El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) lo causa el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
ana101011Documentos de Investigación12 de Diciembre de 2016
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INTRODUCCIÓN
El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) lo causa el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es un importante problema de salud mundial. Los trastornos nutricionales están presentes en los pacientes infectados con VIH o SIDA. Los primeros estudios demostraron perdida de peso y depleción proteica, asociados con la disminución de la masa celular corporal en pacientes no tratados.
La depresión del estado nutricional puede ser la causa de diferentes factores: ingesta inadecuada de nutrientes o de absorción, alteraciones metabólicas, híper metabolismo o una combinaci6n de estos, afección del tracto gastrointestinal y las interacciones fármaco-nutriente. Además, la anorexia relacionada con los procesos psicológicos provocados por la patología (principalmente el aislamiento social), cambios bioquímicos, incluyendo un aumento en la actividad de las citoquinas, la actividad física y las enfermedades oportunistas, conducen a una disminución en la ingesta de alimentos
El VIH afecta a la capacidad del organismo de combatir infecciones y enfermedades que, en último término, pueden producir la muerte.
Los medicamentos que se usan en combatir el VIH han mejorado la calidad de vida y aumentado la esperanza de vida para las personas infectadas con VIH.
El tratamiento antirretroviral (TAR) usados en el VIH ralentiza la replicación de virus, pero no elimina la infección por VIH. El acceso al Tratamiento Antirretroviral hace que las personas logren vivir por más tiempo, desgraciadamente los problemas de salud que llegan a obtener después de adquirir el VIH como problemas cardiovasculares y resistencia a la insulina, son cada vez más prevalentes en esta población.
El estado nutricional es muy importante para mantener un sistema inmunitario saludable y retrasar la progresión del VIH al sida, se debe también tener en cuenta que es un deber saber las interacciones entre fármacos y nutrientes, y los obstáculos para comprender una nutrición apropiada. También se debe considerar el estado mental y el consumo de drogas ilegales, porque ambos pueden afectar a la ingesta nutricional.
En la mayoría de los casos, el VIH destruye lentamente el sistema inmunitario, haciendo que sea incapaz de combatir al virus. Cuando el número de linfocitos CD4+ baja, las personas son más susceptibles de presentar signos y síntomas, como fiebre persistente, diarrea crónica, infecciones bacterianas o fúngicas recurrentes, y pérdida de peso inexplicable, todos ellos indicativos de infección por VIH sintomática.
Desde la aparición de la terapia antirretroviral de alta eficacia, se ha observado una menor incidencia de la desnutrición y una mejora de la supervivencia y las funciones inmunológicas.
Sin embargo, esta terapia antirretroviral se asocia con lipodistrofia, relacionada, a su vez, con resistencia a la insulina y complicaciones metabólicas, como la intolerancia a la glucosa, diabetes e hipertrigliceridemia.
En los últimos años, se ha aceptado la importancia del apoyo nutricional junto a la terapia antirretroviral en pacientes con VIH/SIDA.
VIH, ETAPAS Y SUS SINTOMAS
La infección primaria por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es la causa subyacente del sida. El VIH invade el núcleo genético de los linfocitos CD4+, linfocitos T cooperadores, que son los principales implicados en la protección frente a infecciones. La infección por VIH causa una depleción progresiva de los linfocitos CD4+, que, en último término, produce inmunodeficiencia. (TABLA 38.6)
Infección aguda por VIH, latencia clínica, infección por VIH sintomática y progresión de VIH a sida. La infección aguda por VIH comprende el tiempo trascurrido desde la transmisión del VIH al huésped hasta que se producen anticuerpos detectables (seroconversión) contra el virus.
La mitad de las personas presentan síntomas físicos, como fiebre, malestar general, mialgias, faringitis o ganglios linfáticos inflamados a las 2-4 semanas de la infección, pero estos suelen ceder tras 1-2 semanas.
Por sus características clínicas inespecíficas y el escaso intervalo diagnóstico, la infección aguda por VIH apenas se diagnostica.
La seroconversión tiene lugar de 3 semanas a 3 meses después de la exposición. Si se realiza una prueba de VIH antes de la seroconversión, puede producirse un «falso negativo» a pesar de que el VIH sí está presente.
