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La tentación de San Antonio (c. 1475), de Martin Schongauer (1448-1491).


Enviado por   •  16 de Octubre de 2013  •  Síntesis  •  2.099 Palabras (9 Páginas)  •  342 Visitas

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Para otros usos de este término, véase Demonio (desambiguación).

La tentación de San Antonio (c. 1475), de Martin Schongauer (1448-1491).

En religión, ocultismo y folclore, un demonio o daemon, daimon (del griego δαίμων daimôn1 ) es un ser sobrenatural descrito como algo que no es humano y que usualmente resulta malévolo. Sin embargo, la palabra griega original "daimon" es neutral y no contiene una connotación necesariamente negativa en sus inicios para los antiguos griegos. Esto sucedió por la aplicación de la koiné (en el helenístico y en el Nuevo Testamento en griego) del término daimonion (δαιμόνιον)2 y más tarde se atribuyó ese sentido maléfico a cualquier palabra afín que compartiera la raíz, cuando originalmente fue previsto para denotar simplemente a un "espíritu" o un "ser espiritual".

En las religiones del oriente cercano, así como en las derivadas de las tradiciones Abrahamicas, incluyendo la demonología medieval cristiana, un demonio es considerado un "espíritu impuro", el cual puede causar una posesión demoníaca y puede ser expulsado por el ritual del exorcismo. En el ocultismo de Occidente y la magia renacentista (una mezcla de magia greco-romana, demonología judía y tradición cristiana3 ), un demonio es una entidad espiritual que puede ser conjurada y controlada. En la literatura muchos de los demonios fueron ángeles caídos.

Como con frecuencia se lo representa como una fuerza que puede ser conjurada y controlada, se pueden encontrar referencias a "buenos demonios" en Hesiodo y Shakespeare. En la actualidad, el buen demonio es generalmente un dispositivo literario (por ejemplo, el demonio de Maxwell).

En el lenguaje común, para desacreditar a una persona se la «demoniza» (o «sataniza»).

Índice

1 Terminología

2 Otros usos etimológicos

2.1 Sinónimo de diablo

2.2 Expresión de la maldad del ser humano

3 Arquetipo psicológico

4 Por tradición

4.1 Antiguo Cercano Oriente

4.1.1 Mesopotamia

4.1.2 Israel

4.1.2.1 Biblia Hebrea

4.1.2.2 Judaísmo

4.2 Cristianismo

4.2.1 Tríada demoníaca

4.3 Arabia preislámica

4.4 Islam

4.5 Hinduismo

4.5.1 Asuras

4.5.2 El karma y los espíritus malignos

4.6 Bahaísmo

5 Historia

5.1 Antigüedad

5.2 Edad Media

5.3 El Renacimiento

5.4 Edades Moderna y Contemporánea

6 El demonio en el arte

6.1 El demonio en las artes plásticas

6.2 El demonio en las artes escenográficas (teatro, cine, televisión)

6.3 El demonio en la historieta

6.4 El demonio en la literatura

7 Véase también

8 Bibliografía

9 Bibliografía adicional

10 Referencias

11 Enlaces externos

Terminología

Véanse también: Agatodemon, Cacodemon, Daimonic y Eudemonismo.

Buer, el décimo espíritu, que enseña "Moral y filosofía natural" (de una edición de Mathers de 1995. Ilustración por Louis Breton del Dictionnaire Infernal).

Daimōn (δαίμων) es una palabra del griego antiguo para "espíritu" o "poder divino", similar al numen o al genio de la mitología romana. El Diccionario Merriam-Webster le otorga su origen etimológico a partir del verbo griego daiesthai que significa "dividir, distribuir." La concepción griega de un daimon aparece claramente en las obras de Platón, donde se describe así a la inspiración divina de Sócrates. Para distinguir al concepto clásico griego de su posterior interpretación cristiana, es usualmente aplicado el término daemon o daimon en vez de demonio.

El término griego no tiene connotaciones de maldad o malevolencia. De hecho, Eudaimonia (εὐδαιμονία), significa literalmente "buen espíritu", así como también "felicidad". El término adquirió su actual connotación malévola en la septuagésima traducción de la Biblia Hebrea, pero basándose en la mitología de las antiguas religiones semíticas. Esta connotación fue heredada por el texto en koiné del Nuevo Testamento.

