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Meditacion Descartes 5


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2014  •  505 Palabras (3 Páginas)  •  449 Visitas

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Meditación quinta (De la esencia de las cosas materiales; y otra vez de la existencia de Dios)

En esta quinta meditación, Descartes nos da otro argumento a favor de la existencia de Dios: “del hecho de no poder concebir a Dios sin la existencia, se sigue que la existencia es inseparable de él, y, por tanto, que verdaderamente existe.”

En primer lugar nos dice que, antes de averiguar si puede ser conocido algo cierto sobre las cosas materiales, y si existen tales cosas fuera de sí, debe considerar sus ideas en tanto que existen en su pensamiento, y ver cuáles entre ellas son definidas y cuáles confusas.

Descartes, al tener la certeza de conocer que la verdad de toda ciencia depende sólo del conocimiento del verdadero Dios, tiene el medio de adquirir una ciencia perfecta acerca de infinidad de cosas, y no sólo acerca de Dios mismo, sino también de la naturaleza corpórea, en cuanto que ésta es objeto de la pura matemática, que no se ocupa de la existencia del cuerpo. Dios le ofrece la seguridad de que las cosas que ve como claras y concisas son reales. Para ello Descartes nos pone un ejemplo: “cuando me imagino un triángulo, aunque quizá tal figura no exista fuera de mí pensamiento en ninguna parte, posee sin embargo una determinada naturaleza, o esencia, o forma, inmutable y eterna que ni ha sido creada por mí ni depende de mi mente; como se evidencia del hecho de que se puedan demostrar varias propiedades de este triángulo, a saber, que sus tres ángulos son iguales a dos rectos.

El filósofo nos dice que nosotros percibimos la esencia de los objetos, de tal manera que sin haberlos visto podemos tener una idea clara de ellos. De la misma manera nosotros tenemos una idea de la esencia de Dios: la fe, y es una idea clara y distinta; además Dios es perfecto y sólo se puede ser totalmente perfecto existiendo: No puede haber luz sin oscuridad de la misma manera que no puede haber la perfección y no existir.

Descartes, para probar la existencia de Dios argumenta tener el mismo grado de certeza que en las verdades matemáticas, pues la existencia de Dios no puede separarse de su esencia, al igual que no se puede separar de la esencia del triángulo la magnitud de que los tres ángulos son iguales a dos rectos. También no indica que del hecho de no poder pensar a Dios privado de existencia, viene a darse que la existencia es inseparable de Dios, y consiguientemente, que Éste existe en realidad, y no porque lo crea su pensamiento o imponga una necesidad a alguna cosa, sino porque la necesidad de la cosas misma, es decir, de la existencia de Dios, le obliga a pensarlo. Aún así, continúa diciéndonos Descartes, él podría persuadirse de que se estaba engañando, pero no una vez que ha percibido la existencia de Dios, y que Éste no es engañador, aunque no recuerde lo argumentado, y tan solo recuerde el hecho de haberlo percibido clara y definidamente.

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