La Asignación de Recursos en Defensa
mariajosegarcesMonografía16 de Julio de 2011
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MAPA CONCEPTUAL GENERATIVO DE LA ASIGNATURA
UNIDAD ACADEMICA Nº 1
“La Asignación de Recursos en Defensa”
INTRODUCCION
En esta unidad se desarrollarán aspectos teóricos prácticos relacionados con la asignación de recursos escasos y su implicancia con el bienestar de la comunidad, discutiendo desde los principios económicos de la Economía del Bienestar, hasta localizar los efectos de la acción pública en los resultados medidos en crecimiento económico.
El eje temático principal se establece en la existencia de bienes que para los economistas se consideran públicos o privados, desde ese concepto se puede comenzar a leer el mapa conceptual de la unidad.
La idea de bienes públicos está implícita en la literatura económica desde Kunt Wicksell en adelante, pero contemporáneamente fue Paul Samuelson quien sistematizó la idea de bienes de consumo colectivo o bienes públicos y las consecuentes externalidades que se originan de su consumo; concepto que fue expuesto por Alfred Marshall y Arthur Cecil Pigou.
OBJETIVO GENERAL
Evaluar la asignación de los recursos en Defensa utilizando diferentes enfoques económicos
OBJETIVOS ESPECIFICOS
1. Discutir y explicar la importancia de los bienes públicos y privados suministrados por el estado a la comunidad.
2. Explicar diferentes sistemas y mecanismos utilizados para determinar el gasto e inversión pública.
3. Definir, identificar y explicar los diferentes tipos de externalidades que se presentan a nivel macro país y que también pasan por la defensa nacional.
4. Descubrir, discutir y explicar la relación del gasto e inversión en defensa con el crecimiento económico e ilustrar el modelo de oferta y demanda agregada.
DESARROLLO TEMATICO
1.1 Mapa Conceptual de la Unidad
1.2 Bienes públicos y bienes privados suministrados por el Estado.
Se dice que un bien público es aquel que produce efectos sobre quienes no han participado en la transacción. Es decir, aquellos que producen efectos para terceros o externalidades que no son susceptibles de internalizarse. En otros términos, aquellos bienes que se producen para todos o no se producen puesto que no se puede excluir a otros. Por ejemplo, un bien público sería un perfume agradable que usa una persona y que otros disfrutan, mientras que un bien privado sería el uso del teléfono que sólo beneficia al usuario. Asimismo, los bienes públicos tienen la característica de la no-rivalidad, lo cual significa que el bien no disminuye por el hecho de que lo consuma un número mayor de personas. En nuestro ejemplo, no se consume el perfume por el hecho de que un número mayor de personas aproveche el aroma. En consecuencia, los principios de no-exclusión y no-rivalidad caracterizan al bien público, lo cual, a su turno, significa que tienen lugar externalidades, es decir, como queda dicho, que gente se beneficia del bien sin haber contribuido a su financiación o también, en otros casos, gente que se perjudica asumiendo externalidades negativas o costos externos. Como ejemplo va el caso típico de la contaminación auditiva o la producida por monóxido de carbono.
En cualquier caso, se sostiene que los bienes públicos deben ser provistos por el gobierno, ya que de ese modo los beneficiarios de externalidades positivas financiarían el producto en cuestión vía los impuestos. En este mismo tono argumental se sostiene que si el gobierno no provee ese bien, el mercado no lo produciría o, si lo hiciera, sería a niveles sub-óptimos, puesto que los productores particulares tenderán a sacar partido de la externalidad. Del mismo modo, se ha sostenido que en caso de una externalidad negativa el gobierno debe compensar la acción del responsable.
En otros términos, el bien público constituye el argumento central del intervencionismo estatal, ya que en esta línea argumental, el gobierno produciría la cantidad óptima del bien en cuestión que sería financiado por todos a través de impuestos con lo cual se internalizaría la externalidad. Tal vez la expresión más clara al respecto de este tema ha sido señalada por quien dice que "Un estado es, ante todo, una organización que provee de bienes públicos a sus miembros, los ciudadanos".
Muchos de los bienes y servicios que proporciona el gobierno tienen características de bienes privados, como por ejemplo la telefonía, el correo en algunos casos, el transporte aéreo y marítimo entre otros, así como también muchas externalidades positivas no internalizables son proporcionadas por empresas privadas. Acciones privadas de este tipo encontramos en por ejemplo todos los libros que algunos autores y organizaciones colocan en Internet para su consulta gratuita.
