizada es el apretón de manos, cada cultura y cada parte del mundo tiene su manera de saludarse. Para poner sólo unos ejemplos tengamos en cuenta que en España lo normal son dos besos cuando son conocidos y apretón de manos cuando no, pero siempre entre hombres. Esta forma se usa también en el ámbito laboral y formal, hasta el punto de que la Reina de España da dos besos a los escritores o deportistas premiados. En Italia también son dos besos, pero comenzando desde el lado contrario, y sin importar el sexo de la persona, siempre que sean conocidos, cuando no lo sean se impondrá el apretón de manos. En Bélgica, Alemania, Suiza y Holanda lo normal es dar tres besos, empezando por la derecha, aunque en ésta última, Holanda, también existe la tradición de dar un pequeño beso en la boca entre los hombres y mujeres conocidos. En Rusia, conocida ya es su tradición de dar tres besos, y en algunas regiones se llegan hasta lo seis. Otra costumbre muy antigua es besarse en la boca. Por su parte los británicos son más reacios a este tipo de contacto, y prefieren el saludo tradicional del apretón de manos. En América Latina se acostumbra a saludar con un solo beso en la mejilla o un apretón de manos en un ámbito más formal. En china y Japón el saludo es menos afectivo, solamente hacen reverencia a distancia. Todos estos ejemplos (que son tan sólo unos

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