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La inteligencia


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2013  •  385 Palabras (2 Páginas)  •  287 Visitas

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Quién no aspira a vivir resueltamente, sin enredarse, sin meterse en callejones sin

salida, sin sentirse atrapado por la ignorancia, la pobreza, el miedo, el desánimo, la

violencia? Vivere risolutamente era el valiente lema de Pedro Aretino, un poeta del

Renacimiento. Quiero escribir sobre la inteligencia resuelta, la que avanza con resolución.

Me entusiasma esta palabra, que procede de «resolver» y que significa dos cosas:

inventar soluciones y marchar con decisión. Ambas cualidades ha de tener la inteligencia

humana, que no es una computadora, ni un espíritu puro, ni una máquina de resolver

ecuaciones, sino una mezcla de conocimiento y valor. Ambas cualidades deberíamos

tener el lector y yo. Todos. «¿De qué sirve que el entendimiento se adelante si el

corazón se queda?», dijo Baltasar Gracián hace siglos.

Este libro está escrito para ser leído en el metro o mientras se espera el autobús o

cuando se ha apagado la TV por aburrimiento. Una vez me escribió un agricultor

aragonés diciéndome que tenía gastado un libro mío de tanto llevarlo al campo. Nunca

me he sentido más orgulloso. Espero que éste también sea un libro para usarlo mucho,

para tenerlo junto a los utensilios de cocina o en el cajón de las herramientas o sobre

la mesilla, no para aparcarlo en la librería del cuarto de estar. Habla de temas científicos,

pero sin separarse de la vida diaria. La ciencia, el arte, y las demás ramas de la

cultura, no son delicados pastos para exquisitos, ni lujosas actividades para ociosos.

Son salvavidas. Sirven mientras nos ayuden a resolver nuestros problemas, a adecentar

nuestras vidas, a construir el azaroso orbe de la dignidad humana. Si no lo hacen,

podemos tirarlos a la papelera. Siempre que escribo tengo presente una anécdota

ocurrida en la escuela de un suburbio. El maestro preguntó a un niño cuántas patas

tenían los artrópodos y el niño le miró tristemente, movió la cabeza y dijo: «¡Ojalá

tuviera yo sus mismos problemas,

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