Los origenes de la escuela escocesa o del sentido común
bla.blablaTutorial4 de Julio de 2014
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LOS ORIGENES DE LA ESCUELA ESCOCESA O DEL SENTIDO COMÚN.
Los orígenes de lo que sería la Escuela Escocesa, surgieron en el siglo XVIII, en medio de un proceso conflictivo y teniendo como una de las figuras principales a David Humé.
El proceso revolucionario de 1640 a 1660 transformó la sociedad, tanto en el terreno político, como en el económico.
Las clases altas expresaron su concepción de la sociedad. Ésta partía de la idea de que los hombres habían cedido la libertad de que gozaban, a un soberano. Este soberano les brindaba una protección personal, pero también se encargaba de que la sociedad política y los senadores cumplieran la misión de salvaguardar las propiedades de todos.
Pero estas ideas solo tenían validez para las clases dominantes y no era compartido por las clases que habían quedado al margen del compromiso adquirido entre burgueses y terratenientes.
Esto hizo necesario elaborar una visión del mundo que fuese aceptada por los pobres y explotados. La construcción de esta nueva visión fue llevada a cabo por lo que sería conocido como los orígenes de la Escuela Escocesa.
La parte central era su concepción de la Historia, que presentaba la evolución del hombre como un ascenso hasta el capitalismo.
Francis Bacon destacó la importancia de una historia civil muy al estilo de Maquiavelo, como herramienta de acción política. Harrington aportó ideas acerca de la relación entre el reparto de la tierra y la estructura del poder. Locke, rechazaba el tipo de historia que se consagraba a cantar las alabanzas de los conquistadores, ya que consideraba que eran los grandes asesinos de la humanidad y David Hume trabajo más el campo de la Historia, la cual consideraba como ciencia social del hombre, que era la que fundamentaba a todas las demás y que podía abarcar desde la ciencia hasta la política.
Las ideas de estos pensadores como Bacon y Hume, fue seguida después por Tomás Reid.
John Locke
Pensador inglés (Wrington, Somerset, 1632 - Oaks, Essex, 1704). Este hombre polifacético estudió en la Universidad de Oxford, en donde se doctoró en 1658. Aunque su especialidad era la Medicina y mantuvo relaciones con reputados científicos de la época (como Isaac Newton), John Locke fue también diplomático, teólogo, economista, profesor de griego antiguo y de retórica, y alcanzó renombre por sus escritos filosóficos, en los que sentó las bases del pensamiento político liberal.
Locke se acercó a tales ideas como médico y secretario que fue del conde de Shaftesbury, líder del partido Whig, adversario del absolutismo monárquico en la Inglaterra de Carlos II y de Jacobo II. Convertido a la defensa del poder parlamentario, el propio Locke fue perseguido y tuvo que refugiarse en Holanda, de donde regresó tras el triunfo de la «Gloriosa Revolución» inglesa de 1688.
Locke fue uno de los grandes ideólogos de las elites protestantes inglesas que, agrupadas en torno a loswhigs, llegaron a controlar el Estado en virtud de aquella revolución; y, en consecuencia, su pensamiento ha ejercido una influencia decisiva sobre la constitución política del Reino Unido hasta la actualidad. Defendió la tolerancia religiosa hacia todas las sectas protestantes e incluso a las religiones no cristianas; pero el carácter interesado y parcial de su liberalismo quedó de manifiesto al excluir del derecho a la tolerancia tanto a los ateos como a los católicos (siendo el enfrentamiento de estos últimos con los protestantes la clave de los conflictos religiosos que venían desangrando a las islas Británicas y a Europa entera).
John Locke
En su obra más trascendente, Dos ensayos sobre el gobierno civil (1690), sentó los principios básicos del constitucionalismo liberal, al postular que todo hombre nace dotado de unos derechos naturales que el Estado tiene como misión proteger: fundamentalmente, la vida, la libertad y la propiedad. Partiendo del pensamiento de Hobbes, Locke apoyó la idea de que el Estado nace de un «contrato social» originario, rechazando la doctrina tradicional del origen divino del poder; pero, a diferencia de Hobbes, argumentó que dicho pacto no conducía a la monarquía absoluta, sino que era revocable y sólo podía conducir a un gobierno limitado.
