La zona del Golfo de México
pashtelin1293Trabajo15 de Septiembre de 2014
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La zona del Golfo de México
El área donde se desarrollaron las culturas del Golfo de México forma parte de la llanura costera, que se extiende desde el Norte de Tampico, Tamaulipas, hasta el borde donde hacen frontera los estados de Tabasco y Campeche. Las zonas ocupadas por los grupos prehispánicos se caracterizaban por encontrarse dentro de las tierras bajas, si bien es cierto que, con frecuencia, se asentaron en algunos puntos de la sierra. Toda esa área es irrigada por una amplia red hidrológica formada por importantes ríos como el Pánuco, Tuxpan, Cazones, Tecolutla, Nautla, Papaloapan, Coatzacoalcos, Grijalva y Usumacinta, entre otros muchos que, alimentados por corrientes secundarias, forman grandes pantanos y numerosas lagunas a lo largo de la costa. Esta aparente homogeneidad geográfica del área es interrumpida por algunos macizos montañosos como los de Otontepec, Tantima, Chiconquiaco y los Tuxtlas, así como por zonas semiáridas que en conjunto jugaron un importante papel en el desenvolvimiento y concepción culturales.
Aunque el máximo desarrollo de la zona corresponde al período clásico, algunos lugares llegaron a ser ocupados hace unos 7,000 años por lo menos, para entonces solo es posible identificarlos como grupos de recolectores, cazadores y pescadores de los ríos y en las lagunas, como sucedió hacia la zona de los ríos Tecolutla - Nautla y tal vez en la cuenca baja del Pánuco.
En estas regiones se dará un desarrollo ininterrumpido de diferentes culturas, relacionadas entre sí y herederas continuas de los avances anteriores. Algunos rasgos comunes a todas ellas son los siguientes:
• El conocimiento y utilización de una vasta gama de técnicas para la producción agrícola;
• El uso del bastón plantador o huitzoctli y el azadón de madera o huictli;
• El cultivo del maíz, frijol, calabaza, chile, chía y tomate, y la preparación de tortillas de maíz con cal;
• El cultivo y trabajo del algodón;
• La fabricación de terrazas o terraplenes y obras hidráulicas de diversa índole;
• La edificación de complejos urbanos y plataformas piramidales escalonadas;
• El uso del estuco para el recubrimiento de superficies arquitectónicas; y
• El trazo de patios en forma de "I" para el juego de pelota
Otro rasgo importante, compartido por los grupos mesoamericanos, es la producción regular de un amplio excedente, lo que dio origen a fenómenos sociales relevantes, como el surgimiento de un estrato dirigente de organizadores de la producción, desligados de los medios de producción directas y mantenidas mediante un sistema de distribución. La existencia de grandes centros urbanos, la multiplicación y complicación de las funciones religiosas y la progresiva militarización de los señoríos fueron factores que agudizaron la estratificación. La capa más numerosa, la de los tributarios, tuvo que mantener una sociedad llena de gastos. La contradicción entre tributarios y tributados fue profunda. Paralelamente surgió y se consolidó una extensa red comercial y una capa de comerciantes prósperos, rodeados de riquezas y algunos privilegios, pero sin las prerrogativas y el status de la nobleza.
Durante las primeras excavaciones se creía que la meseta de San Lorenzo era de origen natural, y que las hondonadas que la cruzaban por los lados Norte, Oeste y Sur eran resultado de la erosión. Ahora se sabe que esto era un error. Por ejemplo, las crestas de los Grupos C y D, que sobresalen de San Lorenzo por el Oeste, son obviamente artificiales ya que cada una es un reflejo de la otra. Exactamente el mismo tipo de reflejo simétrico se observa en las crestas Suroeste y Sureste, con la diferencia de que al sur del montículo C4-35, la planta del Suroeste no se completó. Las excavaciones en la cresta del Grupo D han arrojado que ésta es artificial hasta una profundidad de 7 metros bajo el nivel del suelo, mientras que los depósitos culturales de la plataforma Noroeste alcanzan casi la misma profundidad. La mayoría de la construcción de estas crestas es anterior a la misma fase San Lorenzo. Así, las hondonadas delimitadas por las plataformas son artefactos también, aunque una cierta cantidad de erosión desde el abandono del sitio las ha agrandado.
La traza arquitectónica de La Venta exhibe un patrón que requirió planeamiento y organización. Con base en fechas radiométricas y material cerámico, se asume que la traza arquitectónica corresponde al período comprendido entre el 600 y el 400 a.C. Aún no se define si esta organización arquitectónica rigió su traza en siglos anteriores a los mencionados. El arreglo de los edificios de La Venta obedece a alineaciones en ejes norte - sur, formando espacios (¿plazas?) alargados entre cada alineación. En La Venta se han definido 10 complejos arquitectónicos: A, B, C, D, E, F, G, H, I y la "Acrópolis Stirling". Se estima que la extensión máxima de esta antigua ciudad cubrió 200 ha; desgraciadamente poco más de la mitad de los vestigios arquitectónicos han sido destruidos desde los años cincuenta.
