Motricidad

El movimiento y el lenguaje representan los dos aspectos observables de la conducta. Hasta los tres años, los gestos representan la forma principal de comunicación donde se perfecciona la motricidad práxica, dando paso de lo sensoriomotor a lo perceptivo motor, el lenguaje oral y el grafismo.

En la práctica, la expresividad motriz del niño tiene 3 finalidades: Que llegue a comunicarse, sea creativo y desarrolle la capacidad de descentración.

La función expresiva y de comunicación del movimiento implica una relación entre psicomotricidad y lenguaje; Uno de los objetivos fundamentales de la educación es la comunicación a través de los múltiples medios a su alcance. Producimos y recibimos una gran cantidad de mensajes que no están expresados con palabras, a esto le llamamos no verbales, y abarcan desde los movimientos del cuerpo, las posturas, gestos, expresiones faciales, etc.

La comunicación se desarrolla desde el nacimiento en la relación tónica-afectiva privilegiada en que vive el niño y la madre. En la práctica psicomotriz, la comunicación viene dada por un estado excepcional en el que se produce la evolución del niño como del psicomotrista, al producirse una situación de gran seguridad en la que aumenta la disponibilidad y la capacidad de escucha hacia el otro.

Apartir del segundo año de vida, el niño dispone de la presión y de la locomoción. En los últimos 60 años ha ido creciendo el interés por conocer las razones por las cuales los niños y las niñas que no poseen ningún daño neurológico, ninguna alteración morfológica o funcional y que poseen un coeficiente intelectual normal o alto manifiestan dificultades para aprender y llevar a cabo tareas que requieran coordinación y fluidez motora.

Las dificultades en el proceso de aprendizaje no solo se presentan en alumnos con déficit, sino que existen alumnos que sin manifestar discapacidad alguna demuestran dificultades de su competencia motriz.

El lenguaje es utilizado en el espacio afectivo a dos niveles: Simbólico y real. A través del dibujo y de la posterior verbalización que hace el niño en interacción con el adulto se sientan las bases de un nuevo código comunicativo: el lenguaje escrito.

La experiencia de acomodación permite la mejora de la respuesta motriz, también representa la oportunidad para una experiencia perceptiva y es aquí cuando el niño desarrolla en ella sus primeros conceptos del tiempo y espacio, así como también descubre la propiedad de los objetos

Un niño o niña que presenta una baja competencia motriz se caracteriza por retraso en su desarrollo motor, poca eficacia en la manipulación de objetos y utensilio, dificultades en la escritura, alteraciones en equilibrio y problemas de lanzamiento.

La primera urgencia se plantea a los 6 años, es el aprendizaje de lectura y escritura, cuya adquisición necesita los requerimientos psicomotores y los cognitivos. El aprendizaje no es favorable al desarrollo para hacerle frente, si no el niño puede verse inmerso en una situación de fracaso; según Hernández Vásquez, los alumnos que muestran estas dificultades son aquellos que presentan un conflicto entre el potencial escolar y su rendimiento real, debido a razones emocionales.

En la edad preescolar el niño de 7 años entra en la fase de latencia, que es favorable para el desarrollo cognitivo y el reconocimiento de roles sexuales.

El ambiente emocional y motivacional está relacionado con la autoimagen y el auto concepto. Los fracasos que se presentan en la escolarización entre los 6 y los 7 años son debidos a la lectura no adquirida en el transcurso de las dos primeras

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