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INTRODUCCION A LA FARMACIA

Dane-pe12-45Informe12 de Marzo de 2019

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[pic 1]                                          UNIMET

                                                   UNIVERSIDAD METROPOLITANA

SEDE MASAYA

I.- INFORMACIÓN GENERAL

Año académico: ___I____  Cuatrimestre: ____I____  Clase No. ___1_____

Carrera: ___QUIMICA Y FARMACIA____  

Asignatura: ____INTRODUCCION  A LA FARMACIA___________

Unidad: __I____  Tema de la Clase: _TEORICA_______

Docente: __LIC. MARIA DE LOS ANGELES RUIZ____  Fecha: ___16 FEBRERO 2019______

II.- OBJETIVO DE LA CLASE

__ Estudiar la evolución y desarrollo de las ciencias farmacéuticas desde sus inicios desde sus perspectivas relevantes y conceptualización de la misma____.

III.- CONTENIDO DE LA CLASE

a.- __ Conceptos Básicos____ b.- __Antecedentes___

c.- __Situación Actual  ___  d.- _Evolución Histórica____

IV.- EVALUACIÓN DE LAS ACTIVIDADES INTER CLASE  (Actividades dejadas al estudiante y aclaraciones del docente):

_____________________________________________ ______.

V.- CONTENIDO A DESARROLLAR

_____________ _____________________________________________.

VI.- METODOLOGÍA A UTILIZAR Y EQUIPAMIENTO  Y DIDÁCTICO

__Folletos, Pizarra_____________________

VI.- EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE

__Evaluacion de 15pts_____ ________

VII.- ORIENTACIONES PARA LA PRÓXIMA CLASE (TRABAJO INDEPENDIENTE)

_______Investigación de los Alcances que ha tenido la Farmacia__________

DESARROLLO

RESEÑA HISTORICA

El inicio de la farmacia y la medicina sin duda fue el mismo y de la mano han seguido hasta hoy. No se sabe quién se convirtió en el primer brujo, chamán, hechicero, curandero o similar, ya que las primeras personas dedicadas a tratar los problemas de salud de sus semejantes recibían ese nombre. Sus funciones sanadoras aglutinaban especialidades diversas que iban desde la preparación de curas o la cirugía más salvaje hasta danzas variadas para ahuyentar a los malos espíritus. Con el tiempo, estas “especialidades” se fueron separando, pero en muchos casos, y durante muchos siglos, médico y farmacéutico fueron una misma cosa.

Ya en la Edad Antigua conviene destacar los esfuerzos que nuestros compañeros sanitarios de la época realizaron en el seno de civilizaciones tan importantes como la surgida en India, que desarrolló la medicina Ayurveda nueve siglos antes de nuestra era y que hoy día sigue utilizándose. Utilizaban medicamentos como la coloquíntida o el cannabis, que eran elaborados y guardados exclusivamente por individuos pertenecientes a la casta de los brahmanes.  El libro Susruta samjitá data del  siglo VI a. C. y describe remedios vegetales (¡700 plantas!), animales y minerales  para su uso medicinal, algo impresionante si tenemos en cuenta que la primera farmacopea occidental no aparece hasta el Renacimiento.

En Egipto contaron con su propio dios-farmacéutico: Anubis. Según la mitología egipcia la diosa Isis cultivaba plantas medicinales y transmitió a sus hijos, los dioses Horus y Anubis, sus inquietudes y conocimientos, convirtiéndose ambos en los proveedores de medicamentos del resto. Su trabajo era supervisado por Thot, dios de la sabiduría, escritura, música…y creador de la medicina, también llamado, lo que son las cosas,Pha-ar-maki. La medicina y la farmacia se enseñaban a los sacerdotes en las “casas de vida” de los templos. Allí, en las llamadas Asi-t, los sacerdotes denominados urma preparaban y almacenaban los medicamentos.