Los edificios de La Venta eran simples construcciones de barro que parecen haber sido protegidas en su época por un recubrimiento de piedras pulidas y tierras compactadas y coloreadas. Tenía el sitio, como elemento principal, una gran "pirámide" de extraña forma, dominando un conjunto arquitectónico orientado de norte a sur y limitado en el extremo opuesto por una pirámide escalonada. Esta pirámide de barro, de unos 130 metros de diámetro y 30 de altura, tiene una forma que se acerca más bien a la de un cono truncado y en cuyos costados van alternando diez lomos con diez depresiones simétricamente repartidos, forma que, a decir de los arqueólogos, pudo haber sido inspirada por los conos erosionados tan abundantes en la región de los Tuxtlas.
El complejo A es el grupo arquitectónico más pequeño de La Venta y es considerado el recinto ceremonial del sitio. Cerrándose alrededor de esas dos masas principales, se integraban plazas mediante la combinación simétrica de plataformas bajas, escaleras y unas extrañas empalizadas formadas por grandes columnas monolíticas de basalto empotradas verticalmente en el piso y muy próximas una de la otra. Estas empalizadas remataban, en medio de las dos plazas, con unos recintos totalmente cerrados formados por esas mismas columnas basálticas. En esta unidad arquitectónica se descubrieron más de 20 ofrendas pequeñas, las cuales tenían vasijas de cerámica, cuentas y figurillas de piedra, hachas votivas y otros objetos portátiles. Asimismo, en este conjunto arquitectónico se encontraron "ofrendas masivas". Se trata de construcciones subterráneas, de cerca de 8 m de profundidad y aproximadamente 20 m por lado, dentro de las cuales se depositaron bloques de serpentina verde formando un diseño abstracto – imaginativamente llamados "máscaras de jaguar", y cuya presencia oculta debió representar para los olmecas un contacto mágico con las fuerzas del agua, de la tierra y del cielo.. Estos mosaicos fueron inmediatamente tapados con arenas de diferentes colores, sobre las cuales se construyó un montículo de adobe circundado por las columnas de basalto.
Por otro lado, los "pavimentos" son también depósitos subterráneos a menor profundidad que los anteriores, donde también se dispusieron toneladas de bloques de serpentina en forma de pavimento, sin formar un diseño abstracto como los primeros. La función y el simbolismo de estas singulares construcciones es desconocida, pero se deduce que su importancia es ritual y que posiblemente están asociados a la Madre Tierra. Dentro del montículo piramidal que limitaba el conjunto al Norte, se han descubierto algunas "tumbas". Dentro de la estructura A-2, se encontró una tumba que consistió de un recinto con paredes y techo formado por columnas de basalto, provenientes sin duda de las empalizadas mencionadas. Dicho depósito funerario contenía restos óseos deteriorados e incompletos de dos individuos jóvenes sobre una capa de pigmento rojo. Asimismo, se encontraron otros depósitos menos elaborados clasificados también como "tumbas", sin restos óseos, pero que por la disposición de los materiales asociados se interpretaron de esta forma.
Si bien la arquitectura de San Lorenzo y La Venta todavía era de barro, pronto empezarían a surgir en otras regiones, durante el Formativo superior, los primeros intentos de arquitectura en piedra. La evolución de los elementos arquitectónicos que rigieron en toda Mesoamérica, tuvo un importante escenario en el área nuclear olmeca. Desde la compactación de los basamentos y plataformas de barro, la extracción y el corte de las piedras, los inicios de las escaleras y de los pilares, y la construcción de habitaciones con materiales perecederos principalmente de origen vegetal; hasta la concepción de los primeros centros ceremoniales, de los basamentos para los templos y de las tumbas.
El Golfo en el Clásico
Mientras que los grupos que en el período clásico se asentaron en el Centro de Veracruz se presentan claras diferencias en sus desarrollos, formas de expresión y estilos artísticos, en la Huasteca (de Norte a Sur y de Oriente a Poniente) las manifestaciones culturales reflejan mayor homogeneidad. En cuanto al área ocupada por los grupos del Centro de Veracruz, puede considerarse que se extendía desde la costa del Golfo hasta las primeras estribaciones de la sierra, y de la cuenca del río Papaloapan hasta a la del Cazones.
En ese territorio se ha reconocido un estilo artístico integrado por varias tradiciones culturales que, aun cuando empezaron a revelarse varios siglos antes de la era cristiana,
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