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MODULO 3 MEDIO AMBIENTE Y CULTURA

juancarlosbueno20 de Abril de 2014

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1.1. Tema 1: El sistema cultural

1.1.3.1 Introducción

A lo largo de las páginas precedentes ha quedado claro que el ecosistema tiene reglas de funcionamiento y gracias a ellas ha logrado consolidar ciertos equilibrios dinámicos. Los sistemas vivos, a los que denominamos biomas, establecen relaciones con el medio externo o biotopo. A lo largo del proceso evolutivo se han ido complejizando las relaciones entre las especies que forman el bioma. En el Segundo Módulo estudiamos algunas de estas relaciones, como las que surgen de los procesos de alimentación o de dependencia, las que se establecen para controlar los ciclos de los elementos y algunas otras más.

Para intentar comprender mejor el problema ambiental, hemos reservado el nombre de "ecosistema" al conjunto de estas relaciones, tanto a las que se establecen entre las diferentes especies al interior del bioma, como a las que se establecen entre éste y su medio externo y ello, antes de que sean modificadas por la actividad humana. Hemos reservado igualmente el término de "ecología" para el estudio de estas relaciones. Ni el ecosistema ni la ecología, entendida en estos términos, tienen problemas ambientales, en el sentido que se le da a este término en la actualidad.

Sin embargo, las relaciones entre bioma y biotopo, o sea, entre el sistema vivo y su medio externo puede considerarse también como un problema ambiental, pero de una naturaleza diferente al que preocupa a la conciencia moderna, que se refieren específicamente a los problemas de adaptación de la especie humana. Los problemas propiamente ecológicos de adaptación de los biomas a su medio externo se solucionan, como hemos visto, con la formación, destrucción o desplazamiento de los nichos ecológicos.

Para la comprensión del presente módulo es necesario entender las leyes básicas del funcionamiento de la vida explicadas antes y sobretodo el concepto de nicho. Los cambios en las condiciones externas inducen cambios en los sistemas vivos. Los cambios en la disposición u ocupación de los nichos ecológicos no significan, en general, una alteración de las leyes fundamentales del ecosistema.

Los diferentes biomas que se dan en las distintas condiciones ambientales del planeta, mantienen básicamente las mimas leyes de funcionamiento. Desde las tundras polares hasta las selvas húmedas ecuatoriales, todos los sistemas vivos funcionan impulsados por la energía solar, transformada y almacenada a través de la fotosíntesis. Todos ellos utilizan ese depósito de energía para formar los diferentes niveles alimentarios, siendo la alimentación el vehículo básico de transmisión energética. En todos ellos se han establecido mecanismos precisos de reciclaje de los elementos materiales, como el nitrógeno, el carbono o las substancias nutritivas.

1.1.3.2 Modificación de los nichos

Las leyes generales no cambian. Lo único que se modifica en los distintos biomas son los nichos. La adaptación al medio externo concluye en la formación de los nichos. Como hemos visto, la inmensa diversidad de la vida, desde los ásperos climas polares, pasando por los cinturones secos de los trópicos hasta el corazón húmedo de las selvas ecuatoriales se debe a diferentes formas de adaptación de la vida de acuerdo con las condiciones de humedad, temperatura, salinidad, luminosidad, etc. La estructura de cada bioma resulta de la organización de los nichos, de acuerdo con las condiciones ambientales. A lo largo de los diferentes ambientes se despliega una inmensa diversidad de estrategias adaptativas.

Estos pocos párrafos resumen de manera muy breve y esquemática, algunos de los principios estudiados antes. En él se ha intentado mostrar algunas de las estrategias adaptativas de los sistemas vivos a lo largo de la evolución. La ecología ha intentado describir y analizar dichas estrategias, no como caminos independientes, sino como formas articuladas de un sistema global. El logro de la ecología en esta tarea ha sido enorme, aunque queda todavía mucho por investigar y posiblemente los interrogantes son más frecuentes que las certezas. Es relativamente poco lo que sabemos todavía acerca de la manera como se ha organizado este despliegue maravilloso de variedad, forma y color que cubre la superficie del planeta, pero lo que sabemos es bastante para preocuparnos por su destrucción.