La concepción medieval y neo-medieval de un "demonio" en Occidente (véase: el grimorio medieval llamado Ars Goetia) deriva del ambiente de la cultura popular de la antigüedad romana tardía. Actualmente, los conceptos greco-romanos de daemons que pasaron a la cultura cristiana son discutidos (véase: daemon), aunque debe ser debidamente anotado que el término se refiere solamente a una fuerza espiritual, no a un ser sobrenatural malévolo. El "daemon" helenístico, eventualmente, llegó a incluir a muchos dioses semíticos y del cercano oriente, como fue evaluado por el cristianismo.

La supuesta existencia de demonios es un concepto importante en muchas religiones modernas y tradiciones ocultistas. En algunas culturas actuales, los demonios son aún temidos por la superstición popular, debido en gran parte a los mencionados poderes de posesión demoníaca en criaturas vivas.

En la tradición ocultista contemporánea occidental (quizá epitomizada en la obra de Aleister Crowley), un demonio -como por ejemplo: "Choronzon, el demonio del abismo"- es una metáfora utilizada para denominar a ciertos procesos psicologícos internos ("demonios internos"), aunque algunos consideran que pueden también ser tomados como un fenómeno objetivamente real.

Algunos estudiosos4 creen que gran parte de la demonología del judaísmo (véase: Asmodai) -además de ser una influencia importante en el cristianismo y el islam- se originó de una tardía forma de zoroastrismo, y fue transferido al judaísmo durante la era persa.

Otros usos etimológicos

Según la mitología griega, los demonios eran seres humanos utilizados por los dioses griegos para llevar las malas noticias al pueblo. De ahí viene la asociación de «mensajeros del mal». Por otra parte los mensajeros (άγγελος o ángelos) eran los que llevaban el mensaje entre los dioses. Estos eran considerados seres excelsos, ya que permanecían entre los gobiernos (montes) de los dioses y no se daban a conocer al pueblo. (Véase también: daemon o daimon.)

Los filósofos griegos de las corrientes socráticas (tales como Platón, discípulo de Sócrates) mencionaban que los demonios eran seres encargados de otorgar el saber y guiar al humano, tal y como lo menciona Platón en "La apología de Sócrates", señalándolo como «el hombre que siempre tuvo un dæmon a su lado».

Sinónimo de diablo

Demonio también es un sinónimo de diablo y proviene del verbo griego διαβάλλωηΞ (diabál•ló), que significa, entre otras cosas: ‘calumniar, falsear, mentir’. Véase el contexto circunstancial que determina el significado calificativo al portador del nombre, de lo que se deduce que de entre todas las acepciones posibles de diablo: ‘calumniador, falseador, mentiroso’ es la apropiada.

A través del latín, el término griego dio origen al español «diablo».

Expresión de la maldad del ser humano

El término demonio también se usa para indicar aspectos malignos o miedos íntimos del ser humano, generados a través de su conducta o instintos y que hacen daño al mismo individuo o a otras personas; refiriéndose a ellos como "demonios internos" del ser humano.

Arquetipo psicológico

El psicólogo Wilhelm Wundt señala que "entre las actividades atribuidas por los mitos de demonios alrededor del mundo, predominan las perjudiciales, de modo que para la creencia popular los mitos de demonios malignos son claramente mayores que los buenos."5 Sigmund Freud se desarrolla en esta idea y afirma que el concepto de los demonios se deriva de la importante relación de los vivos con los muertos: "El hecho de que los demonios son siempre considerados como los espíritus de aquellos que han muerto recientemente, muestra mejor que nada la influencia del luto sobre el origen de la creencia en demonios."

M. Scott Peck, un psiquiatra americano, escribió dos libros sobre el tema: "Gente de la mentira: La esperanza para la curación de la maldad humana."6 y "Visiones del diablo: Cuentas personales de un psiquiatra sobre la posesión, el exorcismo, y de la Redención."7

Peck describe en detalle algunos casos que involucran a sus pacientes. En "Gente de la mentira: La esperanza para la curación de la maldad humana", señala algunas características que identifican a las personas malvadas, las cuales clasifica como un trastorno del carácter.

