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La Respuesta de uso de fertilizantes orgánicos


Enviado por   •  17 de Agosto de 2017  •  Apuntes  •  4.015 Palabras (17 Páginas)  •  145 Visitas

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Enmiendas orgánicas: efecto sobre el rendimiento de Raphanus sativus y las propiedades de un Argiudol Típico

 

Mateos María de los Angeles

Tesis de Grado

Directora  Ing. Agr. MSc. González Mirta G.

Co-Directora  Ing. Agr. Moreno Gisela

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Facultad de Agronomía. Universidad de Buenos Aires

24 de Noviembre de 2015

Resumen

La producción hortícola comprende una diversidad de rubros y sistemas productivos relativamente intensivos en términos de tecnología, capital y mano de obra. Las principales características de los sistemas sustentables como la horticultura orgánica, son aquellas que permiten conservar los recursos productivos, preservar el medio ambiente y responder a los requerimientos sociales produciendo alimentos sanos y abundantes.  En la agricultura orgánica se busca fortalecer los procesos biológicos descartando el uso de fertilizantes y agroquímicos de síntesis por ser considerados potencialmente perjudiciales para el hombre y su medio ambiente. El objetivo de este trabajo fue analizar el efecto de la incorporación de abonos orgánicos sobre un suelo bajo manejo orgánico determinando los cambios producidos en la fracción orgánica, ph y conductividad del suelo conjuntamente con el rendimiento de rabanito (Raphanus sativus). Los tratamientos fueron compost-lombricompuesto en dos dosis (CL1 y CL2), harina de hueso en dos dosis (HH1 y HH2) y compost-lombricompuesto + harina de hueso (CL + HH 2). El rendimiento del rabanito y las propiedades orgánicas del suelo (Huminas, Acidos Húmicos y Acidos Fúlvicos) variaron de forma significativa en función de los tratamientos (P < 0.05). El pH y la Ce. no presentaron variaciones significativas en función de los tratamientos (P > 0.05).

Introducción

La producción hortícola comprende una diversidad de rubros y sistemas productivos relativamente intensivos en términos de tecnología, capital y mano de obra.

Las cuestiones mencionadas anteriormente, han impulsado a la instalación de huertas muy cercanas a zonas urbanas y en muchos casos sobre suelos marginalmente o directamente no aptos para tal producción.

Para mantener una producción rentable y capaz de satisfacer la demanda estos establecimientos, durante las últimas décadas, sustentaron su producción con una elevada utilización de agroquímicos.

Actualmente, luego de mucho tiempo de producir en estas condiciones, se registraron serios problemas de contaminación, debido no solo al uso desaprensivo de agroquímicos sino a la sobre-explotación y al mal uso de las técnicas agronómicas disponibles, aún sobre suelos de alta capacidad de uso.

En las áreas rurales del país los plaguicidas se manejan en forma inadecuada e indiscriminada, sin protección y sin reparar en el potencial  daño sobre la salud y el ambiente, que trae aparejado la acumulación de envases contaminados y la falta de respuesta para su manejo y disposición. El elevado uso de agroquímicos ha generado contaminación en suelos, aguas subterráneas y en las propias plantas producidas (acumulación de nitratos y metales pesados).

Analizando en profundidad los efectos de dicha contaminación encontramos: “pérdidas de biodiversidad, lixiviación de nitratos y contaminación de las aguas subterráneas, degradación de la estructura del suelo, enfermedades  por contaminación por pesticidas, etc.”(Calatrava Leyva et al. 2001).

También deben tenerse en cuenta las pérdidas de fertilidad del suelo por salinización y sodicidad conjuntamente con la aparición de nuevas plagas con resistencia a plaguicidas, lo que demanda mayores dosis de producto para su control.

En líneas generales, en nuestro país, la mayoría de los controles y reglamentaciones relacionados con residuos de plaguicidas y prácticas a campo para el sector frutícola surgen a partir de exigencias impuestas por el mercado externo para la exportación, lo que lleva a que se adopten estas mismas exigencias para el mercado interno.

En horticultura esto no ocurre, ya que el principal destino de los productos de las huertas es el mercado interno, y aunque existen reglamentaciones, no se ejerce un control determinante sobre éstos.

A partir de todo lo expuesto, surge la necesidad de disminuir la dependencia de productos químicos, presentándose una alternativa orgánica fiable y sostenible, que permitiría mantener niveles de rendimiento aceptables disminuyendo los problemas de contaminación ambiental, gasto energético y degradación de suelos.

 Los sistemas agrícolas sustentables son aquellos que permiten la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la posibilidad de satisfacer las necesidades de las generaciones futuras. Para ello, se deberán elegir aquellas prácticas agrícolas que nos permitan vivir a nosotros pero sin comprometer el futuro (Sarandón  2002).

Las principales características de los sistemas sustentables como la horticultura orgánica, son aquellas que permiten conservar los recursos productivos, preservar el medio ambiente y responder a los requerimientos sociales produciendo alimentos sanos y abundantes  (Pérez et al., 2013).

El concepto de agricultura orgánica está basado en un punto de vista holístico,  recibiendo a la naturaleza como algo más que la simple suma de sus partes elementales, en la que podría ser separada.

Sus principios sientan sus bases en la  ecología, ciencia que estudia la interacción de los seres vivos con su medio ambiente. En términos prácticos, esto significa aprender y diseñar técnicas de los ecosistemas naturales, tendiendo hacia el máximo uso y reciclado de los recursos generados dentro del establecimiento (Ej.: estiércol, abono verde, lombricompuesto, compost, restos de cosecha etc.)

“La agricultura orgánica tiene también una lógica de mercado” (Guzmán Casado et al, 2001), pero difiere de la industrializada ya que en esta última, los sistemas biológicos son sustituidos por sistemas tecnológicos. La diversidad de cultivos y las rotaciones, que tienen un gran significado biológico, son frecuentemente reemplazados por la práctica del monocultivo, haciéndose entonces necesario un uso creciente de pesticidas y fertilizantes químicos.

En cambio, en la agricultura orgánica se busca fortalecer los procesos biológicos descartando el uso de fertilizantes y agroquímicos de síntesis por ser considerados potencialmente perjudiciales para el hombre y su medio ambiente”  (Altieri et al., 2007).

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