El rol del estudiante en el proceso de transformación social y la organización estudiantil
diegovoltimoEnsayo13 de Noviembre de 2013
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El rol del estudiante en el proceso de transformación social y la organización estudiantil:
El nuevo republicano y la nueva republicana, es un ser que considera las diferentes expresiones de la diversidad cultural, manifestadas en la interculturalidad y pluriculturalidad, propias de la nacionalidad venezolana; así como la promoción de una ciudadanía que se corresponde con el ejercicio pleno de la democracia participativa, protagónica y corresponsable; con una visión integral y en armonía con la naturaleza que permitirá la transformación de la sociedad, a una signada por sentimientos patrióticos de identidad venezolana, valoración de la justicia, la libertad, la solidaridad, la democracia, la salud integral y la responsabilidad social e individual.
Responsables por el aprendizaje: Los estudiantes se hacen cargo de su propio aprendizaje y son autorregulados. Ellos definen los objetivos del aprendizaje y los problemas que son significativos para ellos, entienden que actividades específicas se relacionan con sus objetivos, y usan estándares de excelencia para evaluar qué tan bien han logrado dichos objetivos.
Motivados por el aprendizaje: Los estudiantes comprometidos encuentran placer y excitación en el aprendizaje. Poseen una pasión para resolver problemas y entender ideas y conceptos. Para estos estudiantes el aprendizaje es intrínsecamente motivante.
Colaborativos: Los estudiantes entienden que el aprendizaje es social. Están “abiertos” a escuchar las ideas de los demás, a articularlas efectivamente, tienen empatía por los demás y tienen una mente abierta para conciliar con ideas contradictorias u opuestas. Tienen la habilidad para identificar las fortalezas de los demás.
Estratégicos: Los estudiantes continuamente desarrollan y refinan el aprendizaje y las estrategias para resolver problemas. Esta capacidad para aprender a aprender (metacognición) incluye construir modelos mentales efectivos de conocimiento y de recursos, aun cuando los modelos puedan estar basados en información compleja y cambiante. Este tipo de estudiantes son capaces de aplicar y transformar el conocimiento con el fin de resolver los problemas de forma creativa y son capaces de hacer conexiones en diferentes niveles
Los movimientos estudiantiles en América Latina
Los movimientos estudiantiles en América Latina fueron en sus inicios, desde Córdoba, la expresión de sectores de las clases medias que pugnaban por abrirse espacios de participación sociopolítica en sociedades oligárquicas tradicionales (Vivas, 1982: 27)14. A lo largo del siglo XX, en América Latina se concretan una serie de reformas liberales derivadas de cambios profundos en la estructura social, que entre otros aspectos generó un proceso de concentración urbana y surgimiento de nuevas clases sociales.
En estos nuevos grupos sociales, los sectores medios emergentes inaugurarán nuevas formas de lucha social, y sus demandas tendrán expresiones significativas en los sistemas educativos y particularmente en las universidades15. Los segmentos medios surgen como los principales agentes modernizadores, y se constituyen en los principales grupos de presión en demanda de una mayor democratización del poder político y de mayores oportunidades educacionales. En razón de ello, la lucha estudiantil no era sólo contra la verticalidad de la estructura universitaria, sino contralas sociedades en las cuales ésta funcionaba.
Con el avance del proceso de modernización capitalista en las sociedades latinoamericanas, el movimiento estudiantil se consolidó como expresión política de los sectores modernos, según la conceptualización de Zermeño16: “modernos, en tanto representan capas que hasta muy recientemente han alcanzado una presencia generalizada en la sociedad, y modernos en tanto su función es el estar íntima y directamente relacionados con la ciencia, la tecnología y el conocimiento en general” (Zermeño, 1991: 246).
El carácter antiautoritario de los movimientos estudiantiles, que generalmente se enfrentan a las estructuras universitarias y a su papel dentro de la sociedad, también choca en no pocas ocasiones contra el mismo Estado y el sistema político imperante. El movimiento estudiantil conlleva una orientación política en la medida que cuestiona y demanda el uso de recursos y condiciones manejadas por el Estado, ya sean reivindicaciones gremiales o cambios sociopolíticos (Aranda,2000: 248). En algunos casos, el estudiantado llega a cuestionar el orden establecido, reivindicando una visión progresista de la universidad, que sirva para criticar las desigualdades sociales, la opresión política y la misma dominación extranjera en el país17.
