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Leishmaniasis


Enviado por   •  10 de Abril de 2015  •  971 Palabras (4 Páginas)  •  199 Visitas

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PRESENTADO POR: Karen vanessa Santacruz gomez

LEISHMANIASIS:

La leishmaniasis es una enfermedad infecciosa provocada por parásitos protozoarios flagelados del géneroLeishmania, que puede afectar a la piel y a las mucosas, o a tejidos y órganos hematopoyéticos (proceso de formación de las células sanguíneas), como la médula ósea, el hígado y el bazo. Es transmitida a los seres humanos mediante la picadura de insectos dípteros hematófagos (que se alimentan de sangre) infectados, principalmente de los géneros Phlebotomus y Lutzomya.

TRIADA ECOLOGICA:

• agente: son las hembras flebotomios es un grupo de insectos que se alimentan de sangre

• huesped: es el ser humano y algunos animales

• medio ambiente: las zonas selvaticas

CLASIFICACION:

• Leishmaniasis visceral (también conocida como kala azar): es mortal si no se trata. Se caracteriza por episodios irregulares de fiebre, pérdida de peso, hepatoesplenomegalia y anemia

• Leishmaniasis cutánea (LC): Es la forma más frecuente de leishmaniasis, y produce en las zonas expuestas del cuerpo lesiones cutáneas, sobre todo ulcerosas, que dejan cicatrices de por vida y son causa de discapacidad grave.

• Leishmaniasis mucocutánea: conduce a la destrucción parcial o completa de las membranas mucosas de la nariz, la boca y la garganta.

SIGNOS Y SINTOMAS:

La sintomatología de la leishmaniasis es variable, puede ir desde cuadros benignos hasta más severos, dependiendo de la cepa de la Leishmania infectante, el medio ambiente, y la respuesta inmune del huésped.

DIAGNOSTICO

El diagnóstico de leishmaniasis se establece basándose en los antecedentes epidemiológicos (investigar la procedencia de la persona, tipo de trabajo que realiza, y su correlación con los aspectos clínicos de la enfermedad), las manifestaciones clínicas (examen de las lesiones) y las pruebas de laboratorio.

Para llegar al diagnóstico definitivo es imprescindible demostrar la presencia de los amastigotes en el frotis o la biopsia de la lesión, de las mucosas, la médula ósea y el bazo, o de los promastigotes a través del cultivo del material obtenido de las lesiones en piel, mucosas, médula ósea y bazo. (los amastigotes y los promastigotes son distintas formas del ciclo vital de los organismos del género leishmania, causante de la leishmaniasis).

En más del 70% de los casos, la microscopía o histopatología pueden revelar la existencia del parásito.

Otros métodos diagnósticos que están siendo usados con mayor frecuencia son:

• La reacción en cadena a la polimerasa (PCR): técnica molecular con alta especificidad y sensibilidad para detectar el material genético de la Leishmania.

• Inmunofluorescencia Indirecta (IFI): técnica capaz de detectar la presencia de anticuerpos específicos contra la Leishmania, principalmente de tipo IgG, en el suero del paciente sospechoso.

• Ensayo inmunoabsorbente ligado a enzima (ELISA): técnica que, al igual que la IFI, permite la detección de anticuerpos específicos contra el parásito en el suero del paciente sospechoso.

• Prueba de Montenegro o Leishmania: esta es una prueba inmunológica de hipersensibilidad retardada semejante a la PPD (prueba de la tuberculina) con alta sensibilidad y especificidad; sin embargo, no permite establecer una diferencia entre infección actual o pasada. Consiste en la aplicación por vía intradérmica de 0.1 ml de un antígeno de Leishmania (leishmanina) en la cara anterior del antebrazo, debiendo efectuarse la lectura a las 48 o 72 horas en la zona de aplicación. Se considera positiva la lectura cuando el diámetro de la induración causada por la intradermorreacción es igual o mayor de 5mm.

TRATAMIENTO:

El tratamiento de primera elección es con antimoniales pentavalentes. Existen dos presentaciones:

• el antimoniato de meglumina, que contiene 85 mg de la molécula Sbv por ml

• el estibogluconato de sodio, con 100 mg de la molécula Sbv por ml. El mecanismo de acción de estos dos fármacos se basa en la interferencia en la bioenergética del parásito.

• Antes de iniciar el tratamiento, el paciente debe ser evaluado clínicamente, a fin de descartar alteraciones cardiacas, hepáticas o renales, debido a las complicaciones adversas que causa en dichos órganos.

Entre los tratamientos de segunda elección en caso de resistencia del parásito a los antimoniales pentavalentes se encuentran:

• La anfotericina B: es un antimicótico poliénico muy activo contra la leishmania, que se administra por vía intravenosa. Su mecanismo de acción descansa en las alteraciones que provoca en la membrana celular del parásito, alterando su permeabilidad con la pérdida de potasio, aminoácidos y purinas; no obstante, su uso es muy limitado por las serias complicaciones adversas que provoca, como nefropatías, miocarditis e hipocalemia, que pueden desencadenar hasta la muerte.

• Isotionato de pentamidina (pentamidina): fármaco derivado aromático de la diamidina. Es más tóxica que los antimoniales pentavalentes y la anfotericina B.

• Sulfato de paramomicina (aminosidina): es un antibiótico aminoglucósido que inhibe la síntesis de proteína y altera la permeabilidad de la membrana celular del parásito. Los principales efectos adversos son nefrotoxicidad y ototoxicidad. Se administra por vía intramuscular.

Miltefosina: es un fármaco utilizado inicialmente como antineoplásico, y después se encontró que poseía actividad antileishmania. Tiene como mecanismo de acción la inhibición del metabolismo de la membrana lipídica del parásito. Sin embargo, es teratogénico (produce defectos de nacimiento no hereditarios), razón por la cual su uso está restringido en mujeres en edad fértil; además, provoca reacciones gastrointestinales como náuseas, vómitos, diarreas y dolor abdominal. Se administra por vía oral.

MEDIDAS PREVENTIVAS:

Desafortunadamente, no existen vacunas contra la leishmaniasis. No obstante, contamos con algunas formas eficaces de prevenir la enfermedad. Estas son:

• Educar a la población en riesgo. Proporcionar conocimientos básicos acerca de las manifestaciones clínicas y cómo se transmite la enfermedad.

• Evitar la picadura del flebótomo. Evitar penetrar en zonas boscosas infestadas de flebótomos, mantener la vivienda limpia, y colocar en las ventanas mallas metálicas o plásticas finas que eviten la entrada del flebótomo, usar ropa que cubra las zonas expuestas de la piel, especialmente en las horas de mayor actividad del flebótomo, utilizar mosquiteros de malla fina por las noches o aplicarse repelentes.

• Controlar los reservorios. Eliminar a las ratas y destruir sus madrigueras, así como vigilar el estado de salud de los perros domésticos a través de un control veterinario, o acudiendo a los servicios de atención a zoonosis en la unidad de salud más cercana.

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