El mantenimiento de una relación salud-enfermedad

Introducción

La salud es uno de los factores más importantes en la vida de cualquier individuo, independientemente si éste le da importancia necesaria o no. Muchas veces se piensa que la salud va de la mano únicamente con estar bien físicamente, o mentalmente. Pero en la gran mayoría de situaciones se da por alto a otros factores que son de igual o inclusive de mayor importancia, como son los factores sociales. Esto quiere decir, que para que un individuo se encuentre sano, es necesario que exista un equilibrio tanto interno, o físico y mental, como externo o social, ya que, aunque exista salud interna, si los factores ambientales, las condiciones de trabajo, o los estilos de vida no son los ideales, habrá una pérdida del balance en la salud del individuo y aparecerá la enfermedad.

Primeramente, es necesario dar un vistazo a los conceptos de salud y enfermedad. La OMS, en 1948, estipuló que la salud es un “estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente en ausencia de enfermedades.” y, por otro lado, la enfermedad la define como una “Alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, por causas en general conocidas, manifestada por síntomas y signos característicos, y cuya evolución es más o menos previsible”. Como podemos observar, la salud no es sinónimo de falta de enfermedad, sino que es más bien un estado de homeostasis tanto en uno como persona, como en conjunto con la sociedad y que, si se llegase a alterar cualquier factor en alguna de esas áreas, se perderá ese equilibrio y surgirá la enfermedad.

René Dubos, un conocido patólogo humanista, tenía el pensamiento de que la salud es la integración de dos ecosistemas, que son el medio interno y el externo. El medio interno siendo todos los componentes que hay dentro del cuerpo y que funcionan en un constante equilibrio y el medio interno los componentes ambientales que pueden tener efecto precisamente sobre el medio interno del individuo. Es aquí donde podemos darnos cuenta de que hay factores, como la calidad de vida o la condición ambiental, que tienen la posibilidad de alterar al ser humano y llevarlo a un estado de enfermedad.

En 1974, Lalonde describió que hay cuatro determinantes de la salud: medio ambiente, biología humana, estilo de vida y acceso a los servicios de salud. Uno de los problemas que afectan a millones de personas al año y que no hay señales de que vaya a acabarse pronto, es la contaminación. Ésta ha sido responsable de factores tan simples como los son las alergias y algunas enfermedades respiratorias, hasta cosas tan complejas como alteraciones genéticas. Es por esto que la calidad de vida en ciudades con gran nivel de contaminación es baja en comparación a países más limpios, llevando también a que constantemente haya alteraciones en la salud de la población de dichas ciudades. Tan solo en 2019, Mexicali reportó 715 muertes relacionadas a los altos niveles de contaminación y además 537 hospitalizaciones gracias a la misma situación. Se puede decir que los servicios de salud no ayudan mucho a la situación, ya que el pueblo mexicano es conocido por tener servicios de salud pública de calidad baja en comparación con los de países más desarrollados, pero no debido al personal de los mismos, sino a la baja importancia que el gobierno da a las instituciones de salud pública. Es más que claro que este factor juega un gran papel en el proceso de salud-enfermedad, ya que, si los servicios de salud son deficientes, es de esperar que la salud de la población tenga las mismas características.

Viendo ahora a la relación salud-enfermedad por el lado social, existen diversos factores que pueden influir sobre ella, como lo son: cultura, creencias, religión, desinformación, falta de educación, entre otros. Algo que se observa de manera habitual son los casos en los que una persona sabe o piensa que tiene una enfermedad, pero no quiere ir a consulta por miedo a que le afirmen que en efecto está enfermo. Este es un claro ejemplo de que hay desinformación en la sociedad, ya que gracias a esto la enfermedad puede agraviarse aún más y que sea más complicado tratarla.

Analizando el aspecto de las creencias y la cultura, se han hecho diversos estudios en los que se asocian ciertas prácticas realizadas en grupos culturales o religiosos con un mayor índice de contagios de enfermedades infecciosas. Tal es el caso de los protestantes en Venezuela, que salen cada noche a las iglesias para hacer sus prácticas religiosas. Esto hizo que el grupo religioso tuviera un mayor índice de contagio de malaria que otros grupos, ya que eran picados por mosquitos, que son los vectores de la enfermedad (Briceño, 2003). De igual manera, existen algunas prácticas o hábitos que son vistos como correctos ante la sociedad pero que en realidad afectan directamente a la salud de la misma, como es el caso de los hogares en zonas rurales que no cuentan con baños dentro de ellas y las personas necesitan salir de sus casas para hacer sus necesidades. Esto los hace más vulnerables a que sean contagiados de diversas patologías transmitidas por vectores en comparación a la población urbana, en donde es muy raro encontrar un hogar con esas características. Pero a pesar de que la comunidad urbana lo pueda ver como algo raro y antihigiénico, en la sociedad rural es visto como algo totalmente normal, ignorando todas las consecuencias que puede tener vivir en tales condiciones.

...