La lucha estudiantil por la Reforma Universitaria no es más que un camino para llegar a las reformas sociales y a la misma revolución social18. Esta situación se presentó en nuestro país durante el movimiento de renovación de 1969 y también a mediados de los 80, cuando las protestas estudiantiles se orientaron hacia la crítica de los vicios presentes en el sistema político venezolano, más que hacia el cuestionamiento de los problemas internos de las universidades (aunque inicialmente hayan comenzado por esto).
El carácter particular de los movimientos estudiantiles latinoamericanos de las últimas décadas se relaciona mucho con los procesos de masificación de la educación superior llevados a cabo en nuestros países (Brunner, 1986: 279). Los estudiantes universitarios dejaron de ser una elite en la medida en que la crisis económica comenzó a afectar a las clases medias y sectores de trabajadores. Incluso la llamada proletarización de las profesiones universitarias ha hecho bajar de estatus al individuo que posee un título profesional.
A mediados de los ochenta, diversos teóricos como José Joaquín Brunner19, Germán Campos20 y Luis Gómez Calcaño21, no consideraban la posibilidad de un nuevo renacer del movimiento estudiantil latinoamericano y más específicamente venezolano. Se basaban para ello en el fuerte control que mantenían los partidos políticos dentro de las universidades, en la apatía presente en el estudiantado hacia sus organizaciones representativas, en el apego exclusivo a sus intereses gremiales o corporativos, en los efectos desmovilizantes de la crisis económica, en la crisis de los paradigmas que sustentaban la lucha estudiantil de los 60, y en los frenos derivados de la incongruencia entre el ofrecimiento social de participación en los destinos del país y la incapacidad real de incorporar al joven formado ni siquiera al sistema productivo ya existente.
Otros autores señalaban el peso real de las derrotas sufridas por los movimientos revolucionarios latinoamericanos en los 60 y 70, y el efecto sobre la población de la propaganda anticomunista que se centraba específicamente sobre el movimiento estudiantil, como factores que favorecían la desmovilización creciente del estudiantado (Silva Michelena, 1986: 295)22
A lo anterior se agregaba la imposición del modelo neoliberal, que pregona el individualismo y la competencia como paradigmas sociales, sumado a los cambios en la composición social de los estudiantes universitarios (preeminencia de estudiantes provenientes de clase media, y de estudiantes que trabajan y estudian, reflejo directo de la crisis económica).
No obstante, Silva Michelena concluía en que la agudización de las tensiones sociales debido a la crisis económica y la aplicación de las políticas neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional, creaban las condiciones objetivas para que el movimiento estudiantil asumiera nuevamente un rol protagónico en la sociedad, probablemente en alianza con otros sectores sociales. Y no se equivocaba. Las protestas estudiantiles en la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1999-2000, han permitido concluir que “al finalizar el siglo XX, el movimiento estudiantil aparece alzando la voz en contra del modelo socioeconómico neoliberal excluyente, y para reivindicar los derechos del pueblo como el actor central de las demandas por un cambio social” (Aranda, 2000: 248).
Hoy, la educación es accesible, gratuita, libre. Por ello demandas de pequeños grupos de estudiantes (la mayoría delas universidades privadas), se limitan a la defensa de los intereses de los grandes capitalistas, como los dueños delos medios de comunicación, quienes ejercen la violencia través de la manipulación y tergiversación de la realidad.
Ahora los estudiantes tienen motivos para celebrar, ya que son actores y motores de los logros económicos, sociales y políticos de la revolución social y moral que vive el país. La actual lucha del movimiento estudiantil es para retomarla esencia de las universidades secuestradas por la derecha, como centros reproductores de ideas, debates y propuestas tendientes a propiciar cambios sociales.
Los estudiantes y el proceso político venezolano del siglo XX
La democracia representativa se consolidó en Venezuela a partir de 1958. El proceso de transición iniciado desde 193624, y profundizado desde 194525, fue truncado por el golpe militar del 24 de noviembre de 1948 y el subsiguiente decenio dictatorial26. A partir de 1958, renacieron las aspiraciones de cambio social que anidaban en gruesos sectores populares, y que de alguna forma eran interpretadas por los principales partidos y fuerzas políticas. Luego del 58, Venezuela comenzó a crecer en democracia.
Durante el período democrático, la estructura económica continuó dependiendo de la renta petrolera, y los planes desarrollistas inspirados en la política de industrialización vía sustitución de importaciones, no pasaron de ser buenos
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