Las Organizaciones

La estructura organizacional establece y genera entre otras, políticas de trabajo y una cultura organizacional que van a demandar de los trabajadores por una lado un compromiso con estas políticas y por otro lado una identificación con la cultura de la empresa, generando en éstos un sentido de pertenencia, que ulteriormente le van a servir para ubicarse en tiempo y espacio en la sociedad que lo rodea; mientras mejor tenga formada su personalidad, menos va depender de la institución para integrarse socialmente, al mismo tiempo, si no tiene bien formada su personalidad mayor será la dependencia con la institución para mantenerse integrado socialmente.

Cabe señalar que la estructura organizacional por sí misma no sirve de mucho sin un adecuado liderazgo, que asegure una adecuada capacidad de respuesta ante situaciones conflictivas o cambios en el entorno (externo y/o interno) de la institución, y que promueva soluciones dinámicas, de manera tal que minimicen el impacto con y en los trabajadores de la institución, a fin de que afecte lo menos posible el equilibrio emocional que éstos han alcanzado.

Podemos afirmar entonces que la estructura organizacional influye en la personalidad de los trabajadores de una empresa de manera relativa, según el grado de madurez alcanzado en su personalidad.

Las conductas que la empresa motiva en sus trabajadores son amplias, pudiéndose destacar conductas favorables y/o deseables como el compromiso, la identificación, la motivación, el esfuerzo, la dedicación, el empeño, la iniciativa, entre otras.

Así mismo, motiva conductas poco deseables, destacándose la apatía, la depresión, la frustración, la desafección, la indiferencia, entre otras, en perjuicio del propio trabajador y de la institución.

Los medios de los que se vale la organización para promover la conductas generadas por la organización guardan relación generalmente con más de una conducta, así tenemos que una cultura organizacional bien definida y de amplia base promueve el compromiso y la identificación en los trabajadores; asimismo adecuadas políticas de capacitación y promoción interna generan la motivación, la identificación y el compromiso del trabajador; al igual que las políticas de reconocimiento e incentivo generan conductas como el esfuerzo, la dedicación y el empeño; otro medio que se vale la organización está reflejado en la aplicación de adecuadas políticas de empoderamiento o Empowerment que generan entre otras conductas la Iniciativa, la identificación y el compromiso.

Por otro lado la organización puede generar conductas negativas y poco deseables, con la aplicación de inadecuadas políticas mencionadas en el párrafo precedente o con ausencia de las mismas, destacándose la apatía, la depresión, la frustración, la desafección, la indiferencia, entre otras; un ejemplo claro se aprecia en trabajadores que pasan gran parte de su vida realizando la misma actividad, sin posibilidades de promoción y/o capacitación para que adquiera nuevas capacidades en provecho propio y de la institución, por falta de adecuadas políticas de promoción y capacitación, situación que entre otras conductas puede generar justamente la apatía, la depresión, la frustración, la desafección y la indiferencia.

La estructura organizacional establece y genera entre otras, políticas de trabajo y una cultura organizacional que van a demandar de los trabajadores por una lado un compromiso con estas políticas y por otro lado una identificación con la cultura de la empresa, generando en éstos un sentido de pertenencia, que ulteriormente le van a servir para ubicarse en tiempo y espacio en la sociedad que lo rodea; mientras mejor tenga formada su personalidad, menos va depender de la institución para integrarse socialmente, al mismo tiempo, si no tiene bien formada su personalidad mayor será la dependencia con la institución para mantenerse integrado socialmente.

Cabe señalar que la estructura organizacional por sí misma no sirve de mucho sin un adecuado liderazgo, que asegure una adecuada capacidad de respuesta ante situaciones conflictivas o cambios en el entorno (externo y/o interno) de la institución, y que promueva soluciones dinámicas, de manera tal que minimicen el impacto con y en los trabajadores de la institución, a fin de que afecte lo menos posible el equilibrio emocional que éstos han alcanzado.

Podemos afirmar entonces que la estructura organizacional influye en la personalidad de los trabajadores de una empresa de manera relativa, según el grado de madurez alcanzado en su personalidad.

Las conductas que la empresa motiva en sus trabajadores son amplias, pudiéndose destacar conductas favorables y/o deseables como el compromiso, la identificación, la motivación, el esfuerzo, la dedicación, el empeño, la iniciativa, entre otras.

Así mismo, motiva conductas poco deseables, destacándose la apatía, la depresión,

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