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La historia del ayuno


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2014  •  Trabajos  •  1.890 Palabras (8 Páginas)  •  438 Visitas

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HISTORIA DEL AYUNO

La historia del ayuno se remonta a mucho antes de la aparición del hombre, ya que la mayor parte de animales observa instintivamente periodos de ayuno, especialmente cuando se encuentran enfermos o heridos. Y naturalmente, los periodos de hambre y de escasez están perfectamente previstos por la Naturaleza y formaron muchas de nuestras funciones de adaptación en el pasado remoto, ya que el hombre está "diseñado" evolutivamente como cazador-recolector, y pasar hambre de vez en cuando era lo normal durante el Paleolítico ―es decir, durante la época en la que nos formamos como especie.

Tras el auge de las primeras civilizaciones, las prácticas de ayuno siguieron siendo habituales en la vida humana hasta prácticamente la aparición de la civilización tecnoindustrial. Todas las civilizaciones mesopotámicas contemplaban el ayuno en ocasiones rituales o como remedio medicinal. Los antiguos egipcios curaban la sífilis con ayuno y se exigía que los sacerdotes y sacerdotisas superasen cuarenta días de ayuno para ser aceptados, mientras que para ser iniciado en los cultos de Isis y Osiris se pedían siete días de abstinencia de comida. En la antigua Grecia, el ayuno era común como preparación antes de iniciarse en ciertos misterios, como los de Eleusis. Tanto Sócrates como Platón y Aristóteles ayunaban para aumentar su eficacia física y mental. Pitágoras ayunó durante 40 días, respirando de un modo determinado y concentrando su voluntad sobre determinados puntos corporales, antes de que le permitiesen entrar en la escuela de Diospolis en Egipto. Posteriormente, el mismo Pitágoras exigiría a sus alumnos 40 días de ayuno. Hipócrates y Galeno, dos de los padres fundadores de la medicina occidental, reconocieron los beneficios del ayuno para la salud. En Roma, el ayuno (jejunium) era una práctica común. Tésalo de Trales, el médico de Nerón, ayunaba frecuentemente, y el historiador y sacerdote Plutarco igualmente recomendaba: "En vez de usar la medicina, ayuna". Tertuliano escribió un tratado sobre el ayuno en torno al año 200.

La caída del mundo antiguo no supuso el fin de las prácticas de ayuno. Los maniqueos contemplaban siete días de ayuno al mes y hubo muchos grupos cristianos que practicaban prolongados ayunos, como los albigenses (o cátaros), cuyos ayunos demasiado frecuentes y prolongados les dotaban de un característico aspecto delgado y pálido. En el Oriente islámico, el célebre médico persa Avicena (Siglos X-XI) prescribía ayunos de hasta más de tres semanas. El suizo Paracelso (Siglo XVI), tercer padre de la medicina occidental, mencionaba que "El ayuno es el mayor remedio, el médico interior".

Durante la Reforma, la mayor parte de protestantes mantuvieron días de ayuno o restricciones alimentarias en ciertas fechas. La única excepción a esta regla fueron sectas particularmente fanáticas y rupturistas para con el pasado, como algunos grupos puritanos, que condenaron el ayuno. La Iglesia Ortodoxa observa rigurosamente periodos de ayuno o restricciones alimentarias hasta nuestros días.

En adelante, la lista de médicos que estudiaron detenidamente el ayuno es dilatada: Boerhave, Brown, Hoffman (quien escribió a principios del Siglo XVIII "Sobre los magníficos resultados de la así llamada cura de hambre, o cómo curar más de una enfermedad grave por medio de la abstención de la comida"), Anton Nikolai, Bernard de Malte, Wunderlich, Ricord, Durian, Graves, Tañer, Dewey, Von Seeland, Burfield, Benedict, Voit, Adolf Meyer, Möller, Guelpa, Riedlin, Kapferer, Von Segesser, Mozdwal, Grothe, Brauchle, Lützner, Verdugo, Zabel, Heun, Jennings, Graan, Trall, Taylor, Shelton, Otto Buchinger, Osbeck, Furman y otros.

En Extremo Oriente, el ayuno es incluso aun más recurrente que en Occidente. El taoísmo, el hinduismo, el confucianismo, el budismo, etc., contemplan el ayuno como método de perfeccionamiento corporal y mental, y toda la literatura japonesa y china está salpicada de referencias al ayuno, especialmente como medio de curación cuando uno enferma.

En el cristianismo: El ayuno es una práctica de abstinencia de alimentos mientras el cristiano ora y medita en la palabra de Dios. El propósito del ayuno es negar los placeres físicos en busca de un crecimiento espiritual y de una comunión profunda con Dios. Usualmente, las personas que ayunan tienen un motivo o un enfoque especial que presentan en oración. Porque es un sacrificio muy personal en adoración a Dios, la Biblia enseña que el ayuno se haga sin la persona llamar mucha atención a su acto y así evitar buscar gloria para si mismo.

CÓMO AYUNAR

Puesto que la "práctica" del ayuno es muy sencilla (no comer y no beber más que agua), sólo es necesario dar algunas ideas. No es necesario aclarar que quien hace un ayuno, lo hace bajo su propia responsabilidad.

• Infórmate sobre el ayuno. Tienes que tener confianza y estar convencido de lo que estás a punto de hacer.

• Escoge una fecha que te venga bien. Debes tener varios días libres y sin trabajo. Aprovecha las vacaciones. Si puedes ir a una zona rural, mejor.

• Colócate una meta. Un ayuno "bueno" (sin contar los mini-ayunos de preparación) debería tener una duración de 7 días. Un ayuno de 7 días dos veces al año, más mini-ayunos intermedios (por ejemplo, un día de ayuno a la semana), es un buen programa.

• Debes hacer el ayuno preferentemente en una época caliente o tibia del año. Es mucho más difícil ayunar durante el Invierno, ya que el frío le roba calorías al cuerpo. Prevén el frío abrigándote y cubriéndote la cabeza si es necesario.

• Reduce tu actividad física. Descansa todo lo que puedas. No hagas deporte. Los primeros días puedes dar paseos, más adelante seguramente te apetecerá guardar cama buena parte del día. Ventila tu casa y no dejes que el aire se vicie. Recuerda que el ayuno es un parón técnico: tu cuerpo se está reorganizando y quiere que lo dejen en paz. Es hora de quitarse del medio, dedicarse a la contemplación y dejar que la Naturaleza tome el control y haga su maravilloso trabajo.

• Bebe mucha agua, preferentemente de baja mineralización. Bebe en abundancia, pero sin pasarte, ya que los riñones ya andan sobrecargados

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