El concepto del silencio y la luz

El concepto del silencio y la luz

Según Kahn el silencio es el origen del arte. Malraux piensa que el arte es “la voz del silencio” ya que solo el silencio es anterior al conocimiento. Se puede percibir el orden: está presente en todas las cosas, en todas las leyes de la naturaleza. Es el origen de todo lo que existe.

El hombre está dotado del sentido del orden a pesar de desconocer algunas leyes de la naturaleza. En opinión de Kahn, hay un conocimiento del orden de las cosas anterior a loa percepción de las mismas, de sus cualidades físicas; este conocimiento es la fuente de la alegría. No existe una obra de arte que no produzca alegría, aun cuando su tema no sea alegre. La alegría también está presente en el silencio, en esa sensación de igualdad eterna que existe en el origen del arte. Podría decirse que el arte logra la unidad entre lo que todavía no existe y lo que es.

La creación responde al orden universal y no a las reglas de la belleza.

El silencio es el origen de toda forma de arte; los objetos, los temas y los fenómenos que nos rodean le dan forma y permiten que se la reconozca como tal. Para explicar esto Kahn utiliza la luz como ejemplo.

La luz no es solo un medio para reconocer los objetos, para tornarlos visibles. Es la fuente original que contiene a todas las leyes naturales conocidas o no por el hombre.

Según Kahn, la materia es la luz extinguida. Cuando la luz deja de serlo, se convierte en materia. El silencio tiende a expresar algo, la luz lo crea, le da forma. El genio creador posee dos aspectos, uno luminoso y otro no luminoso. El luminoso se hace luz, llama y materia, de la que surgen los medios, las posibilidades y las evidencias. En consecuencia, las montañas, los ríos y el aire son luz extinguida. Nosotros mismos lo somos… la fuerza expresiva y creadora que se unen formando la inspiración.

La eternidad se asemeja a dos hermanos uno quiere expresar y el otro, crear. Uno es luz que no ilumina, el otro es luminoso.

La luz aumenta hasta convertirse en llama y fuego, a partir del cual se origina la materia.

La vivienda

La iluminación fue una preocupación constante para el arquitecto. Utilizó soluciones como la de la casa Weiss, en la cual la pared exterior del estar está compuesta por paneles móviles verticalmente, que gradúan la luz de acuerdo a las necesidades. En la casa Morris crea un ritmo de luces en el interior. En la casa Fleisher este ritmo lo logran las ventanas de distintas formas.

Los temas principales utilizados por Kahn en sus obras fueron el espacio y la luz, y definió su trabajo como la "construcción reflexiva de espacios", una máxima que queda patente al comparar los interiores de sus edificios con los exteriores, mucho menos dramáticos.

Es clara y majestuosa la forma como la luz incide en el lugar, apreciable en esta fotografía, donde es algo inseparable al ser del propio edificio, de esta manera reconocemos la luz junto con la estructura como muestras de una misma existencia; y es la ventana, dispuesta de una manera amplia, diseñada y fabricada tan a la medida, con sus muebles tan evidentemente organizados a la misma, casi tan perfecta, quien permite esa prodigiosa entrada de iluminación, que además pone de manifiesto la riqueza espacial con la que cuenta este recinto, que no quiere ser apartado de un entorno, sino busca articularse e integrarse al mismo. La presencia de los muebles y la chimenea, indica, que este es un espacio para permanecer, y para observar el majestuoso paisaje que se posa allí atrás.

El arquitecto pone en manifiesto la gran importancia de la iluminación natural con la que debe contar cualquier recinto principal, característica sublime de sus obras; cabe recordar algunas de sus apreciaciones sobre la misma: “percibo la luz como creadora de todas las presencias y el material como luz consumada. Percibo un umbral: luz a silencio, silencio a luz, un ambiente de inspiración en que el deseo de existir, de expresar, se cruza con lo posible.”. No es una coincidencia que la fotografía

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