En "Visiones del diablo: Cuentas personales de un psiquiatra sobre la posesión, el exorcismo, y de la Redención", Peck ingresa en detalles importantes que describen cómo se interesó en el exorcismo con el fin de desenmascarar el "mito" de la posesión por espíritus malignos, sólo para ser convencido de lo contrario después de encontrar dos casos que no encajan en ninguna categoría conocida de la psicología o la psiquiatría. Peck llegó a la conclusión de que la posesión era un fenómeno raro en relación con el mal. "Las personas poseídas en realidad no son malos, están haciendo frente a las fuerzas del mal."8 Sus observaciones sobre estos casos se enumeran en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales(IV) de la Asociación Americana de Psiquiatría.9

Aunque trabajos anteriores de Peck fueron recibidos con aceptación popular generalizada, su trabajo sobre los temas del mal y la posesión han generado un importante debate y escarnio. Se habló mucho de su asociación con (y admiración por) el polémico Malachi Martin, un sacerdote católico y ex-jesuíta, a pesar de que Peck constantemente llama a Martin: "un mentiroso y manipulador".9 10 Otras críticas dirigidas contra Peck incluyen un diagnóstico erróneo basado en una falta de conocimiento sobre el trastorno disociativo de identidad (antes conocido como trastorno de personalidad múltiple), y una demanda de que había transgredido los límites de la ética profesional, tratando de convencer a sus pacientes a aceptar el cristianismo.9

Por tradición

Antiguo Cercano Oriente

Mesopotamia

Toro alado con cabeza humana, mejor conocido como un Šedu.

En la mitología caldea los siete dioses del mal fueron conocidos como Shedu, es decir, demonios-tormenta. Ellos estaban representados en forma de toro alado, derivados de los toros colosales utilizados como genios protectores de los palacios reales; el nombre de "shed" asume también el significado de un genio propicio en la literatura mágica babilónica.11

Israel

Fue a partir de los caldeos que el nombre "Shedu" llegó a los israelitas, por lo que los escritores de la Tanaj aplicaron la palabra como dialogismo a los dioses cananeos en los dos pasajes citados. Pero también hablaron de "El destructor" (Éxodo 12:23) como un demonio maligno, cuyo efecto sobre las casas de los israelitas había de ser rechazado por la sangre del sacrificio pascual rociada en el dintel de la puerta y la puerta posterior (un correspondiente talismán pagano se menciona en Isaías 57:8). En 2 Samuel 24:16 y 2 Crónicas 21:15 el demonio que esparce la pestilencia es llamado "El ángel exterminador" (comparar "el ángel del Señor" en 2 Reyes 19:35; Isaías 37:36), porque, a pesar de que son demonios, estos "mensajeros del mal" (Salmos 78:49 y A. V. "ángeles del mal") no siguen sólo las órdenes de Dios, son los agentes de su ira divina.

Hay indicios de que la mitología hebrea popular atribuye a los demonios de una cierta independencia, un carácter malvado propio, porque se cree que vienen no de la morada celestial de Dios, sino del mundo inferior.12

Los demonios hebreos eran los hacedores de daño. A ellos se atribuyen las diversas enfermedades, sobre todo, como afectan el cerebro y las partes internas. Por lo tanto, existía el temor de "Shabriri" (literalmente, "el resplandor deslumbrante"), el demonio de la ceguera, que descansa sobre el agua descubierta en la noche y afecta a las personas con ceguera que beben de la misma.13 También se mencionó el espíritu de la catalepsia y el espíritu del dolor de cabeza, el demonio de la epilepsia, y el espíritu de la pesadilla.

Estos demonios se supone que entran en el cuerpo y provocan la enfermedad, mientras abruman o se "apoderan" de la víctima (como si "incautáran" el cuerpo). Para curar dichas enfermedades era necesario sacar los demonios por ciertos encantamientos y rituales con talismanes, en los que sobresalían los esenios. Josefo, que menciona a los demonios como "espíritus de los malvados que entran en los hombres que están vivos y los matan", pero que pueden ser expulsados ​​por cierta raíz,14 fue testigo de un ritual en presencia del emperador Vespasiano,15 y atribuye su origen al rey Salomón.

Biblia Hebrea

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