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Evolución Y Cultura: Los Orígenes De La Diversidad Cultural Humana


Enviado por   •  8 de Febrero de 2014  •  1.370 Palabras (6 Páginas)  •  706 Visitas

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La cultura, para una buena parte de la tradición antropológica, está constituida por el conjunto de ideas, destrezas, valores, creencias, lenguajes y actitudes susceptible de ser adquirido mediante imitación, enseñanza y otras formas de aprendizaje social indirecto como, por ejemplo, la facilitación social de la atención hacia determinadas acciones u objetos. La cultura es información que se transmite y que condiciona la conducta que desarrollan los individuos. Podría decirse que el rasgo que mejor define la naturaleza humana, aquello que verdaderamente nos hace humanos, es su enorme capacidad para la cultura. Pero, ¿es esta capacidad exclusiva de nuestra especie? Algunos estudiosos consideran que la mayor parte de las características de la cultura son compartidas, al menos en lo básico, por nuestros parientes más próximos, mientras que otros muchos piensan que la aparición de un ingrediente específico –la inteligencia, el lenguaje o el pensamiento simbólico– actuó como un auténtico Rubicón desencadenante de la aparición de la cultura. La evidencia disponible en los últimos años indica que hay diferentes grados de aptitud para la cultura en los distintos órdenes de mamíferos y que la máxima expresión se ha alcanzado en primates. Por ello, el debate sobre cuántas especies poseen cultura o si ésta es una propiedad única de los humanos, ha dejado paso al estudio de cuáles son los antecedentes en la escala biológica de las distintas habilidades cognitivas responsables de lo que denominamos cultura. No obstante, y a pesar de que cuanto más se estudia a los primates más parecido les encontramos con nuestra especie, se mantiene la incógnita sobre qué rasgo o rasgos son responsables de las innegables diferencias en los niveles de complejidad que alcanza la cultura humana y, por ejemplo, la chimpancé. La respuesta surge, como analizaremos a lo largo de este comentario, de la exclusiva capacidad humana para la transmisión cultural acumulativa. El aprendizaje social ha permitido a los humanos hacer acopio de información a través de muchas generaciones, dando lugar a la formación de sofisticadas instituciones sociales y complicadas herramientas tecnológicas. Puesto que la evolución cultural ha sido y es mucho más rápida que la genética, las poblaciones humanas se han adaptado a cada ambiente concreto mediante estrategias culturales antes que biológicas.

EL ENFOQUE DARWINIANO DE LA CULTURA

Cultura y biología están inevitablemente unidas en los seres humanos. Por una parte, la arquitectura neuronal y las capacidades cognitivas que permiten los procesos culturales son producto de la evolución que, al tiempo, condicionan el propio desarrollo cultural, ya que influyen en la génesis de nuestras percepciones, valores primarios y sentimientos que moldean la cultura. Por otra, la cultura modifica el ambiente en que nos desenvolvemos los seres humanos y, por ello, determina en cierta medida la acción futura de la selección natural. Esta interacción entre genes y cultura ha provocado que en los últimos años hayan surgido varios intentos de aplicar una perspectiva darwiniana al estudio del devenir cultural humano, con la esperanza de comprender cuáles han sido los factores claves de la transformación de Homo sapiens en la especie cultural por excelencia y cuáles los que moldean la propia evolución de la cultura. Así, por ejemplo, los ecólogos del comportamiento defienden la tesis de que los seres humanos se comportan como actores racionales que tienden a maximizar su eficacia biológica, de manera que la cultura que producen les permite adaptarse al ambiente concreto en que viven. Consideran, por tanto, que las diferencias culturales entre poblaciones obedecen principalmente a causas de origen ambiental. Por otra parte, desde una perspectiva diferente, los psicólogos evolucionistas defienden la existencia de una naturaleza humana común que, aunque adaptada a un modo de vida muy diferente del actual –el característico de las sociedades cazadoras recolectoras de nuestros antepasados–, conforma las distintas culturas de nuestra especie.

Estos intentos no toman en consideración un elemento imprescindible en el análisis de los procesos culturales: el hecho de que la cultura funciona como un sistema de herencia, que interacciona con el genético y que, al igual que éste, posee propiedades darwinianas que condicionan la transmisión de variantes. El ecólogo

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