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MEDICINA ALEJANDRINA


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2013  •  Síntesis  •  2.857 Palabras (12 Páginas)  •  529 Visitas

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QUINTA CLASE

MEDICINA ALEJANDRINA

El período alejandrino se extiende desde 336 a.C., año de la primera conquista de Alejandro en Grecia, la de la ciudad de Tebas, hasta el año 30 a.C., en que Egipto pasa a ser provincia romana. Al comienzo de este período se alzan dos figuras en Alejandría: Herófilo y Erasístrato. Su aporte va a ser de índole muy diferente a la doctrina humoral. Se trata de la aparición de la anatomía humana. En Alejandría parece haber comenzado la separación entre medicina y cirugía, pero poco se sabe de la medicina de este período.

HEROFILO

Nació en el último tercio del siglo IV, fue médico famoso y profesor en Alejandría. Es considerado el primer anatomista. Escribió un tratado de varios volúmenes, que no se ha conservado. El nombre prensa de Herófilo viene de él. De hecho, hizo descripciones de órganos humanos, pero no se sabe con certeza si para tal fin disecó cadáveres humanos. Son excelentes sus descripciones del ojo, de las meninges y los órganos genitales. El dio el nombre al duodeno. Uno de sus descubrimientos más notables fue haber reconocido la naturaleza de los nervios, Aristóteles no los distinguía de los tendones. También reconoció el cerebro como asiento de la mente y como órgano central del sistema nervioso y consideró los nervios órganos sensitivos. Pero Herófilo siguió siendo humoralista. Le dio un gran valor semiológico a los caracteres del pulso, especialmente a su ritmo, y sobre esto creó una doctrina muy complicada basada en música.

ERASISTRATO

Erasístrato era un poco más joven que Herófilo, ambos vivían en la misma ciudad. Pero mientras Herófilo en lo doctrinario fue conservador, Erasístrato siguió ideas propias. Se sabe que hizo disecciones de órganos humanos y que escribió dos obras de anatomía, de las que se conservan sólo fragmentos. Estos contienen descripciones magníficas del corazón y sus válvulas, de la tráquea, el hígado, las vías biliares y del cerebro. Descubrió que había nervios sensitivos y nervios motores. Dijo que existían tres tipos de conductos: las venas, las arterias y los nervios. Descubrió la epiglotis, con lo que corrigió el error de creer que los líquidos ingeridos pasaban al pulmón para refrigerarlo.

En Erasístrato influyó mucho la doctrina de Demócrito. Y así, pensó que el organismo estaba constituido en último término por átomos, átomos rodeados de un vacío que tenía fuerza de atracción: atraía la sangre desde la venas, el aire desde las arterias y el pneuma anímico desde los nervios, y así se nutrían los órganos. Observando en el cadáver las arterias exangües, concluyó que éstas normalmente transportaban aire. La sangre que fluía de ellas en algunas heridas se debía a un hecho patológico: ella había penetrado en las arterias y desplazado el aire. En patología reconoció la dureza leñosa del hígado, la cirrosis hepática de hoy, y correctamente vio en ella la causa de la acumulación de líquido en el abdomen, de la ascitis, de estos casos.

Según él, la enfermedad se presenta localmente debido a alteraciones de los órganos, y así pueden reconocerse las enfermedades a través de los órganos y no, como se creía anteriormente, por alteración de los humores. Erasístrato es considerado el primer patólogo. Dijo que el mecanismo patológico más importante era la plétora, la superabundancia de sangre y materias alimentarias en las venas, por lo que éstas se hinchaban y rompían, la sangre obstruía las arterias y el aire no podía fluir normalmente. A su vez, la plétora producía inflamación y aparecía fiebre. Lo que determinaba las manifestaciones de la enfermedad era el lugar de la plétora. El tratamiento debía estar dirigido contra la causa que desencadena la plétora. Pero dijo que la profilaxia era más importante que la terapéutica en concordancia con el aforismo plenamente vigente hoy día de que prevenir es mejor que curar.

Erasístrato no logró consolidar esta escuela anatómica. Sus escritos fueron conocidos, pero cayeron en descrédito con la dura crítica de Galeno. Este, sin embargo, tenía razón en que las arterias no transportaban aire sino sangre.

LA MEDICINA EN ROMA

En el siglo III a.C. el arte médico hipocrático se ve dividido en dos escuelas en que el pensamiento de los clásicos se desvirtúa en dos formas opuestas. Son la Escuela dogmática y la Escuela empírica. La primera representa, dicho en pocas palabras, por una lado, la exageración de la tendencia especulativa de los clásicos, y, por otro, el carácter inflexible que adquiere la doctrina. Como reacción nace la otra escuela, para la cual sólo lo práctico era importante. En el siglo I a.C. se consolidó una tercera corriente, la Escuela metódica, basada en el atomismo de Demócrito, y que sostiene una concepción muy simplista de las enfermedades, la génesis de las cuales se atribuye al estado en que se encuentran los poros del cuerpo determinados por los átomos. Esta fue la escuela más extendida en Roma. Aquí, en los albores del cristianismo, se halla la figura de Celso.

CELSO

De la vida de Celso se sabe muy poco. Era un patricio romano, culto, inteligente, sensible y de estilo depurado a juzgar por la única obra que se conserva de él: el imponente tratado De re medica, Sobre la medicina, que formaba parte de su obra enciclopédica De artibus, Sobre las artes. A decir de los historiadores, De medicina es el tratado médico más completo, coherente y homogéneo que se conserva de la antigüedad. Parece que Celso no era médico de profesión, pero que había aprendido medicina. Son numerosas sus observaciones aparentemente originales, entre ellas, la descripción del cuadro clínico de la apendicitis. Curiosamente este diagnóstico no aparecerá en los registros de mortalidad hasta 1880. A los patólogos todavía les asombra la hazaña de Celso de haber abstraído de ese fenómeno tan multiforme, la inflamación, los signos que se tienen hasta hoy por cardinales. Celso afirma: en verdad los signos de la inflamación son cuatro: tumor y rubor con calor y dolo. Pero veamos algunos pasajes de su famoso Proemio que describen muy bien las distintas corrientes de esa época:

La ciencia de la salud era considerada originalmente parte de la filosofía, de manera que tanto la cura de las enfermedades como la contemplación de la naturaleza

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