La autoridad de los Estados resultaba de la voluntad de los ciudadanos, que quedarían desligados del deber de obediencia en cuanto sus gobernantes conculcaran esos derechos naturales inalienables. El pueblo no sólo tendría así el derecho de modificar el poder legislativo según su criterio (idea de donde proviene la práctica de las elecciones periódicas en los Estados liberales), sino también la de derrocar a los gobernantes deslegitimados por un ejercicio tiránico del poder (idea en la que se apoyaron Jefferson y los revolucionarios norteamericanos para rebelarse contra Gran Bretaña en 1776, así como los revolucionarios franceses para alzarse contra el absolutismo de Luis XVI en 1789).
Locke defendió la separación de poderes como forma de equilibrarlos entre sí e impedir que ninguno degenerara hacia el despotismo; pero, al inclinarse por la supremacía de un poder legislativo representativo de la mayoría, se le puede considerar también un teórico de la democracia, hacia la que acabarían evolucionando los regímenes liberales. Por legítimo que fuera, sin embargo, ningún poder debería sobrepasar determinados límites (de ahí la idea de ponerlos por escrito en una Constitución).
Este tipo de ideas inspiraron al liberalismo anglosajón (reflejándose puntualmente en las constituciones de Gran Bretaña y Estados Unidos) e, indirectamente, también al del resto del mundo (a través de ilustrados franceses, como Montesquieu o Voltaire). Menos incidencia tuvo el pensamiento propiamente filosófico de Locke, basado en una teoría del conocimiento empirista inspirada en Bacon y en Descartes.
George Berkeley
(Dysert, Irlanda, 1685-Cloyne, id., 1753) Filósofo irlandés. Profundamente religioso, dedicó su obra a fundar la fe en el discurso racional, a contracorriente del espíritu librepensador de su época, que, con el auge del empirismo, había quedado marcada por un cierto escepticismo. Tras estudiar en Dublín y ordenarse sacerdote, en 1710 escribió su obra fundamental titulada Los principios del conocimiento humano, y en 1734 fue nombrado obispo anglicano de Cloyne (al sur de Irlanda).
Berkeley adoptó desde el principio un inmaterialismo que lo enfrentó a Hobbes y a Locke: según él, afirmar que las cosas existen independientemente de nuestra percepción implica una contradicción, sobre todo desde un empirismo consecuente. En efecto, si no debemos aceptar nada sobre lo que no exista una certeza absoluta, y puesto que de las cosas «sólo conocemos su relación con nuestros sentidos», no lo que son en sí mismas, únicamente podemos aceptar como ciertas las representaciones mentales.
Berkeley inauguró con ello el principio del idealismo, según el cual «el ser» de las cosas es su «ser percibidas», de tal modo que la sustancia no es ya la materia, sino únicamente la sustancia espiritual, de cuya existencia nuestros pensamientos son la prueba irrefutable, de acuerdo con su contemporáneoDescartes. Sin embargo, si los objetos no existen como fundamento de nuestras representaciones mentales, tenía que haber algo existente que, permaneciendo fuera de nuestra mente, suscitase nuestras percepciones, un principio que Berkeley halló en Dios.
Como producto de su radicalización del empirismo, Berkeley tuvo que redefinir el concepto de causa. Así, consideró que las causas físicas no eran verdaderas causas, sino únicamente signos que la ciencia debía interpretar para asegurar la supervivencia.
David Hume
(Edimburgo, 1711-id., 1776) Filósofo inglés. Nació en el seno de una familia emparentada con la aristocracia, aunque de modesta fortuna. Estudió durante un tiempo leyes en la Universidad de Edimburgo por voluntad de su familia, pero su falta de interés determinó que abandonara la carrera y se viese obligado a buscar la manera de ganarse la vida.
David Hume
Tras una breve tentativa de iniciarse en el comercio, decidió dedicarse al estudio. En 1734 marchó a Francia, donde pasó tres años, la mayor parte de ellos en La Flèche, dedicado a la redacción de su primera obra, Tratado de la naturaleza humana, que completó tras su regreso a Londres y se empezó a publicar en 1739. El tratado no despertó ningún interés, y Hume se retiró a la casa familiar en Ninewells.
La favorable acogida que obtuvo la publicación en Edimburgo de la primera parte de sus Ensayos morales y políticos en 1742, le hizo olvidar su primer fracaso. Trabajó como preceptor del marqués de Annandale (1745-1746) y luego como secretario del general St. Clair (1746-1748), a quien acompañó en misión diplomática a Viena y Turín. Nombrado bibliotecario del Colegio de Abogados de Edimburgo, emprendió la redacción de una historia de Inglaterra, que publicó desde 1754 hasta 1762 en varias entregas, algunas bastante mal recibidas
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