En Grecia se tomaron el tema farmacéutico bastante más en serio, al menos en el ámbito de la mitología. La ciencia griega bebía de la egipcia y la babilónica, pero también lo hizo de sus creencias. Idearon un compendio de deidades para casi todo, incluyendo por supuesto la salud. Así, encontramos a Hecate o Pharmakis, diosa de la magia y experta en plantas medicinales, Apolo y Artemis, con poderes curativos, Asclepios/Esculapio, hijo de Apolo y dios médico por excelencia que transmitió sus saberes a sus hijas, destacando Hygea, personificación de la salud y la higiene y Panacea, asociada con los remedios infalibles. Por cierto, la copa y la serpiente que usamos como símbolo de nuestra profesión tiene su origen en Hygea. Para Hipócrates, las enfermedades son causadas por un desequilibrio entre los cuatro humores del cuerpo (bilis, atrabilis o bilis negra, sangre y flema) y los medicamentos debían restablecer dicho equilibrio. Aparece personal especializado en la preparación de medicamentos como los pharmacópolas, que comercializaban plantas medicinales, los rizótomos, que las recolectaban y asclépides, que suministraban remedios en los asclepiones de los templos a los médicos. En los alipterion de los gimnasios los medicamentos eran preparados y dispensados por el gimnasiarca. He aquí la primera farmacia del mundo accidental.

Roma continuó la senda marcada por los griegos y llevó la cultura clásica a su máximo esplendor. Médico y farmacéutico seguía siendo lo mismo. Dioscórides escribe Materia Médica, Andrómaco lleva a la fama su Triaca Magna y Galeno, que creía que los medicamentos debían producir un efecto contrario al síntoma de la enfermedad, los prepara él mismo en su gabinete.

En la Edad Media el retroceso en las ciencias y las artes fue brutal. El culto a lo divino como herramienta de curación siguió vigente con el cristianismo, destacando santos como S. Cosme (cirujano) y S. Damián (médico-farmacéutico), habitualmente representados juntos y patronos de la medicina y la farmacia. Sin duda, la máxima expresión de la relación salud-divinidad se dio en esta época. Había casi tantos “santos-medicamento” a los que rezar como enfermedades, y si eras un privilegiado hasta podías hacerte con una reliquia de alguno de ellos, un remedio infalible. Se siguieron utilizando las antiguas teorías médicas de griegos y romanos, ya que eran considerados el summum de la civilización occidental, siendo Bizancio donde más esplendor alcanzó.

Los reductos culturales por antonomasia fueron los monasterios y conventos. En estas plazas fuertes del saber se mantuvieron vivas las artes heredadas de Grecia y Roma. Muchas órdenes religiosas tenían en sus recintos boticas, las primeras del S. IX, normalmente asociadas a hospitales, en las que los monjes boticarios preparaban medicamentos y cultivaban plantas medicinales en el huerto anexo.

Sin duda, los únicos que se salvaban en Europa de la siega cultural que supuso la caída del Imperio Romano, fueron los musulmanes asentados en el sur del continente desde el año 711. Se mostraron abiertos a las teorías científicas tanto de la antigüedad como del momento sin importar su procedencia. Las desarrollaron y mejoraron alcanzando cotas del saber nunca vistas en Europa hasta el Renacimiento gracias a personajes como Avicena. Se crearon los grabadines, códigos que describían la correcta elaboración de medicinas, las materias primas empleadas y las tarifas para los pacientes. Se escribieron numerosas obras sobre medicamentos, como la “Colección de medicamentos y elementos simples” de Ebn-Beitar, con más de mil referencias. Introdujeron en España, entre otras cosas, la famosa triaca, los albarelos y la destilación. Algunos autores consideran que los árabes fueron los que crearon la farmacia como profesión independiente (abrieron la primera en Bagdad).

Esta separación entre la profesión médica y la farmacéutica se hizo oficial en Europa en 1240 en virtud al documento firmado por Federico II de Alemania. Es la Carta Magna de la profesión e indicaba las normas que los farmacéuticos debían cumplir, regulaba la preparación de medicamentos y sus precios.

En el Renacimiento la cosa empieza a mejorar al evolucionar el pensamiento. Todo, salvo la religión, se empezó a cuestionar en el mundo de la ciencia. Un claro ejemplo lo encontramos en el suizo Paracelso, que ataca las teorías de intocables como Galeno. Implanta el concepto de yatroquimia, que defiende la química como terapia, dando un empujón crucial a la farmacia, hasta entonces basada casi en su totalidad en remedios vegetales.

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