Durante la fase aguda, el virus se replica rápidamente y causa un descenso significativo del número de linfocitos CD4+.
Con el tiempo, la respuesta inmunitaria alcanza un punto en el que la carga viral se estabiliza y el número de linfocitos CD4+ vuelve a estar más cerca del valor normal.
Después sigue un período de latencia clínica o infección por VIH asintomática. Pueden pasar hasta 10 años sin que aparezcan otros signos indicativos de enfermedad. El virus sigue estando activo y replicándose, aunque a menor velocidad que en la fase aguda, y el número de linfocitos CD4+ sigue reduciéndose continuamente.
A medida que empeora la inmunodeficiencia y el número de CD4 disminuye aún más, la infección se hace sintomática y progresa a sida. La progresión de VIH a sida aumenta el riesgo de infecciones oportunistas (IO), que habitualmente no aparecen en personas con sistemas inmunitarios sanos. El CDC define los casos de sida como confirmación de laboratorio de infección por VIH en personas con un número de linfocitos CD4+ inferior a 200/mm3 (o inferior al 14%), o bien diagnóstico de un trastorno definitorio de sida. (TABLA 38-1)
COMO ACTUA EL VIH
El VIH se transmite mediante contacto directo con líquidos infectados del organismo, como sangre, semen, líquido preseminal, flujo vaginal y leche materna. El líquido cefalorraquídeo que rodea el encéfalo y la médula espinal, el líquido sinovial de las articulaciones y el líquido amniótico que rodea al feto son otros líquidos capaces de transmitir el VIH. Saliva, lágrimas y orina no contienen suficiente VIH para transmitirlo.
La transmisión sexual es la vía de transmisión más frecuente, y el consumo de drogas mediante inyecciones es la segunda más prevalente.
La infección en la mayoría de las personas se debe al VIH-1, que, a no ser que se especifique lo contrario, es el tipo descrito en este capítulo.
El VIH-1 muta rápidamente y se ha distribuido de forma asimétrica por todo el mundo en distintas cepas, subtipos y grupos.
El VIH-2, aislado por primera vez en África occidental, se transmite con menor facilidad, y el tiempo entre infección y enfermedad es más largo.
TRATAMIENTO MEDICO-NUTRICIONAL
Para las personas que viven con el VIH, una ingesta nutricional adecuada y equilibrada es esencial para mantener un sistema inmunitario sano y prolongar la vida. Se ha documentado que niños y adultos con VIH tienen menos masa grasa.
Una nutrición adecuada puede ayudar a mantener la masa muscular, reducir la gravedad de los síntomas asociados al VIH, mejorar la calidad de vida, y facilitar el cumplimiento y la eficacia del Tratamiento Antirretroviral.
Por tanto, el tratamiento nutricional médico es esencial en el abordaje eficaz del VIH.
Una dieta adecuada puede ayudar al paciente a controlar muchos de los requerimientos necesarios para los fármacos, minimizar efectos adversos y abordar problemas nutricionales.
Todas las personas con infección por VIH deberían realizarse una valoración nutricional basal cuando se establezca el diagnóstico de VIH.
INTERACCIÓN FARMACO-NUTRIMENTO EN VIH/SIDA
La interacción entre los fármacos antirretrovirales usados en el VIH y los alimentos, es que en la absorción la presencia de alimentos en general aumenta la biodisponibilidad oral y disminuye la variabilidad farmacocinetica, especialmente de los inhibidores de la proteasa (saquinavir, atazanavir y darunavis), por tanto se recomienda tomarlos con las comidas.
Otra interacción significativa es a nivel de la glucoproteina que es un transportador presente en las celulas intestinales implicado en la eliminación de algunos fármacos durante la absorción intestinal.
La terapia antirretroviral tiene muchos efectos secundarios, algunos de estos repercuten en la ingesta alimentaria ya que afectan al sistema gastrointestinal (con nauseas, diarreas, ulceras orales, perdida del sentido del gusto, perdida del apetito, perdida de sensación en la boca) y por tanto pueden comprometer el estado nutricional del paciente. Además estos fármacos tienen otros efectos secundarios mas graves como son: hepatotoxicidad con esteatosis y perdida funcional que puede llevar a acidosis láctica grave, hiperglicemia, hiperlipidemia y lipodistrofia.
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