GENERALIDADES DEL BRAILLE
aNiLu2010Trabajo28 de Mayo de 2013
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INTRODUCCIÓN
El siguiente trabajo tiene como objetivo comprender la importancia del uso y aprendizaje del método braille en la vida cotidiana, para lo cual es necesario realizar un recorrido por los distintos lugares por los cuales ha tenido que desenvolverse el Braille hasta lo que es ahora este método, con el fin de conocer un poco más acerca de su origen evolución hasta su aplicación e importancia hasta el día de hoy.
Posteriormente, analizaremos el alfabeto en Braille así como su lectura y escritura, para tener un poco más de noción en cuanto a este método tan importante ya que aunque no se le ha tomado la debida importancia en las diferentes instancias y en la cultura general de toda persona es de suma importancia para poder integrar a ciegos como débiles visuales a la sociedad y que haya una mejor comunicación entre la sociedad.
A continuación, realizaremos una apreciación más profunda acerca del método Braille y hacer una conclusión acerca de su importancia.
GENERALIDADES DEL BRAILLE
ANTECEDENTES
LUIS BRAILE Y SU SISTEMA
El sistema Braille se compone de sesenta y tres signos. Para facilitar la descripción de los signos por separado, se han enumerado convencionalmente los puntos; los de la columna de la izquierda se numeran 1-2-3, de arriba abajo, y los de la mano derecha, 4-5-6. La letra “A” es el punto 1; “B”, los puntos 1-2, “C” los puntos 1-4, y así sucesivamente.
Las diez primeras letras están formadas por los cuatro puntos de arriba, las diez siguientes comprenden las diez primeras, repetidas, más el punto 3; sigue una simetría parecida la división de los sesenta y tres signos, hasta llegar a formar siete grupos de signos.
En el Braille latino, el alfabeto abarca veintiséis de los signos, diez de los cuales sirven internacionalmente como signos de puntuación, mientras que los veintisiete restantes se usan diversamente, para satisfacer las necesidades especiales de cada lengua determinada, o para las abreviaturas.
Los números se hallan representados por las diez primeras letras precedidas de un signo numeral.
Para cierto número de lenguas se han establecido dos “grados” de Braille. En el primer grado, todas las palabras se escriben letra por letra, como en la escritura visual. El Grado 2 es la forma de uso diario para fines generales: revistas de Braille, libros y escritura de cartas.
Comprende un número más o menos grande de signos abreviados, para la expresión de conjunciones, preposiciones, pronombres, prefijos, sufijos, repitiéndose con frecuencia grupos de letras y palabras corrientes. Su próposito principal consiste en reducir-el volumen de los libros de Braille, lo cual supone una economía en los gastos de producción (siempre elevados), así como de espacio
para su almacenamiento y para los gastos de distribución. Al mismo tiempo ahorra al braillista algunos esfuerzos en la lectura y la escritura.
Algunas lenguas han establecido sistemas muy abreviados, que suelen considerarse como el Braille “Grado 3”, en el cual los textos originales completos son apenas reconocibles, constituyendo casi una especie de taquigrafía, demasiado complicada para los lectores que no reúnan tres condiciones: amplio dominio del idioma, buena memoria y un sentido del tacto muy desarrollado.
El tacto es realmente un factor de suma importancia para determinar la amplitud del uso del Braille. Los lectores se dividen, según sus capacidades,
en grupos muy determinados, desde aquellos en quienes-como ocurre con los niños de las escuelas para ciegos-, el Braille viene a convertirse en algo así como una segunda naturaleza hasta los que, por haber perdido la vista en edad adulta, tienen que pasar del método de lectura visual al táctil. Estos últimos son invariablemente lectores lentos, siendo los de más edad los que mayores dificultades encuentran para dominar el Braille.
Los métodos de taquigrafía Braille comercial son utilizados en la mayor parte de las lenguas europeas ya que la estenografía y la mecanografía constituyen una de las ocupaciones más generalizadas entre los ciegos. Las tendencias de los
últimos años, principalmente en Alemania y Bélgica, se orientan hacia sistemas taquigráficos que emplean’ un séptimo y octavo punto, a fin de aumentar el número de signos y la rapidez en la transcripción de la locución verbal.
Desde el comienzo, Luis Braille aplicó su sistema a la notación musical. Otros países adoptaron su transcripción, pero gradualmente fueron surgiendo diferencias. Una conferencia internacional celebrada en París en 1929 bajo los auspicios de la American Foundation for Overseas Blind, llegó a un acuerdo general sobre una transcripción uniforme. Sin embargo, persisten todavía ciertas
divergencias de presentación, y algunos países han mostrado el deseo de que se realice otro intento encaminado a restaurar y extender la unificación en el campo musical en todas las partes del mundo.
