Las citas del Príncipe son de mi libro no del que estaba en fotocopiadora)

Pregunta 9 (Ojo: las citas del Príncipe son de mi libro no del que estaba en fotocopiadora)

  En Maquiavelo podemos pensar la propiedad aparece con una connotación negativa. Por un lado podemos señalar que para este autor el hombre es malo por naturaleza ya que sólo obra bien por necesidad. “Es necesario que quien dispone una república y ordena sus leyes presuponga que todos los hombres son malos” (Maquiavelo; 1987: 37) A  partir de esta premisa podemos decir que el carácter negativo que Maquiavelo le atribuye al hombre también se traslada hacia la propiedad.  Esta aparece como signo de ambición y avaricia ya que “[…] a los hombres no les parece que poseen con seguridad lo que no tienen si no adquieren algo más.” (1987: 43) Quieren tener más  o para vengarse de otros o porque perciben que esas riquezas que no poseen están siendo mal utilizadas. Maquiavelo señala en El príncipe que un gobernante debe ser temido antes que amado, y de esto deviene que de no hacerse temido debe evitar ser odiado y para ello solo debe abstenerse de apropiarse de los bienes ajenos porque “los hombres olvidan antes la muerte del padre que la pérdida del patrimonio.” (Maquiavelo, 2008: 103) Por otro lado, señala que la tarea del poder político supone asegurar a los ciudadanos a dedicarse a sus profesiones, al comercio, o cualquier otra actividad y que no se priven de embellecer sus posesiones por miedo a que se las quiten. “La mayoría de los hombres, mientras no se ven privados de sus bienes y de su honor, viven contentos.” (2008: 109)

  Por otra parte, Hobbes describe el estado de naturaleza del hombre como un estado de guerra todos contra todos. En dicho estado de naturaleza el hombre tiene una tendencia, por medio de la violencia, a hacerse dueño de las otras personas. Por ende, podemos leer una primera aproximación a la apropiación que se asocia al estado de guerra. Aun así, Hobbes deja en claro que en el estado de guerra no sólo no hay noción de lo injusto sino que en “dicha  condición no existen propiedad ni dominio, ni distinción entre tuyo y mío; solo pertenece a cada uno lo que puede tomar, y solo en tanto que puede conservarlo.” (Hobbes, 1992: 104)  En contraposición, luego del pacto entre los hombres para cederle sus derechos, menos el de la vida, al Leviatán, Hobbes señala que es inherente a la soberanía el pleno poder de prescribir las normas en virtud de las cuales cada hombre puede saber qué bienes puede disfrutar y qué acciones puede llevar a cabo sin ser molestado por cualquiera de sus conciudadanos. “Esto es lo que los hombres llaman propiedad” (1992:147) ya que en estado de naturaleza todos pueden tener derecho a todas las cosas y esto implica necesariamente una guerra. El soberano administra la propiedad y los ciudadanos no tienen el derecho a reclamar ya que ellos son autores de las decisiones que toma el Leviatán.

  En Rousseau, el lugar que ocupa la propiedad es el siguiente: “El primero que habiendo cercado un terreno se le ocurrió decir: Esto es mío, y encontró gente lo bastante simple para creerlo, ese fue el verdadero fundador de la sociedad civil.” (Rousseau, Discursos: 161) Durante toda su teoría política ubica a la propiedad como el inicio de la mayoría de conflictos en la sociedad civil. En el estado de naturaleza cada hombre puede interpretar la ley a su manera, por lo tanto se crea un contrato donde se enajenan todos los derechos. De tal forma que la propiedad y la libertad se ven enajenadas pero vuelven a ser del súbdito ya que el soberano es la voluntad general. Todo lo que antes se tenía ahora es devuelto y posee más fuerza para conservarlo. Rousseau habla del derecho del primer ocupante, en un territorio que no esté habitado, que se ocupe de él necesariamente para subsistir y que tome posesión de él para el trabajo y el cultivo es el único signo de propiedad que debe ser respetado. Rousseau expresa que en la república la propiedad privada debe estar limitada, es decir que nadie sea tan pobre como para venderse y nadie tan rico como para comprar a otro.

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