La lectura de los textos escritos
gabydcroasdaileInforme8 de Febrero de 2014
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Hay una lectura anterior a la lectura de los textos escritos, es la lectura del texto oral. Este acto de lectura es inherente a la puesta en movimiento del pensamiento. Sabemos que el bebé viene al mundo con las capacidades que le permiten manejar las informaciones del mundo físico y las del vasto mundo de la intersubjetividad. La voz de la madre ya está inscrita en la psiquis del bebé cuando nace. Esta inscripción comienza hacia el fin del cuarto mes de gestación, cuando la capacidad auditiva del feto se organiza de tal manera que las informaciones sonoras ya son accesibles a su aparato auditivo. Esto echa por tierra todos los conceptos de tabula rasa, pues el bebé es capaz de manejar las informaciones ligadas a la voz para hacer emerger el sentido. Que él consiga distinguir la voz de su madre de las otras voces que lo rodean supone ya una discriminación mental que pone en marcha el movimiento del pensamiento. Esta capacidad también le permite situarse como un pequeño sujeto en medio del mundo complejo y abstracto de la intersubjetividad. En efecto, él también viene al mundo equipado con la capacidad de reconocer a sus congéneres. La cara de la madre jugará un rol fundamental en la movilización de su actividad síquica pues una cara no es simplemente algo con una boca, una nariz y dos ojos, sino un “libro” que permanentemente envía informaciones que el bebé maneja a cada instante, así no nos demos cuenta.
¿Dónde está la lectura en todo esto?
Se puede hablar de lectura antes de la escritura porque en su capacidad de leer la voz y el rostro el bebé pone en movimiento una actividad interpretativa que permanecerá como centro de la creación del sentido para la psiquis humana. Esto permite decir que de cierta manera el acto de la lectura está en el origen de la actividad del pensamiento. Es la ontogénesis del pensamiento porque el sentido, una especie de objetivo del espíritu, no está dado por completo. Hay que construirlo a partir de las informaciones que se reciben. El acto de lectura interviene en la lectura que el sujeto hace de las informaciones que recibe y que le sirven para movilizar su actividad síquica. Por este medio llega a construir un sentido, y esta es una de las finalidades de la actividad síquica en general. Le doy mucha importancia a esta puesta en movimiento precoz de la actividad síquica que implica ya una lectura y que, de cierta manera, puede considerarse como el ancestro necesario de la lectura de un texto escrito. Sin esta primera lectura, las otras modalidades de lectura no podrían realizarse; es porque el bebé le da sentido a la voz en un principio que después le dará sentido a un texto escrito y, recíprocamente, cuando él empieza a hablar los otros “leerán su voz”, darán sentido a su pequeño discurso. Veremos cómo el adulto juega un rol fundamental en el planteamiento de esta actividad precoz de lectura, dando permanencia a las informaciones que la actividad síquica del bebé puede manejar. Creo que antes del alumbramiento toda madre se prepara para este encuentro con un sujeto en construcción, en nacimiento, para poderlo criar de una manera muy específica, adaptada a las competencias del bebé. La madre hace una especie de regresión en el lenguaje para entablar un diálogo particular con el bebé que, por su parte, le envía los ecos de las informaciones que ella le ha dado y a los cuales ella también es extremadamente sensible. Este diálogo ocurre lo mismo a nivel del cuerpo que de la voz. Al alzar un bebé, todos hemos constatado que él participa del hecho de cogerlo tensionando su cuerpo. Si el bebé permanece como una especie de muñeca de trapo, esto quiere decir que no dialoga y alzarlo tampoco es fácil. Podemos definir la capacidad del lenguaje como una capacidad específica de nuestra especie para manejar las informaciones que vienen del otro y para remitir un eco de su manejo.
El libro
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