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La evolución humana y el sonido


Enviado por   •  7 de Junio de 2017  •  Ensayos  •  2.675 Palabras (11 Páginas)  •  159 Visitas

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La evolución humana y el sonido.

Hace aproximadamente unos 6 millones de años algunos chimpancés que habitaban en los árboles comenzaron a descender y se adentraron en las llanuras; para buscar comida y sobrevivir se vieron en la necesidad de empezar a andar en sus dos patas traseras, este extraordinario hecho marcó el comienzo de la raza humana. Estos individuos al tener las dos extremidades superiores libres desarrollaron increíbles habilidades cognitivas; pudieron empuñar armas y herramientas, lo que produjo un incremento de la destreza manual y de sus capacidades mentales. Gracias a esto surgió un grave problema, al salir de la seguridad de las ramas de los árboles, los primeros homínidos estaban a desventaja de los depredadores.

El etólogo, evolucionista y musicólogo Joseph Jordania ha propuesto una teoría que podría explicar este problema, además de explicar el origen de nuestro carácter social y de los ritos funerarios. Su teoría proponía lo siguiente: los primeros homínidos que acababan de empezar a caminar erguidos no eran capaces de fabricar herramientas, eran débiles y de piel delgada, no tenían camuflajes naturales, ni venenos, ni escondites. ¿Cómo podrían entonces protegerse de un león o una gran hiena hambrienta? Lo único que podían hacer es levantar y arrojar objetos contundentes. Un solo individuo poco podría hacer ante la amenaza de un león, sin embargo, pronto se dieron cuenta de que un grupo de decenas de ellos arrojando piedras contra el depredador podían herirle o al menos ahuyentarle. Ante la falta de mejores armas contra los depredadores, los primeros grupos de homínidos empezaron a utilizar otra estrategia, emitir sonidos contundentes, intensos y amenazadores.

Debido a que no podían esconderse ni defenderse, la única posibilidad era indicar a los posibles depredadores que no eran comestibles o que comerles era una mala idea. Para ello, en vez de esconderse, emitían ruidos amenazantes cuando se desplazaban en grupo de forma que los depredadores notasen su presencia. Cuando el depredador se acercaba le arrojaban piedras a la vez que gritaban y se movían con formas rítmicas y sincronizadas. El efecto conjunto del impacto de las piedras, el efecto sonoro de los gritos retumbantes y el efecto visual de muchos individuos moviéndose como si fuera un solo individuo mucho más grande era suficiente para ahuyentar al depredador (sin matarle) de forma que en un futuro éste identificase estos sonidos con un animal peligroso en lugar de asociarlos con un animal comestible. Esta estrategia puede ser muy efectiva pero para que funcione es muy importante que nunca, bajo ninguna circunstancia, un depredador encuentre un cadáver de homínido.

Si se diera el caso, toda esta estrategia de supervivencia no serviría, ya que los depredadores verían que los homínidos son comestibles y, además, débiles y de fácil captura. Por esto, los primeros homínidos empezaron a enterrar a sus muertos de forma que los cadáveres nunca estuvieran expuestos a los depredadores y es muy posible que practicaran el canibalismo. Lo más impresionante de esta teoría de Jordania sobre los orígenes de la música es el enorme potencial para explicar una gran cantidad de fenómenos hasta ahora inexplicados tanto de los tiempos de los primeros humanos como del comportamiento del hombre moderno.

En nuestra vida cotidiana, cientos de sonidos alcanzan nuestros oídos. Algunos nos gustan, pero otros nos repelen y nos provocan malestar. A partir del oído, somos capaces de percibir el sonido, que es un estímulo recibido por parte de nuestro cuerpo. Pero a su vez también estamos capacitados para generar sonido, no sólo a través de elementos o aparatos mecánicos o electrónicos, si no naturalmente, por ejemplo, con nuestra voz, a través del funcionamiento de nuestras cuerdas vocales. Pero ¿qué es el sonido y cómo se origina?

En la física, el sonido es un fenómeno que se produce a partir de la puesta en movimiento de ondas que son elásticas y que tienen la capacidad de propagarse, expandiendo el alcance de ese movimiento, que es una vibración, más allá de que sea audible o no; este se diferencia del ruido porque no produce malestar o daño, sino que se mantiene en un nivel en el que no es perjudicial para el oído. Esas ondas, al contacto con el aire, producen un sonido que es captado por el cerebro, siempre teniendo como intermediarios a los sentidos, como en este caso, el oído. Nuestra voz es un perfecto ejemplo de esto, ya que es una vibración producida por el movimiento de las cuerdas vocales, que permiten de ese modo generar sonido.

Los humanos somos capaces de generar sonido no sólo naturalmente sino también a partir de aparatos electrónicos como los instrumentos musicales o de manera artificial como por ejemplo si movemos en el aire un par de llaves.

Así como podemos efectuar sonidos, también lo percibimos: mediante el oído, que es el sentido que se pone en acción al recibir desde el exterior un estímulo auditivo, es decir, que debe ser el oído quien actúe para que el cerebro pueda recibir el estímulo, y no ninguno de los demás sentidos. El cerebro al recibir el estímulo luego es capaz de interpretarlo, por ejemplo: si escuchamos el ladrido de un perro por la noche en el patio de nuestra casa, podemos interpretar que hay alguna persona que se está acercando o que está transitando por nuestro patio o también cuando escuchamos una canción determinada y esa canción nos recuerda algún momento.

A lo largo de la historia se han desarrollado una serie de hipótesis relacionadas con la aparición del lenguaje. ¿Nace por la evolución y adaptación del aparato fonador? ¿Surge como resultado del desarrollo del intelecto? ¿O su origen se debe a la combinación de ambas cosas?

Parece lógico pensar que para que se produzca el lenguaje debe existir primero un órgano fónico capaz de emitir y articular sonidos. Por lo tanto, en cuanto la evolución permitió una herramienta biológica para sustentar el lenguaje entre nuestros lejanos ancestros, éste, debiera haber nacido. ¿Esto pasó así?

Si nos referimos a una especie contemporánea como la del chimpancé, con la cual compartimos un alto porcentaje de genes, podemos responder a dicha pregunta. El aparato fonador del chimpancé, aunque no es igual al nuestro, puede articular sonidos. Si bien poseen este aparato fonador, el chimpancé jamás ha desarrollado un lenguaje.

Algunos piensan que los chimpancés si pueden comunicarse, cierto, pero no debemos confundir ese término con lenguaje. Todo animal se comunica de una u otra forma con sus semejantes, pero sólo los humanos tenemos un lenguaje. Con lenguaje nos referimos al acto de utilizar la lengua como un sistema estructurado de comunicación que permite elaborar y comprender un número infinito de mensajes. Esto los chimpancés no lo tienen, por lo que aquellas antiguas teorías que vinculaban la aparición de un aparato fonador capaz de articular sonidos como la chispa que inició la creación de un lenguaje están más que superadas.

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