Estudios De La Mente
Markreason30 de Octubre de 2014
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LA CAPACIDAD CEREBRAL Y ESTUDIOS RECIENTES
Nuestro cerebro es capaz de adaptarse al medio por sí mismo, generando nuevas conexiones e incluso nuevas neuronas en ciertas áreas del cerebro. Pero, ¿podemos entrenar activamente nuestro cerebro?
La respuesta, sustentada en numerosas investigaciones, es un sí rotundo. De una forma no muy diferente a como haríamos con nuestro cuerpo, el cerebro puede ser entrenado y sus habilidades pueden mejorar cada día. Si lo sometemos al adecuado entrenamiento podemos propiciar esta plasticidad cerebral, mejorando nuestras habilidades cognitivas e incluso previniendo enfermedades neurodegenerativas o el simple deterioro por el envejecimiento.
Deterioro cognitivo
En el envejecimiento normal se presenta un declive de las funciones cognitivas, específicamente en memoria, atención y velocidad del procesamiento de la información (VPI). Este deterioro cognitivo depende tanto de factores fisiológicos como ambientales y está sujeto a una gran variabilidad interindividual.
Estudios científicos
Memoria
En diversos estudios científicos se ha visto reflejado cómo el entrenamiento cognitivo puede ser beneficioso. Por ejemplo, Valencia et al. (2008) exponen que se han realizado numerosos estudios en los que se han demostrado efectos positivos para compensar el deterioro cognitivo con programas de entrenamiento cognitivo, ya sean generales o específicos para funciones como la memoria. Estos programas aplicados a adultos sanos tienen efectos benéficos a corto y medio plazo en la memoria objetiva, la atención, el razonamiento inductivo, la VPI y la función ejecutiva.
Otros autores han encontrado una estrecha relación entre las actividades de tiempo libre (viajar, tejer, cocinar, trabajar en casa, entre otras) con una reducción del riesgo de sufrir enfermedad de Alzheimer, así como efectos favorables de la actividad física en la memoria de trabajo, la planeación y la coordinación motora. Sin embargo, muchos estudios no han encontrado estos efectos en la cognición al aplicar sólo un entrenamiento psicomotor (o físico). Pese a ello, la mayoría coinciden en formular que toda una vida de entrenamiento cognitivo, participación en actividades de tiempo libre, actividad física y profesional tiene un efecto importante para retrasar la aparición de los efectos nocivos del envejecimiento. Gracias a estos estudios, Valencia et al. (2008) recomiendan emplear programas de entrenamiento físico y cognitivo de forma temprana para evitar o retrasar el deterioro cognitivo asociado con la edad y/o prevenir, además, el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
Atención en la memoria de trabajo
Según el estudio de Moreno & Lópera (2009), el desempeño del Sistema Atencional Supervisor (SAS) puede verse afectado negativamente durante el envejecimiento, dando lugar a la aparición de una capacidad deficiente del sujeto para atender selectivamente a un estímulo y para inhibir estímulos irrelevantes, con un aumento en el nivel de distracción y deficiencia en la focalización cognitiva prolongada y en la atención dividida.
La severidad de dichas deficiencias durante el envejecimiento normal se relaciona con diferencias individuales, como la escolaridad, el nivel de actividad y algunos factores genéticos. Estos cambios en la atención, junto con la disminución en la velocidad de procesamiento de información (VPI), podrían constituir la causa directa de los olvidos cotidianos que informan los adultos mayores, con un relativo malestar e interferencia en las actividades diarias.
Los participantes fueron entrenados en varias funciones, entre ellas la atención, obteniéndose una mejoría significativa en los procesos cognitivos entrenados y en el estado funcional de los sujetos. Así mismo, un programa de estimulación combinado de entrenamiento
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