La relación del hombre y la sociedad
blue555555Tutorial12 de Noviembre de 2014
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1.
HOMBRE Y SOCIEDAD
El hombre necesita de la sociedad para nacer en una familia, para vivir en grupo, para desarrollarse. Ni el hombre ni la sociedad humana pueden ser comprendidos ni explicados independientemente.
I. La naturaleza de lo social.
El hombre es un ser social. Siempre ha vivido en sociedad como un hecho natural. Un hombre no puede nacer fuera de la sociedad. Una vez nacido hay que comprender la importancia que el aprendizaje de costumbres, de modos de comportarse, de relacionarse y comunicarse, tiene para todo ser humano, desde los primeros meses de vida. Todo ello forma un conjunto de pautas y patrones de conducta social, sin los cuales, se podrían ver reducidos a una condición diferente a la que actualmente entendemos como humana.
La importancia que lo social tiene en la conformación de la propia realidad humana contrasta, con la poca atención recibida. El tardío descubrimiento de este como campo temático es una de las razones por las que la Sociología no empieza a desarrollarse hasta el s. XIX. No parece suficiente la explicación de que una reflexión sobre lo social no se pudo producir hasta que no se desarrollaron los planteamientos propios del método científico y hasta que la realidad de la “sociedad civil” fue contemplada diferente al Estado, al margen de todo lo que se comprendía en la esfera del poder político.
La mayor parte de los “padres fundadores” no dedicaron sus esfuerzos a aclarar lo que constituye la realidad de lo social. Podríamos pensar que lo tardío de esta reflexión estriba en su carácter básico. La evidencia de que los hombres estamos entrelazados en una compleja red de grupos primarios identificables en los distintos ámbitos de la vida social, constituye una realidad tan obvia en nuestros días que no deja de resultar sorprendente que hasta una época reciente no se haya prestado la atención que se merece.
Resulta razonable la explicación de que ha sido la misma importancia de lo social la que ha retardado el desarrollo consciente de una reflexión sobre esta problemática hasta el momento histórico de la revolución industrial, en que el vertiginoso ritmo de los cambios sociales, empezó a hacer tambalearse la firmeza de muchas de las concepciones tradicionales y los esquemas estructurales con que el hombre había contado.
Lo social constituye la verdadera sustancia medular de estudio de la Sociología.
La Sociología investiga las fuerzas que permiten a los seres humanos mantenerse unidos a las “moléculas sociales” donde se hallan prácticamente desde el momento de su concepción. Se han desarrollado 2 grandes campos de atención en la Sociología: la estática social (estructura social) y la dinámica social (cambio social). También se puede profundizar en el estudio del “vínculo social” (Nisbet) a través de los distintos elementos que lo componen (la interacción social, los agregados, la autoridad social, los roles, los status, las normas, etc.).
II. El papel de lo social en el desarrollo humano.
La dimensión social del hombre no se limita a la simple constatación de que el hombre es un ser que vive en sociedad, sino que la cuestión central estriba en dilucidar cuál es el papel que juega esta dimensión social en la naturaleza humana en conjunto. El hombre no es el único ser social, pero cuando decimos que “la vida humana es vida social” estamos empezando a aclarar cuál es el papel de lo social para el ser humano.
La evolución dibuja una línea de creciente complejización de los sistemas, con un paso de lo simple a lo complejo, tanto por medio de la vía del desarrollo interno, como por la vía de la agregación. La tendencia a la unión en conjuntos más amplios y complejos, puede considerarse, como una tendencia general que se encuentra inserta en la propia lógica de la vida. Los etólogos han subrayado que en la naturaleza animal son más abundantes los casos de cooperación y asociación que los de confrontación y destrucción.
Las formas sociales de agregación tienen un papel adaptador, para encontrar respuestas a problemas con los que no es posible enfrentarse eficazmente de manera individual.
Se puede decir que “ las formas de organización societal son una manera de adaptación por medio de las cuales ciertos tipos aumentan sus posibilidades de sobrevivir y multiplicarse”. Ha adquirido gran importancia el hecho de que sólo unas pocas especies hayan podido adaptarse al medio y sobrevivir. Algunas especies han logrado esta adaptación precisamente merced a su sociabilidad. Como ha señalado Perinat, la sociabilidad se han decantado a través del largo itinerario de la evolución de las especies.
