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INVERSION MAGNETICA Y PALEOMAGNETISMO TERRESTRE


Enviado por   •  20 de Febrero de 2013  •  2.072 Palabras (9 Páginas)  •  594 Visitas

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El Paleomagnetismo se encarga de determinar las direcciones de las diversas componentes que pueda tener la imanación remanente de una roca, y que guardan estrecha relación tanto con los procesos geológicos a los que se ha visto sujeta desde su formación como con la paleodirección del campo geomagnético en los distintos momentos de su historia, debido a los diferentes cambios que presenta el campo magnético a través del tiempo, pues al formarse la roca , bien sea enfriándose a partir de un magma original o mediante sedimentación y posterior litificación, una roca puede adquirir una imanación remanente paralela a la del campo geomagnético, tal y como lo ve la roca en ese instante.

ABSTRACT

The Paleomagnetism is responsible for determining the addresses of the various components that may have residual magnetization of a rock, and closely related to both the geological processes that has been subjected since its formation as the geomagnetic field in paleodirectión the different moments of its history due to the different changes that presents the magnetic field through time, because when the rock formed either by cooling from an original magma or by subsequent sedimentation and lithification, a rock may acquire a magnetization remaining parallel to the geomagnetic field, as we see the rock at that time.

INTRODUCCION

El campo magnético terrestre está alineado a lo largo del eje de rotación y tiene una forma dipolar, similar a la de una barra imantada, con polos norte y sur. Este es el estado normal, pero ocasionalmente el campo magnético cambia sus polaridades, los polos magnéticos norte y sur se invierten, y el campo se dispone en forma opuesta.

La inversión magnética ha sido documentada tan atrás en el tiempo como desde 330 millones de años. Durante ese tiempo, más de 400 inversiones han tenido lugar, una cada 700.000 años en promedio. Sin embargo, el tiempo entre cada inversión no es constante, variando entre 100.000 años hasta decenas de millones de años. En los tiempos geológicos recientes, la inversión polar ha estado sucediendo en un promedio de 200.000 años, pero la última inversión polar sucedió hace 780.000 años atrás.

Esta información se de cierto tipo de rocas en las que la información sobre la dirección del campo magnético queda impresa. Cuando las rocas ígneas, que pueden formarse en el interior de la Tierra o en su superficie, se enfrían y solidifican adquieren una magnetización paralela al campo magnético del ambiente. Si la roca se enfría rápido, como lo hace un flujo de lava, adquiere un registro casi instantáneo del campo magnético. Las rocas que son de enfriamiento lento, como las que se forman en el interior de la Tierra, registran el campo magnético sobre un tiempo más prolongado que las anteriores.

Ocasionalmente, ciertas rocas pueden decirnos mucho más que la polaridad del campo magnético en el tiempo de su formación. Algunas veces, los flujos de lava ocurren bastante frecuentemente o la deposición sedimentaria es rápida, lo suficiente como para determinar el cambio en dirección e intensidad durante el proceso de inversión mismo.

Inversión magnética

Desde hace mucho tiempo los científicos saben que el polo magnético se mueve. James Ross localizó el polo por primera vez en 1831, en el ártico, luego en 1904, Roald Amundsen encontró el polo de nuevo y descubrió que se había movido al menos 50 km.

El polo siguió moviéndose durante el siglo XX en dirección norte a una velocidad de 10 km por año, acelerando últimamente hasta 40 km anuales lo que hace creer que a este ritmo abandonará Norte América en busca de Siberia en unas pocas décadas.

El campo magnético de la Tierra también está sufriendo otro tipo de cambios: las agujas de las brújulas en África, por ejemplo, oscilan casi un grado por década. Y globalmente el campo magnético se ha debilitado un 10% desde el siglo XIX; algunas veces el campo magnético se invierte por completo y el polo norte y el sur intercambian sus puestos. Semejantes inversiones, registradas en el magnetismo de antiguas rocas, son impredecibles. Vienen en intervalos irregulares, aproximadamente una vez cada 300.000 años; el último tuvo lugar hace 780.000 años.

En el núcleo de nuestro planeta existe una bola de hierro sólido, a una temperatura aproximadamente igual de caliente a la superficie del sol. Los investigadores lo llaman el "núcleo interno". Realmente es un mundo en el interior de otro mundo. El núcleo interior tiene un tamaño del 70% de la luna. Gira con período propio, que es de 0,2º grados de longitud por año más rápido que el de la superficie de la Tierra, y cuenta con su propio océano: una capa muy profunda de hierro líquido conocido como el "núcleo externo".

El campo magnético de la Tierra se origina en este océano de hierro, el cual es un fluido conductor de la electricidad en constante movimiento. Descansando sobre el caliente núcleo interior, el núcleo externo líquido se agita furioso como el agua sobre una sartén al fuego. El núcleo exterior sufre también huracanes y remolinos generados por las fuerzas de Coriolis producidas por la rotación terrestre. Estos complejos movimientos generan el magnetismo de nuestro planeta a través de un proceso llamado efecto dinamo.

El campo se incrementa o decrece en todo momento, sabemos esto por los registros paleo-magnéticos. El campo magnético terrestre actual es, de hecho, mucho mayor de lo normal. El momento dipolar, una medida de la intensidad del campo magnético, es ahora de 8 × 1022 amperios × m2. Eso es el doble de la media del último millón de años, que es de 4× 1022 amperios × m2.

El campo magnético crece y decrece, los polos se mueven, y ocasionalmente se alternan, el cambio es normal. La inversión tarda unos pocos miles de años en completarse y durante ese tiempo, contrario a la creencia popular, el campo magnético no desaparece, en realidad las líneas de fuerza magnética en las proximidades de la superficie terrestre se enroscan y se enmarañan y los polos magnéticos aparecen inesperadamente en lugares poco acostumbrados, el polo sur magnético podría emerger en África, por ejemplo, o el polo norte podría surgir en Tahití, En consecuencia Tahití sería un gran lugar para observar las auroras boreales. Pero aún así, sigue siendo un campo magnético planetario, y sigue protegiéndonos de la radiación espacial y de las tormentas solares.

Arriba: Modelos del campo magnético de la Tierra realizados con un supercomputador. El de la izquierda es un campo magnético dipolar normal, típico de los

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