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Hare Krishna En El Cauca, Colombia


Enviado por   •  4 de Junio de 2015  •  1.734 Palabras (7 Páginas)  •  1.180 Visitas

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Una breve etnografía sobre el movimiento Hare Krishna en Popayán

por Alejandro Montero Piedrahita

En una pequeña ciudad como Popayán, el etnocentrismo muy comúnmente nos amarra a entender de una sola forma toda la realidad, y se estigmatiza de manera consciente o inconsciente al que se atreve a tomar un estilo diferente de vida. La visita a los Hare Krishna es una de esas experiencias para ahondar en ese conocimiento de la multiculturalidad, la pluralidad, el reconocimiento del otro. Desprenderse de los juicios de valor y ser objetivos para poder comprender realmente su visión del mundo.

A tan solo diez minutos de la urbe por la vía panamericana en dirección norte, encontramos una variante paisajística que llama la atención. El centro espiritual y ritual de un movimiento religioso denominado Hare Krishna. “Los Hare Krishna” como han sido denominados coloquialmente en occidente, pertenecen a una rama del krishnaísmo, un brazo del Hinduismo que tiene a Krishna, octava reencarnación de Visnú, como máxima deidad, son practicantes del Bhakti Yoga, una práctica espiritual que se basa en el cultivo del amor y la devoción hacia Dios.

Hacer la acotación de los términos que emplearé en este texto descriptivo. Me referiré a la deidad que adora esta comunidad con las palabras “Dios” y “Krishna”, que ellos consideran la principal manifestación de lo divino. Y a la comunidad estudiada con “Hare Krishna” que es el nombre por el que comúnmente se les conoce, que no es necesariamente el nombre de su religión/organización.

Primer contacto

A nuestra llegada, nos recibe Kapila, a primera impresión –es el de mayor edad en el grupo- parece ser una clase de guía para los demás, le indica a otros dos miembros más jóvenes alistar nuestra recepción. Kapila se queda en la puerta de la casa y nos recibe amistosamente, saludando a cada uno de nosotros con una reverencia y recitando el particular mantra de esta comunidad: Hare Krishna. Continuamos a la casa, en la antesala de la casa nos espera la primera costumbre ajena a nuestro vivir etic; debemos dejar los zapatos para poder acceder a la parte interior de lo que ellos llaman “templo”.

Una vez adentro, hago una rápida observación. Techo bajo, piso de madera, paredes de un color azul suave que resulta muy tranquilizador, ventanas grandes y anchas, diversos retratos de las principales deidades hindúes, un televisor en el que parecen colocar la música tradicional hindú, y lo que más llama la atención, dos altares principales, uno, con la imagen de Bhaktivedanta, quien trajo el veda a occidente en 1965, el otro, con dos figuras de las anteriores reencarnaciones de Krishna; a su lado, retratos de algunos profetas y grandes figuras de las cultura hindú, de las que únicamente distingo a Gandhi.

Lo primero que hacen tras nuestra llegada, es un ritual en el que involucran velas, cantos, y el uso de diversas esencias que esparcen sobre nosotros, cantan y recitan oraciones tanto en sánscrito como en español, nos hacen repetir algunas de ellas, acompañados por instrumentos como tambores, crótalos (platillos pequeños) e incluso una caracola para tocar al principio y al final de la ceremonia. Nosotros, acogidos a la observación participante, repetimos los mantras que recita Kapila, por supuesto, nos hace aprender el mantra más básico de su movimiento, el Hare Krishna, que va así:

hare krishná, hare krishná,

krishná krishná, hare hare,

hare rama, hare rama,

rama rama, hare hare.

Terminado el ritual de adoración, -Kapila nos aclara que lo retrasaron para ejecutarlo en nuestra presencia- se da inicio a una larga cátedra, que él llama “conferencia” y dice practicarla a diario con los devotos y también con los visitantes.

Entrevista y visión del mundo

Kapila comienza a hablar de las creencias básicas del Hare Krishna y sus conceptos fundamentales, llama la atención el hecho de que afirma que hay que abandonar las religiones, ya que estas son nocivas, el Hare Krishna es una ciencia, afirmaba el guía espiritual.

Una de las palabras más comunes en el discurso Krishna es la presencia de la ignorancia, que es identificada sobre todo con la debilidad del cuerpo, el caer en las impurezas de los órganos, que son materiales, y ensuciar el alma, que es etérea.

La antítesis de la ignorancia es la antorcha del conocimiento, que viene a ser el vínculo con la divinidad, por medio del respeto a cuatro reglas básicas: Un modelo sumamente estricto de vegetarianismo, que también incluye el no consumo de ajo y cebolla, hongos y la mayoría de productos procesados. Se justifica esta práctica con la metáfora de los “sepulcros blanqueados”, -nosotros- los que hablan de paz pero interiormente tenemos el producto de la violencia, la muerte de otros seres; además, el vegetarianismo ayuda a limpiar el cuerpo y a ganar “sutileza”, lo que permite el contacto con Dios. El segundo principio es la prohibición del sexo con fines no reproductivos, ya que es “el asesinato de la semilla humana”, y resulta un acto impuro. Los dos principios regulativos restantes, corresponden a la prohibición de los juegos de azar y cualquier tipo de vicio (drogas, alcohol, café, etc), ya que ramifican la inteligencia que debe ser puesta al servicio

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