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La Fe en el Mundo Actual


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2014  •  Ensayos  •  9.769 Palabras (40 Páginas)  •  433 Visitas

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Introducción

Mediante el trabajo a realizar podremos estudiar con profundidad los principales conceptos que se encuentran dentro del mundo actual con respecto a la fe. Más aun, el tipo de vida que la sociedad nos propone y de que manera nosotros escogemos vivir frente a esa sociedad. Con todo lo estudiado, al finalizar el trabajo se podrá hacer una conclusión y de esa manera obrar en consecuencia. Es decir, evaluar la conclución realizada y poner manos a la obra, si es que nos interesa cambiar y profundizar nuestro estilo de vida, y así llenarla de valores.

La Fe en el Mundo Actual

Para poder comprender de manera profunda al hombre actual y a la cultura vigente, y para ver si es posible integrar esos elementos en una visión cristiana del mundo, es necesario, en primer lugar, salir de nosotros mismos, de nuestro mundo interior, pues la vida de cualquier hombre es consciente y responsable. Y especialmente si es cristiano, lo empuja a abrirse a los demás.

Tenemos consciencia de nuestro “yo”, de nuestra personalidad: descubrimos ideas propias y ejercitamos nuestra personalidad; aumentan cada día nuestras ansias de libertad y de independencia; y se fortalece la conciencia de la bondad o la maldad de nuestros actos y de nuestra personal responsabilidad; etc. En otros términos, se produce en nosotros un despertar de la conciencia, especialmente de nuestra conciencia moral y espiritual.

Ese despertar de la conciencia nos lleva a salir de nosotros mismos; a mirar al mundo que nos rodea con una mirada nueva. Para nuestro desarrollo y madurez es bueno que intentemos familiarizarnos con el mundo actual, ya que nuestra fe cristiana no puede ser vivida a espaldas del mundo, como si fuésemos unos eternos niños inconscientes. La fe viva nos lleva a amar al mundo, a penetrar en su cultura y en sus problemas, a discernir sus valores y sus contravalores, y a dar una respuesta original, valiosa y lucida, que dignifique la vida humana y de gloria a Dios. Por eso, no basta con “estar” en el mundo; es necesario esforzarnos por conocerlo en sus mas profundas raíces y aprender a “saber estar” en él con la libertad y la responsabilidad propia de un cristiano.

Para “saber estar” en el mundo hemos de reflexionar y confrontar nuestro espíritu, nuestra propia actitud de creyentes, nuestra mentalidad, nuestro “yo”, con el mundo que nos rodea.

Los cambios que percibimos en el mundo actual son profundos y transforman nuestras condiciones de vida. Esos cambios no se deben a la fatalidad. Sino al pensamiento y al dinamismo creado del hombre; pero, a su ve, tales cambios repercuten en nosotros mismos, en nuestros juicios, en nuestros deseos individuales y colectivos, en nuestra manera de pensar y de comportarnos. Algunos cambios son:

El orden del pensamiento: en la formación del pensamiento humano, gravitan especialmente las ciencias matemáticas y naturales, y las que tratan del propio hombre. La mentalidad científica modifica el ambiente cultural y el modo de pensar.

La vida ordinaria: los productos de la técnica condicionan fuertemente la vida práctica de los hombres, creando múltiples necesidades, APRA no disminuir el progreso. Estamos en una sociedad de consumo. La técnica transforma la faz de la tierra: electrodomésticos, comunicaciones automáticas, televisión, prendas de vestir confeccionadas, etc.

Las estructuras sociales: se transforma la vida familiar y social por el desarrollo de la industria, el crecimiento de las ciudades, la influencia de los medios de comunicación social y la multiplicación de las relaciones sociales.

El comportamiento humano: se cuestionan los valores tradicionales, principalmente por los jóvenes, quienes se revelan con inquietud, con el deseo de tomar parte en la vida social. Se produce una grave perturbación en las normas de conducta y en el comportamiento, como consecuencia de la inadaptación de las instituciones, las leyes y los modos de pensar y de sentir.

La vida religiosa: el juicio crítico purifica la vida religiosa de residuos mágicos y supersticiosos, y exige, cada día más, una adhesión personal y operante a la fe; esto facilidad un sentido mas vivo de Dios. Por otra parte, muchedumbres numerosas abandonan la Religión. La difusión del ateismo se postula como exigencia del progreso científico o de un cierto humanismo nuevo que afecta ampliamente a la literatura, arte, la interpretación de las ciencias humanas y la historia y a las mismas leyes que organizan la vida de los hombres.

Los cambios sociales suelen ir acompañados de algunos desordenes personales y sociales; su raíz moral la encontramos en las tentaciones del orgullo y del egoísmo. La tentación más poderosa que sufre el hombre como consecuencia de los productos tecnológicos, es la del orgullo, una autosuficiencia y vanidad de sentirse el centro del mundo. El hombre orgulloso se convierte en el centro de si mismo en la apreciación de los valores de la vida; se convierte en el primero, en el único. Su forma de vida individual consiste en pensar en si mismo y someter a los demás; su forma de vida social se traduce en prepotencia de grupo, de facción, de clase, de pueblo, tiranizando a los demás, incluso con la violencia. Un nuevo adelanto técnico se convierte, muchas veces, en poder para avasallar o aniquilar a los demás. La autosuficiencia eleva a la categoría de valor absolutos algunos vienes parciales.

“En el ámbito de la investigación científica se ha ido imponiendo una mentalidad positivista que, no solo se ha alejado de cualquier referencia a la versión cristiana del mundo, sino que, y principalmente, ha olvidado toda relación con una visión metafísica y moral. Consecuencia de esto es que algunos científicos, carentes de toda referencia ética, tienen el peligro de no poner ya en el centro de su interés la persona y la globalidad de su vida. Mas aun, algunos de ellos, conscientes de las potencialidades inherentes al progreso técnico, parece que ceden, no solo a la lógica del mercado, sino también a la tentación de un poder demiúrgico sobre la naturaleza y sobre el ser humano mismo.”

Fides et Ratio. nº 46

Al compás del desarrollo tecnológico nace el egoísmo personal y colectivo, pues, resquebrajada y subvertida la jerarquía de los valores, y mezclados el bien y el mal en el mundo, los hombres solo buscan sus propios intereses personales, y dan la espalda a los demás y al bien común de la sociedad. Con esto se consigue que el mundo ya no sea una fraternidad autentica, sino la lucha entre egoísmos antagónicos.

Una atmósfera materialista

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