El Braille se aplica a otros diversos fines prácticos: para expresar signos matemáticos y símbolos químicos, marcar las esferas de los relojes, los metros, calibres, termómetros y naipes, adaptándose también para el trazado de mapas geográficos y planos de ciudades y edificios.
El procedimiento de impresión del Braille resulta caro, encargándose casi totalmente de su ejecución organizaciones privadas, a menudo con ayuda de subsidios del Estado. Los textos Braille se estereotipan sobre planchas de un metal blando, a mano o por medio de máquinas. Estas planchas se colocan sobre una prensa plana o rotativa que repuja los puntos en un papel grueso y fuerte, impresión de los puntos y evitar que se taladre el papel.
METODOS DE LECTURA TACTILES ANTERIORES AL BRAILLE
No fue el Braille el primero ni el único método de lectura táctil. El gran deseo de los ciegos de hallar acceso a la literatura, y el de sus amigos videntes de abrirles las puertas de ese dominio, llevó a experimentar distintos medios. Aún después de la invención del Braille se idearon y emplearon otras formas de signos en relieve: unos, empleando líneas y puntos, y otros en forma de mayúsculas latinas y simplificadas.
En una conferencia internacional sobre la previsión social para los ciegos, celebrada en El Cairo en 1911, uno de los delegados, el Dr. Eloui Pasha, hizo una exposición acerca de los primeros esfuerzos característicos de esta naturaleza. Tuvo conocimiento, por documentos encontrados en una biblioteca de Estambul, de un distinguido profesor árabe ciego llamado Zain-Din Al Amidi, de la Universidad de Moustansiryeh, Irak, quien, en el siglo XIV, inventó un método por medio del cual identificaba sus libros y resumía ciertas informaciones.
Aunque Zain-Din Al Amidi perdió la vista poco después de nacer, llevó una vida estudiosa, interesándose particularmente por la jurisprudencia y las lenguas extranjeras, en especial el turco, el persa y el griego. En su gran biblioteca sabía el sitio correspondiente a cada libro, y al recibir una solicitud de información podía encontrar exactamente, sin ayuda ajena, el volumen buscado. Sabía el precio de cada libro, porque para cada uno de ellos tomaba un trozo de papel fino y lo enrollaba fuertemente entre los dedos, doblando la espiral en los contornos de los caracteres arábicos, para saber así el precio pagado. Los engomaba en la parte interior de la cubierta, formando en torno a ésta un marco con un papel de igual grosor, para evitar que los caracteres repujados se aplastaran, conservándolos así indefinidamente.
La narración de otros esfuerzos realizados para la creación de alfabetos para ciegos figura en el libro del Dr. Harry Best, The Blind, publicado en los Estados Unidos de América. “El primer intento de que se tiene noticia fue llevado a cabo, en 1517, por Francisco Lucas, de Zaragoza, España, quien ideó un juego de letras esculpidas sobre delgadas tablillas de madera.
Esta idea llegó a Italia hacia 1575, siendo mejorada por Rampansetto, de Roma, quien empleaba bloques mayores recortados en vez de repujados. Ambos sistemas fracasaron por la dificultad que ofrecía su lectura. En 1651, Jorge Harsdorffer, de Nuremberg, resucitó el método clásico de una tablilla recubierta de cera, sobre la cual podían escribirse las letras empleando un estilete. Hacia 1676, el Padre Terzi ideó una especie de código cifrado que se basaba en un sistema de puntos encerrados dentro de una X cuadrada y otras figuras y también una combinación de nudos hechos en cuerdas. Se dice que Jacques Bernouilli empleó este sistema, así como tablillas talladas, para enseñar a leer a un niño ciego, en Ginebra, en 1711.
“En 1640, Pierre Moreau, notario de París, había creado un sistema de letras de plomo móviles, repujadas y aproximadamente en la misma época Scholberger y, un siglo más tarde, Le Notre du Puisseau, que vivía cerca de París, se sirvieron
Letras de metal fundido. Estos sistemas ofrecía dos defectos principales: las letras resultaban Ásperas al tacto, y eran difíciles de descifrar. “Se emplearon otros sistemas. Por ejemplo, María Theresa von Paradis, que tanto hizo para
Alentar a Haüy, fué instruida por medio de alfileres clavados sobre cojines. En sus Leffres sur les Aueugles, Diderot cita a una mujer ciega, Mlle de Salignac, nacida en 1741, que había aprendido a leer por medio de letras recortadas en papel. “Cuando Valentín Haüy fundó su escuela en París, en 1784, su alumno Lesuer descubrió accidentalmente que podía percibir los contornos de una “0” que había sido impresa fuertemente en una hoja de papel. Haüy se dedicó inmediatamente a repujar libros, haciendo experimentos con ciertos
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