Globalizacion, Ambiente Y Sustentabilidad Del Sedarrollo
carlosleongomez13 de Mayo de 2013
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GLOBALIZACION, AMBIENTE Y SUSTENTABILIDAD
DEL DESARROLLO
Crisis ambiental y el principio de su sustentabilidad
Este principio emerge de el contexto de la globalización como la marca de un limite el signo que reorienta el proceso civilizatorio de la humanidad. La crisis ambiental vino a cuestionar la racionalidad y los paradigmas teóricos que han pulsado y legitimado el crecimiento económico, negado a la naturaleza.
Emergencia del ambiente y el discurso de la sustentabilidad
Este discurso fue oficializado y difundido en 1992 en Rio de Janeiro, pero la conciencia ambiental surge en los años sesenta.
En la percepción de esta crisis ecológica, se fue configurando un concepto de ambiente como una nueva visión de desarrollo humano. Pero la degradación ambiental que se manifiesta como síntoma de una crisis de civilización, marcada por el modelo de modernidad regido bajo el predominio del desarrollo de la razón tecnológica por encima de la organización de la naturaleza.
También podemos ver que las estrategias de apropiación de los recursos naturales en el proceso de globalización económica han transferido así sus efectos al campo teórico e ideológico. El ambiente fue quedando atrapado en las mallas del poder del discurso del crecimiento sostenible. Por lo anterior el Secretario General de las Naciones Unidas, en 1984 constituyó la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo para evaluar los avances de los procesos de degradación ambiental y la eficacia de las políticas ambientales para enfrentarlos.
El discurso de la “sostenibilidad” lleva así a propugnar por un crecimiento sostenido, sin una justificación rigurosa sobre la capacidad del sistema económico para internalizar las condiciones ecológicas y sociales (de sustentabilidad, equidad, justicia y democracia) de este proceso. Sin embargo, el discurso de la sostenibilidad ha llegado a afirmar el propósito y la posibilidad de lograr un crecimiento económico sostenible a través de los mecanismos del mercado, sin justificar su capacidad de internalizar las condiciones de sustentabilidad ecológica ni de resolver la traducción de los diversos procesos que constituyen el ambiente (tiempos ecológicos de productividad y regeneración de la naturaleza, valores culturales y humanos, criterios cualitativos que definen la calidad de vida) en valores y mediciones del mercado.
El discurso del desarrollo sostenible va engullendo al ambiente como concepto
que orienta la construcción de una nueva racionalidad social. La estrategia discursiva de la globalización genera una metástasis del pensamiento crítico, disolviendo la contradicción, la oposición y la alteridad, la diferencia y la alternativa, para ofrecernos en sus excrementos retóricos una re-visión del mundo como expresión del capital. La realidad ya no sólo es refuncionalizada
para reintegrar las externalidades de una racionalidad económica que la rechaza. Más allá de la posible valorización y reintegración del ambiente, éste es recodificado como elementos del capital globalizado y de la ecología generalizada. El discurso se inscribe así en una “política de la representación” (Escobar, 1995), que simplifica la complejidad de los procesos naturales y destruye las identidades culturales para asimilarlas a una lógica, a una razón, a una estrategia de poder para la apropiación de la naturaleza como medio de producción y fuente de riqueza.
En este sentido, la emergencia del ambiente se enfrenta a las estrategias fatales de la globalización. El principio de sustentabilidad se manifiesta como una marca de la fractura de la razón modernizadora y como una condición para construir una nueva racionalidad productiva fundada en el potencial ecológico y en nuevos sentidos civilizatorios a partir de la diversidad cultural del género humano.
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