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Joseph Lister


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2014  •  767 Palabras (4 Páginas)  •  249 Visitas

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Desde que se introdujo la anestesia en 1840, las cirugías de volvieron más comunes. Sin embargo, la gangrena hospitalaria , la erisipela, la piemia o el edema purulento causaba una alta mortalidad en los hospitales, de un 30 a un 50% de los enfermos, ingresados en la clínica quirúrgica de Glasgow. Entonces, Lister pensó que la infección de las heridas y la formación de pus eran equiparables a la putrefacción.

A comienzos de la década de 1860, lister había leído los trabajos de Pasteur sobre la pebrina de los gusanos de seda, la presencia de microorganismos en el aire, la fermentación y la putrefacción por el crecimiento anaeróbico de los microorganismos. En ellos se describían tres formas de eliminar a los microbios: la filtración, el calor, o los productos químicos. Por lo tanto sabía que las putrefacciones se debian a la llegada de gérmenes vivos hasta la materia putrefascible, y que ésta se conservaba inalterable si se mantenía fuera del contacto del aire o si éste llegaba filtrado. Trasladó estas nociones al terreno de la cirugía, especialmente a los casos de fracturas abiertas. Había observado que las fracturas simples curaban sin demasiados problemas mientras que las que eran abiertas o con heridas acababan normalmente con una supuración o infección. Pensó que el aire atmosférico era el responsable porque aportaba los gérmenes. Así que meditó en la forma de eliminarlos para el caso de tener que intervenir quirúrgicamente a los pacientes. La filtración estaba descartada. El calor podría ser utilizado con algunos materiales e instrumentos médicos, pero no podía usarse con los pacientes, así que desarrolló mediante calor la práctica quirúrgica de la asepsia y la antisepsia, mejorando notablemente la situación postoperatoria de los pacientes. Sólo quedaban los compuestos químicos. Probó la creosota, un líquido obtenido al destilar la hulla, que se utilizaba para evitar que se pudrieran las traviesas de las vías del tren. Pero ese producto no podía utilizarse sobre tejido humano ya que producía quemaduras. La creosota era en realidad una mezcla de diversos compuestos. En 1834 el químico Friedlieb Ferdinand Runge había destilado de la creosota una fracción líquida a temperatura ambiente que denominó ácido carbólico (ahora lo conocemos como fenol). Uno de los usos del carbólico era eliminar el hedor causado al tratar los campos a los que se había añadido estiércol como abono. Lister pensó que el efecto del carbólico era debido a que inhibía la putrefacción del estiércol, así que se le ocurrió que quizás el carbólico podría ser utilizado para evitar la putrefacción en las heridas. Usaba soluciones de fenol al 5% como antiséptico, para tratar el instrumental quirúrgico, los vendajes e incluso la piel de la zona que debía ser intervenida. Lister, también insistió en la importancia de la higiene de las manos del cirujano y desarrolló cubiertas estériles y gasas para

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