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La edad preescolar se ubica en el lapso final del primer brote de crecimiento


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2017  •  Resúmenes  •  1.114 Palabras (5 Páginas)  •  224 Visitas

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EL NIÑO PREESCOLAR

  • Características físicas

La edad preescolar se ubica en el lapso final del primer brote de crecimiento. Los incrementos de peso y talla disminuyen en forma gradual para hacerse asintóticos de los 4 a los 6 años. En el área grasa, los incrementos son mayores en las niñas que en los niños, pero a los cuatro años y medio se igualan. Los cambios de velocidad en el crecimiento y la composición corporal modifican la silueta y las necesidades nutricionales. (Ramos, 1985)

Los niños suelen ser un poco más altos que las niñas y pesan de 400g a 500g más que éstas. (Cervera; Clapés; Rigolfas; 2004)

  • Características fisiológicas

En esta etapa, el niño ya ha alcanzado una madurez completa de los órganos y sistemas que intervienen en la digestión, absorción y metabolismo de los nutrientes. En cuestión de tallas, estas aumentan entre seis y ocho centímetros y el peso de 2kg a 3 kg por año. Además, el gasto metabólico basal del preescolar es elevado a comparación del adulto.

También, ya ha alcanzado un nivel que le permite una correcta manipulación de los utensilios empleados durante las comidas, siendo capaz de usarlos para llevar los alimentos a la boca.

Presenta rechazo a los alimentos nuevos, por el temor a lo desconocido. Pero, se trata de una parte normal del proceso madurativo en el aprendizaje de la alimentación, lo que no debe ser traducido por la falta de apetito. (Caraballo, 2017)

Los requerimientos de energía y proteína en esta etapa decrecen en forma relativa pero simultaneo a los siguientes hechos: por disminución de los requerimientos metabólicos, disminución en el efecto térmico de los alimentos y peculiaridades propias del nivel de desarrollo psicosocial que corresponde al preescolar. (Ramos, 1985)

  • Características psicológicas

El principal interés del preescolar es explorar, movilizarse y ser libre, y no comer. (Ramos, 1985)

Con la escolarización el niño adquiere más autonomía en diversos aspectos, entre ellos la alimentación. Además, va consolidando sus hábitos alimentarios, condicionados por la familia y las influencias externas, debido al aumento del contacto social. Es habitual que los hábitos adquiridos en estas edades puedan persistir a lo largo de toda la vida.

El niño ha de ser capaz de aceptar cualquier tipo de alimento. En general, en esta época se observa un aumento del apetito y además hay un deseo de integrarse en los hábitos familiares y de agradar e imitar a los demás. (Cervera; Clapés; Rigolfas; 2004)

  • Características de la alimentación

Es recomendable distribuir la ingesta de alimentos de acuerdo al nivel de actividad. Debido a que por la mañana es cuando el niño desarrolla mayor actividad física e intelectual es fundamental el desayuno. Procurar que antes de salir de casa el niño tomé un desayuno a base de fruta (zumo o entera) leche y cereales o tostadas. A media mañana, conviene realizar un suplemento como un bocadillo, que suele ser bien aceptado y más si los compañeros de la escuela hacen lo mismo. La comida del mediodía no ha de ser excesiva para evitar la somnolencia posprandial. La merienda debe incluir principalmente algún lácteo y algún alimento que aporte hidratos de carbono. La comida y la cena han de incluir alimentos pertenecientes al grupo de los vegetales, farináceos, carne o pescado o huevo y un postre de fruta o lácteo. Es aconsejable que la cena incluya tipos de cocción y preparaciones poco elaboradas. Es importante establecer un horario regular de comidas y evitar ''picar'' entre horas.

En la nutrición del preescolar se debe de procurar un adecuado aporte de leche y derivados, como mínimo 500 ml al día o equivalentes, aportar proteínas de origen animal y vegetal, potenciando el consumo de legumbres y cereales.

Se le debe de fomentar el consumo de frutas, verduras y hortalizas, como también favorecer y mantener la variedad en las formas culinarias y en preparación y presentación de los menús.

Asegurar una cantidad suficiente de verduras y hortalizas en los primeros platos y en las guarniciones, ya que estás ayuda a compensar el déficit de hidratos de carbono. No ser demasiado generosos en el tamaño de las raciones de carne o pescado y también potenciar el aceite de oliva frente a la mantequilla o la margarina. Controlar el aporte de grasas saturadas y limitar el consumo de azúcar (golosinas y bebidas refrescantes azucaradas).

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