El pasado no es igual para todos ya que cada persona cuenta su historia a conveniencia propia

INTRODUCCION

En este pequeño escrito a manera de ensayo se darán a conocer cuáles son algunas de las funciones que tiene la historia, el pasado no es igual para todos ya que cada persona cuenta su historia El pasado no es igual para todos ya que cada persona cuenta su historia a conveniencia propia y tanto le puede aumentar o quitar a la verdadera historia y los vencedores siempre contaran su historia a su conveniencia.

La historia oficial o institucional responde a intereses opuestos a los que responde la historia de los vencidos. La convivencia de varias historias justifican que la historia nacional (la historia de los vencedores) no es del todo cierta si no que ay otra historia la cual cuenta otra muy distinta versión donde se dan a conocer hechos que nunca saldrán a la vista de todos ya que solo muestran lo que les conviene.

“Una de las funciones de la historia es aquella que a base de cientificidad, quería también ser universal, de los marxistas, al no poder determinar eras, manipulo sus modos de producción, doblegando muy pronto a la historia entera al capricho de las periodizaciones, establecidas con tanta certidumbre como las estadísticas de los regímenes que las controlaban. Marc Ferro (1990), pago: 60”.

A través de las épocas y culturas se ha revelado que la historia nace de varias fuentes que difunden, primeramente esta la historia “institucional”, la cual reina porque expresa o legitima una política, una ideología o un régimen, al igual que la historia, evoluciona en consecuencia al cambiar constantemente de sistema de referencias, al sufrir todas la metamorfosis, al acomodarse todas las escrituras. Esta historia se basa en un sistema de fuentes bien jerarquizadas.  Esta historia encarna en instituciones, ya que reproduce los actos y las decisiones del poder, ya sean de derecho o de mercancía, se deteriora cuando se deteriora y muere la institución que la sostiene.

La historiografía judía conoce el mismo pasaje al vacio, cuando para los judíos la historia toma un mal sesgo y se reduce la obra histórica a cronologías rabínicas o a una literatura de predicción.

El historiador no estuvo presente en el momento de los acontecimientos que analiza, se dice que el conocimiento del historiador sobre el pasado es indirecto. Entonces el conocimiento de ese pasado es posible gracias a las huellas que deja y perviven hasta el presente; elementos materiales (pinturas, artefactos, eco factos, restos fósiles, etc.) si, pero fundamentalmente testimonios orales y escritos presentes en bibliotecas, archivos, catálogos de museos, etc. Pero estos documentos pueden ser falsos y los testimonios orales falaces. Por tal motivo el historiador debe someterlos a crítica, pero sin llegar al escepticismo. El historiador no es un juez, por lo tanto no está en él juzgar. El historiador debe comprender y comprender el por qué de las cosas

El cristianismo es además histórico en otro sentido, quizá más profundo: colocado entre la Caída y el Juicio Final, el destino de la humanidad representa, a sus ojos, una larga aventura, de la cual cada destino, cada “peregrinación” individual, ofrece a su vez, el reflejo; en la duración y, por lo tanto, en la historia, eje central de toda meditación cristiana, se desarrolla el gran drama del Pecado y de la Redención. Nuestro arte, nuestros monumentos literarios, están llenos de los ecos del pasado; Nuestros hombres de acción tienen constantemente en los labios sus lecciones, reales o imaginarias.

Porque la historia no es solamente una ciencia en marcha. Es también una ciencia que se halla en la infancia: como todas la que tienen por objeto el espíritu humano, este recién llegado al campo del conocimiento racional.

“Existen dos tipos de testimonios los cuales son dos   tipos   de testimonios:   los   destinados   a   servir   como   tales   y   que   son   más   o   menos   públicos (publicaciones, propagandas, informes) y aquellos que corresponden a un ámbito cotidiano ajeno a la esfera pública, pero que nos permiten desprender de ellos una gran cantidad de información. Marc Bloc (1992)

 Al hacer historia del presente es posible tener un mayor acceso a aquellos testimonios públicos pues este tipo de testimonios es generado continuamente pero de los testimonios ocultos se reconoce que las instituciones en pleno funcionamiento y vigencia tienden a guardar celosamente su información, sobre todo en asuntos delicados para sus intereses. Quien hace historia del pasado, por el contrario puede tener acceso a testimonios  que   en   un   contexto   actual   podríamos  calificar   como   confidenciales,  pero   a   los  que, cuestiones como el azar (o muchas veces cataclismos naturales, políticos o sociales) hace posible que lleguemos hasta ellos. Ambos tipos de testimonio son complementarios. De cualquier manera el secreto está en saber interrogarlo.

En las sociedades de clases la historia forma parte de los instrumentos por medio de los cuales la clase dirigente mantiene su poder. El aparato del estado trata de controlar el pasado, al nivel de la política práctica y al nivel de la ideología. El estado, el poder organizan el tiempo pasado y conforman su imagen en función de sus intereses políticos e ideológicos.

Las clases dirigentes y el poder del estado suelen apelar al pasado de manera explícita, la tradición, incluidas en sus componentes culturales especificas la continuidad, la historia, son invocadas como fundamento de principio de su dominación.

La guerra civil siempre se halla en esas manuales marcadas con un signo negativo muy profundo, por oposición a la guerra extranjera. Hora de prueba, de sacrificio y de gloria, la guerra civil es la catástrofe suprema.

“El poder controla todavía el pasado de manera mucho más activa y directa. Funda su práctica política, su decisión, sus opciones, en el pasado sobre todo el más reciente, tal como lo conoce por medio de su política, sus oficinas de investigación y sus informes administrativos. Se trata de una “historia inmediata” de estado que opera en secreto, tanto para reunir sus materiales como para utilizarlos. Jean Chesneaux (1991) pág.: 72”.

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