La interrelación entre los factores biológicos y culturales en el proceso adaptativo de la evolución humana está siendo, objeto de una atención cada vez más preferente. Se va a reivindicar la necesidad de una perspectiva “coevolucionaria” para “explicar cómo la biología humana y la cultura son generalmente adaptativas en el mismo sentido, y cómo ambas han podido interactuar en la evolución de los atributos humanos”.
Los sociobiólogos irán más allá en sus análisis poniendo el acento en el papel de la herencia genética en la dinámica de lo social, como verdadero motor de la sociabilidad. Uno de los principales mentores actuales de la Socio-biología, Edward Wilson, ha insistido en señalar que “el parentesco juega un papel importante en la estructura de grupo y sirvió, en un principio, de principal fuerza generadora de la sociedad”. En el parentesco verá la explicación del fenómeno del altruismo.
Hamilton ha utilizado el concepto de coeficiente de parentesco, como la fracción de genes mantenida por descendencia común, para referirse a la aptitud inclusiva. Esta sería la suma de las aptitudes compartidas (genéticamente). Cuanto mayor es el coeficiente de parentesco en un grupo, mayor es el componente de solidaridad colectiva. Por ello las mayores orientaciones altruistas se dan en sociedades donde hay un alto grado de identidad genética (hormiguero).
Las interrelaciones y dependencias mutuas entre los procesos biológicos y culturales de la evolución han sido objeto de atención. Schwartz y Ewald han señalado que la forma más frecuente de influencia cultural en este proceso biológico lo constituye la selección de pareja. La significación genética de estas decisiones culturales referidas al emparejamiento, consiste en que ciertas combinaciones genéticas son excluidas, o sus posibilidades reducidas o aumentadas. Los resultados genéticos están basados en la acción cultural, por lo que una cultura deberá ser vista “como un factor de la evolución biológica del hombre”.
Varios estudiosos han resaltado como “ los factores culturales han desempeñado un gran papel en la evolución física de la humanidad en un complejo de influencias mutuas”. Por ejemplo, el desarrollo de algunas herramientas tuvo como consecuencia el que muchas funciones que anteriormente se habían realizado con los dientes, se llevasen a cabo por medio de esos instrumentos, por lo que los grandes dientes se hicieron innecesarios y se fue reduciendo su tamaño.
En las especies sociales las mutaciones genéticas tienen más probabilidades de consolidarse, en virtud del mayor grado posible de intercambios grupales. Podemos decir, que el “misterio del vínculo social” hunde sus raíces en la propia lógica de lo viviente, en la tendencia a la agregación general de las especies. De igual manera, hay que ser conscientes de que en el desarrollo de los componentes sociales de las especies han jugado un papel fundamental los propios procesos de selección natural (mayores probabilidades de supervivencia), cobrando más importancia el componente social a medida que más evolucionadas están las especies. Ello nos lleva a reconocer la importancia decisiva de las interrelaciones entre el hecho biológico y el hecho social.
III. La concepción del hombre como ser social.
Durante mucho tiempo se ha venido considerando que la base de esta concepción del hombre, como ser básicamente social, estaba en la famosa definición aristotélica del hombre como “animal político por naturaleza” (ZOON POLITIKÓN). El hombre según Aristóteles es un ser naturalmente sociable, y el que vive fuera de la sociedad por organización y no por efecto del azar es un ser degradado o un ser superior a la especie humana.
Otro pensador, Darwin (1809-1882) nos ayudará indirectamente a esta comprensión. Hay 2 ideas de la “teoría de la evolución” que nos ayudan a comprender ciertas dimensiones de la dinámica humana y del papel social:
La idea de equilibrio ser vivo-naturaleza, como dialéctica de interacciones mutuas.
La idea de que el proceso de evolución se ha producido en virtud de una dinámica de constantes adaptaciones y desadaptaciones.
La realidad es que el efecto de la mayor parte de las mutaciones genéticas son aleatorias, casi siempre dañinas y el individuo no sobrevive. En algún caso son beneficiosas y son el origen de una nueva especie. En la perspectiva general de la evolución de las especies, la aparición del hombre puede considerarse en parte como resultado de factores de azar (mutaciones genéticas, cambios geológicos, alteraciones climáticas, etc.). Pero también la aparición y desarrollo de los humanos no puede explicarse si no es a partir de un conjunto importante de innovaciones que sólo han sido posibles, en virtud de la propia
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