Por otra parte, si se desea la internalización de la externalidad, ésta se llevará a cabo según sea el progreso tecnológico y en un contexto evolutivo tal cual ha ocurrido en el caso de la codificación de la televisión satelital. Respecto de la argumentación en cuanto a que los llamados bienes públicos deberían ser producidos por los gobiernos; se sostiene que si éstos se fabricaran en el mercado estarían, en el mejor de los casos, sub-producidos. Pero debe tenerse en cuenta que para aludir a la "sub-producción" debe hacerse referencia a un parámetro y a un punto de comparación. En este sentido, es de gran importancia recordar la precisión que realiza James M. Buchanan respecto del concepto de eficiencia: "Si no hay criterio objetivo para el uso de los recursos que puedan asignarse para la producción como un medio de verificar indirectamente la eficiencia del proceso, entonces, mientras el intercambio sea abierto y mientras se excluya la fuerza y el fraude, el acuerdo logrado, por definición, será calificado como eficiente" .
Dado que el proceso de mercado es la manifestación de millones de arreglos contractuales libres y voluntarios. Lo que desean las personas es lo que ponen de manifiesto a través de los pesos relativos que revelan en sus compras y abstenciones de comprar, por esto es que lo que desean hacer las personas con sus propiedades es, por definición, óptimo y lo sub-óptimo aparece en la medida en que las decisiones se apartan de esos requerimientos. Entonces, si existe coerción, la cantidad producida será necesariamente distinta de lo que hubiera elegido la gente si no se hubiera entrometido el gobierno.
Los bienes públicos se caracterizan entonces por ser originalmente producidos para que todos puedan usufructuar de ellos, sin restricciones ni condiciones, en este caso se esta aplicando el principio de no-exclusión. En alguna medida se puede realizar una discusión sobre el concepto “todos”, dado que en algunos casos el todos no incluye a todos, por ejemplo el Parque de la Florida en Bogotá lo pueden utilizar todos los que tienen carro o algo de dinero para pagar transporte.
¿Cuándo un bien es realmente publico si en realidad puede causar efectos no deseados sobre algunas personas?. Por ejemplo una loción aromatizante en un sitio público puede causar rinitis alérgica a algunas personas en particular. Estos males van más allá de una simple valoración subjetiva. Por otro lado algunos bienes privados, por ejemplo el jardín de mi casa, puede convertirse en un bien público, proporcionando externalidades positivas.
La idea de la imposibilidad de señalar cuáles son bienes públicos y privados nos lleva a otra discusión. En esta materia, la tradición define la externalidad como problema (o "falla de mercado") allí donde no es deseada. Es decir, el problema se suscitaría en los casos en que el emisor de externalidades positivas no desee que ésta se produzca o debido a que el receptor no desea recibir la externalidad negativa. En este contexto deberían considerarse inapropiados ejemplos como el del perfume, ya que podría conjeturarse que la externalidad positiva sería deseada por el emisor quien no quiere internalizarla, sin embargo, si se acepta la subjetividad del valor, por los motivos antes señalados ésta última conclusión respecto de bienes específicos no podría generalizarse. Por otra parte, el que la externalidad sea o no sea deseada no modifica la conclusión de que, dado el estado tecnológico del momento, resulta un despilfarro de recursos la exclusión de terceros, mala asignación que precisamente produce el gobierno al intervenir generando "la falla" que se pretendía eliminar. En otros términos, la mencionada no-internalización no constituye un defecto del mercado sino que, dadas las circunstancias imperantes, significa su optimización. Por tanto, la posición de externalidades no-internalizadas es superior en cuanto a la eficiencia respecto de la internalización forzosa de aquellas externalidades no deseadas.
En la práctica la cuestión se va presentado en términos de si aceptar o no la intervención del gobierno para controlar las externalidades consideradas perjudiciales para la población, en algunos casos se manifiesta que el sistema de mercado permite controlar dichas externalidades a través de impuestos y subsidios. No faltan los que consideran que un sistema planificado intervencionista puede corregir las distorsiones del mercado en una forma más eficiente.
Los argumentos van y vienen, los conceptos también, pero no se encuentra
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