La Criminalidad

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

MINISTERIO PÚBLICO DEL PODER POPULAR

PARA LA EDUCACION CULTURA Y DEPORTE.

DIPLOMADO NACIONAL EN CRIMINALISTICA

CIENCIA FORENSE Y DERECHO PENAL.

MATURIN_ ESTADO MONAGAS.

PSICOLOGIA CRIMINAL.

FACILITADORA: INTEGRANTES:

LUZ BELINDA NAVA. ANGIE FRANCO.

YERICA ALZOLAY.

FEDORA FERNANDEZ.

LISBETH MARCANO.

MOISES FERNANDEZ.

ERNESTO LICCIONI.

MATURIN-ABRIL-2014.

CONDUCTA CRIMINAL DE LOS RECLUSO DESDE EL PUNTO DE VISTA DE SALUD MENTAL.

La población privada de libertad que se encuentra en los diferentes centros penitenciarios, presenta una elevada tasa de patologías mentales, esto se ve a nivel mundial. La existencia de personas con este tipo enfermedades, es una realidad que no se puede esconder y que no respeta edad, sexo, raza, ni estatus social, en muchos casos el origen del delito que estas personas cometieron se ve como consecuencia del trastorno mental que presenta.

La población penitenciaria es una población joven ya que la mayoría de los reclusos y reclusas están comprendidos entre los 20 y 40 años de edad. El nivel de estudios es bajo en un gran porcentaje de los individuos, quienes además no se han logrado insertar en actividades laborales comunes contribuyendo a que exista un significativo número de reincidencias en relación con los delitos de droga, hurto, agresión, homicidio, asesinato entre otros. Las prisiones deberían ser centros de rehabilitación para ayudar a la reinserción del individuo en la sociedad ante la deficiencia de las políticas preventivas o de los dispositivos asistenciales comunitarios pero esto es una realidad cada vez más lejana.

Por esta razón deberían tomarse en cuenta la situación de cada persona una vez libres, al volver a la sociedad, se puede encontrar cargando con la doble estigmatización derivada de su condición de enfermo y de exconvicto. Existen un gran porcentaje significativo de antecedentes de trastornos mentales en personas que ingresan a prisión y que incluso han estado ingresados en algún centro psiquiátrico, ignorándose con frecuencia esta patología en el proceso judicial. Desde otro punto de vista se debe reflexionar el papel de los servicios de salud mental comunitario y en que se basan para un adecuado seguimiento del enfermo para evitar situaciones que conduzcan a delinquir. Pero también en el seno de la propia institución penitenciaria, hay que dar respuesta a la realidad objetiva donde reciban una atención integral.

Las personas que padecen este tipo de trastorno, en ausencia de un tratamiento correcto pueden llegar a presentar deterioro grave de la conducta y dependencia, comprometiendo incluso las funciones más básicas de la vida diaria. Por todo ello, en el manejo y la rehabilitación del enfermo mental es necesario contar con la implicación de todas las áreas, en el marco de una atención que incorpore tanto los aspectos médicos, como los psicológicos y sociales.

Es importante saber que las personas pasan por un proceso de cambios en el transcurso de su vida que se pueden ver afectados por factores genéticos y psicosociales que pueden conllevar a trastornos de la personalidad.

El reciente incremento y renovado interés por la personalidad en la psicología actual está teniendo enormes consecuencias en todos los ámbitos de psicología aplicada, así se ha podido observar en la importancia que han adquirido en los últimos años las variables de la personalidad, en el estudio y tratamiento de la delincuencia y el comportamiento antisocial.

Las variables de la personalidad que están relacionadas con el comportamiento delictivo han sido identificadas y señaladas en numerosas investigaciones. Entre estas las más importantes son la impulsividad, ausencia de empatía, temeridad, agresividad, búsqueda de sensaciones, la hostilidad y desajuste emocional.

En estos estudios se ha tratado de comprobar qué relación tienen algunas de las variables ya mencionadas con la conducta de los reclusos y su adaptación al medio penitenciario, lo cual ha arrojado que la adaptación va a depender sobre todo del grado de agresividad, hostilidad, impulsividad y temeridad del individuo.

Entre las personas que ingresan a prisión la enfermedad mental grave o crónica es un problema importante ya que la misma compromete la globalidad de la persona, y las afecciones biológicas (alteraciones estructurales y funcionales) se unen las afectaciones psicológicas (limitaciones personales de actividad) y sociales (restricciones a la participación social). La enfermedad mental crónica cursa con un deterioro que se evidencia a través de diversas discapacidades , y estas se refieren fundamentalmente a la perdida de habilidades para el adecuado desempeño de roles sociales , además de la gravedad clínica del trastorno y del grado de discapacidad puede haber un determinado nivel de dependencia , en ocasiones estas personas no se pueden valer por si misma y precisan de la ayuda de otras personas para realizar actividades básicas de la vida diaria para su autonomía personal, ser dependientes , vulnerables al estrés , con déficit de socialización ( no suelen tener trabajo , dinero , vivienda , familia funcional ) y en el curso de su enfermedad alternan periodos de remisiones de síntomas con periodo

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