Puede decirse quizás que la estrategia básica de la vida, aunque no la única, para consolidar los nichos o funciones ecológicas de cada una de las especies, dentro de la estructura global del ecosistema, ha sido lo que podemos llamar la adaptación orgánica. Cada especie perfecciona a lo largo del proceso evolutivo los órganos necesarios para el cumplimiento de su función. Las plantas perfeccionan los mecanismos para la captación de la energía solar o para el transporte y control del agua. Los herbívoros desarrollaron aparatos digestivos especializados para la transformación de los carbohidratos en proteínas. Los grandes predadores especializaron sus órganos como instrumentos de caza y asimilación de las proteínas y los desintegradores especializaron sus maquinarias orgánicas en el reciclaje de los elementos.

1.1.3.3 Problemática ambiental.

Como veremos en el tercer Módulo, la actividad humana modifica no sólo los nichos ecológicos, sino la totalidad de las leyes del ecosistema. Entra a modificar las leyes de la transmisión energética, desarticula los ciclos de los elementos y transforma el balance de las cadenas alimentarias. En síntesis, modifica el equilibrio global que habían alcanzado los sistemas vivos a lo largo del proceso evolutivo.

A estas modificaciones les damos en sentido estricto el nombre de problema ambiental. El consumo de la energía fósil (carbón, gas y petróleo) introduce de nuevo en el sistema vivo los residuos que habían sido sepultados en depósitos subterráneos, con impactos fatales para la atmósfera. Las diferentes capas atmosféricas, que sirven como filtro de la energía solar, han ido perdiendo su eficacia como mecanismo regulador.

Los ciclos de los elementos materiales que evitan la acumulación de basuras y logran un eficiente uso de los mismos, se ven también afectados por la actividad humana, la cual, por lo menos en la actualidad, desperdicia recursos y acumula basuras. La transmisión de la energía a través de las escalas alimentarias, se empieza a modificar desde el momento en que el hombre organiza la actividad agropecuaria como base de su sustento y desarrollo.

Estas modificaciones profundas de las leyes que regulan el sistema vivo, significan igualmente la alteración del equilibrio global de los ecosistemas y de los márgenes de estabilidad o resiliencia dentro de las cuales se mueve la vida. Puede decirse que hasta el momento, si tenemos en cuenta la crisis ambiental de la actual civilización, la partida la tiene ganada el desequilibrio. De allí surge la preocupación actual por la problemática ambiental.

Sin embargo, como puede observarse, no hemos utilizado en los párrafos anteriores el término "deterioro", sino modificación. Al utilizar ese término benigno se quiere evitar cualquier prejuicio con relación a la interpretación de la crisis ambiental.

Como se verá, hemos preferido definir el problema ambiental como el resultado de las relaciones entre ecosistema y cultura. Se ha preferido el término "cultura" a otros de posible uso, como "modo de producción" o "formación social" o "estructura social", porque estos términos tienen sesgos muy marcados dentro de las ciencias sociales, que los acercan a interpretaciones sociológicas o económicas particulares. Por cultura se entiende, como se verá más adelante, la totalidad del sistema social, desde su base tecnológica, hasta sus representaciones simbólicas, pasando por las formas en las que se organiza la producción y la reproducción social.

Se ha preferido igualmente la fórmula "relaciones entre ecosistema y cultura", en vez de la tradicional que plantea el análisis ambiental como la "relación sociedad-naturaleza". Con este cambio pretendemos incluir la sociedad en la naturaleza, evitando en esta forma el sobrenaturalismo filosófico que ha presidido las ciencias sociales y algunas de las corrientes de la conceptualización ambiental moderna.

El debate ambiental está atrapado entre dos posiciones. Por una parte, desde las ciencias sociales el sobrenaturalismo filosófico, que ha venido y sigue pensando al hombre como un ser colocado por encima o por fuera del sistema de la naturaleza y, por otra parte, desde las ciencias naturales el reduccionismo biologista, que no ve en él mas que una prolongación del orden biológico, sin ninguna diferenciación que lo distinga de las forma adaptativas de las otras especies. Creemos que desde ninguna de estas posiciones es posible explicar la crisis ambiental

La posición que se presenta en este Curso es, por tanto, criticable desde ambos extremos. Es más, desea ser criticada. No se plantea como un dogma establecido o como un punto final de la investigación, sino como un camino que permita avanzar en el difícil análisis de la relación del hombre con su entorno. No es tampoco y, quizás menos aún, una doctrina tradicional, aunque se pueden encontrar antecedentes en muchos intentos teórico anteriores. La única pretensión es suscitar reflexiones e inquietudes sobre un tema crítico, que tiene la ventaja y la desventaja de penetrar en todas las ciencias y de preocupar a todas las conciencias.

1.1.3.4 El reduccionismo cultural

Ante todo, tenemos que explicar por qué asumimos el concepto de cultura o sistema cultural o, simplemente,

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