La teoría darwiniana y el pensamiento cristiano ¿nexo o dicotomía?

Ayala, Francisco J. (2011). ¿Soy un mono? México: Ariel.

Un de los más grandes científicos que ha cambiado los paradigmas de las ciencias y de la forma de ver la vida es sin duda Charles Darwin.  De manera breve, es necesario comentar que la teoría de Darwin es una explicación del cosmos a través de leyes naturales, se menciona la evolución de los organismos y las diferencias y semejanzas entre ellos, explica también el proceso de la selección natural.

Otro aspecto importante de la teoría darwiniana es el concepto de la evolución biológica que no es otra cosa sino los cambios sucesivos que las especies adquieren a lo largo del tiempo, que se manifiestan en cambios de orden genético, es decir, cambios que ocurren en los alelos^[1] de sus códigos genéticos y que dan lugar a alteraciones que suceden respecto de la especie con su entorno, de modo que la evolución explica científicamente por que hay tantas clases de organismos y las diferencias y semejanzas que hay entre ellos.

Hay que mencionar que previo a Darwin ya hubo intentos de cambiar la cosmovisión del universo (tal es el caso de Galilei, Copérnico y Newton), la cual, se presentaba de una manera dicotómica: con explicaciones respecto al movimiento de las cosas y con explicaciones sobrenaturales atribuidas a la intervención de dioses o entidades supranaturales.

Darwin, para algunos científicos llegó para colocarse en el núcleo de la biología moderna, dado que abarca las áreas tales, como la aparición del ser humano en la tierra y su conexión con otros seres vivos, el entendimiento de la evolución (¿mutación?) de los virus, bacterias, gérmenes y otros seres microscópicos y como generar patrones de defensa para protegernos de ellos; además, los avances en el área de la agricultura, la medicina y la biotecnología.

Sin embargo, ya desde hace algunos años, muchos han aseverado que la teoría de la evolución y la selección natural de Darwin se contrapone y es controvertida a la tradición de la religión, pero ya desde ahora es necesario admitir que ciencia y religión no tienen que estar en contradicción, ya que ocupan ámbitos diferentes.

Es necesario decir que ciencia y religión son dos ventanas diferentes desde donde se puede observar el mundo. Por un lado, la ciencia se ocupa de los procesos que explican el mundo natural: cómo se mueven los planetas, cómo está constituida la materia y la atmósfera, el origen y la adaptación de las especies. Por otro lado, la religión se ocupa del significado y la finalidad del mundo y la vida humana, la correcta relación entre los seres humanos y el Creador, y entre ellos mismos, y de los valores morales que inspiran y gobiernan la vida de las personas. De esta manera, las contradicciones sólo surgen cuando se cruzan los límites y se entrometen indebidamente la una con la otra, la ciencia con la religión o viceversa.

Otra cosa que también necesario mencionar es que la ciencia no es la única fuente de conocimiento, ya que existe la literatura, el arte y la historia que poseen una manera de transmitir el conocimiento que trasciende a la ciencia y ello no quiere decir que se contradigan, sino que hasta cierto punto se auxilian.

De esta manera, en el Magisterio de la Iglesia y en la Conferencia de algunas congregaciones se habla de una compatibilidad entre ciencia y religión. El Papa Pío XII, en su encíclica Humani Generis de 1950 nos menciona que la evolución es compatible con la fe cristiana; de la misma manera, Juan Pablo II en 1996 menciona que para nada están en conflicto; no obstante, las demás conferencias han afirmado que puede existir una tensión sana de respeto entre una y otra: que la ciencia permanezca como ciencia y la religión como religión, diferentes pero complementarias.

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