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Mujer Y VIH

elroxely8 de Mayo de 2014

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DERECHOS EN SEXUALIDAD Y REPRODUCCIÓN Y ÉTICA: LOS DERECHOS RECONOCIDOS POR

LAS MUJERES VIVIENDO CON VIH/SIDA

1. ÉTICA Y DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS

Hablar de derechos sexuales y reproductivos y ética, es una tarea imprescindible, sobre todo si reconocemos que la sexualidad y la reproducción se insertan en un amplio campo de disputas políticas.

Hablar de derechos en el campo de la sexualidad y la reproducción significa reconocer las tensiones y múltiples entradas que rodean ésta temática.

La ética ha hecho parte de grandes debates, en general se enuncia a través de principios, pero su presencia en el mundo social e individual se expresa a través de la capacidad de discusión y diálogo, de apropiación y traducción de éstos principios a los problemas

concretos de las personas.

La ética entonces la vamos a entender como la capacidad de apropiarse de las interpretaciones en el marco de la propia vida y de la corporalidad. Las personas cuentan con la posibilidad de interpretar sus actos, dando cuenta de las decisiones en el campo de los derechos sexuales y reproductivos. Este reconocimiento, evaluación y reflexión de sus comportamientos son esenciales para la profundización de la ciudadanía, en el caso de las mujeres viviendo con VIH/SIDA se expresan en el bienestar, calidad de vida, acceso equitativo a la riqueza social, posibilidad de opción, de regulación y de responsabilidad individual y colectiva.

Las autoras Sonia Correa y Rosalind Petchesky proponen tres proponen tres principios éticos para los derechos sexuales y reproductivos, éstos son: la integridad corporal, el ejercer como persona y la igualdad y diversidad. Lo interesante de éstos principios es que se pueden observar su violación en los diferentes análisis de éste diagnóstico, ya sea, por ejemplo, en los actos de abuso e intromisión por autoridades, personal de salud, por las parejas, familia, iglesias, entre otros, y, también a través de actos de omisión, negligencia o discriminación. En el caso de las mujeres VIH/SIDA se agudizan y en particular de las mujeres viviendo con producto de las relaciones de poder y de género que se establecen en nuestra sociedad, particularmente en la sexualidad y la reproducción.

EL PRINCIPIO DEL CONTROL SOBRE EL PROPIO CUERPO

El control sobre el propio cuerpo implica una parte central de la libertad reproductiva y sexual, el derecho de las mujeres a que no se les prive de su capacidad reproductiva practicándoles por ejemplo, esterilizaciones sin consentimiento informado, estar libre de violencia sexual, de métodos anticonceptivos riesgosos, de embarazos no deseados que constituyen algunos de los problemas que incorpora este principio.

Dentro de los discursos de las mujeres viviendo con VIH/SIDA se alude al cuerpo. Este cuerpo nombrado es una construcción social y cultural, que contiene elementos sociales y subjetivos. Lo subjetivo aparece en el espacio de la intimidad, como un objeto de experiencia directa como portador de mensajes, de emociones, malestares y

placeres que reflejan en gran medida nuestra historia, así como nuestra experiencia personal y social.

La sexualidad de cada persona emerge y existe en un contexto cultural y es influenciada por variables como lo psíquico, lo cultural biológico, lo económico, la diferencia sexual, el sistema sexo-género, entre otras. No hay una única sexualidad, así como tampoco hay una sóla práctica sexual.

La sexualidad adquiere un grado de complejidad mayor cuando VIH/SIDA, ya que la transmisión de se trata de mujeres viviendo con éste virus guarda estrecha relación con el ejercicio de la sexualidad, lo que viene a sumarse a los mandatos, restricciones sociales y control de su cuerpo.

En sus relaciones de pareja se aprecia un desinterés sexual, que muchas de las veces se presenta como síntoma de un problema no resuelto. En el caso de las que continúan viviendo con su pareja –la pareja que les transmitió el virus–, en su mayoría no mantienen relaciones sexuales por una decisión personal.

“No, no me interesa. Lo único que me interesa sí, es que ande con su condón. Porque de partida yo no quisiera saber que él pueda infectar a otra persona…..”.

Es posible advertir, que la preocupación por la prevención y reinfección aparece en éstos discursos en relación a sus parejas.

Además, se reafirma la clásica relación de género donde a los hombres se les permite tener varias parejas sexuales.

Reconocen que ésta forma de vivir su sexualidad es una forma de negación de su propio placer. La negación de sus deseos, es producto muchas veces, de influencias externas y mandatos sociales fuertemente enraizados en los sistemas de creencias de las mujeres VIH/SIDA, en donde las prescripciones médicas no se viviendo con cuestionan, en donde existe castigo social para quienes desobedecen y en donde el estigma con el que deben cargar las personas que viven VIH, las induce en mayor o menor medida a decidir con “voluntariamente” alejarse de la vida sexual activa.

llama restricciones de Cada cultura establece lo que Plummer llama restricciones de quién y restricciones de cómo. Las restricciones de quién tienen que ver con las parejas, su género, especie, edad, parentesco, raza, casta o clase, y limitan a quién podemos aceptar como pareja. Las ‘restricciones de cómo’ se relacionan con nuestro cuerpo, con los órganos que usamos, los orificios que se pueden penetrar, el modo de relación sexual y de coito, qué podemos tocar, cuándo podemos tocar, con qué frecuencia, y así sucesivamente. Estas reglamentaciones han controlado los cuerpos y la sexualidad a través de la historia de la humanidad, por medio de diferentes agentes socializadores.

Las mujeres viviendo con VIH/SIDA viven éstas restricciones al igual que otras personas, pero a pesar de éstas vivencias, se constata que la adquisición del VIH/SIDA ha permitido un proceso de reflexión sobre sus libertades y sus derechos, en particular en los campos de la sexualidad y la reproducción.

EL PRINCIPIO DEL EJERCICIO COMO PERSONA

El principio del ejercicio como persona, se relaciona según Correa y Petchesky con el derecho a la autodeterminación. Esto significa que las mujeres son actores principales en la toma de decisiones respecto a la sexualidad y reproducción. Esto también incluye consejería acerca de los riesgos y las opciones asociadas con la anticoncepción, la reproducción, infecciones de transmisión sexual, atención de calidad en los servicios de salud, entre otros.

Este principio nos permite analizar los discursos de las mujeres VIH/SIDA desde una nueva mirada, es decir, como actores viviendo con que deciden respecto a sus cuerpos. Por ejemplo algunas mujeres han decidido mantener relaciones sexuales, haciendo valer sus derechos frente a las prohibiciones que se establecen a partir de las instituciones y agentes de socialización.

Es posible advertir un proceso de resignificación de su propio cuerpo donde se restablecen relaciones más placenteras con sus nuevas pareja. Donde se reconoce el derecho al placer.

“Pero en sí, para mi no ha sido difícil, ahora tengo una nueva pareja él también tiene VIH y ha sido pleno, o sea, en comparación con mi marido que nunca tuve orgasmos con él”.

El establecimiento de nuevas relaciones de pareja es un derecho reconocido por las propias mujeres que se vincula con la vivencia del placer.

Otro derecho reconocido por las mujeres es la posibilidad de hablar con sus nuevas parejas sobre su adquisición del VIH/SIDA.

La condición de personas viviendo con VIH/SIDA pone a las mujeres frente a la disyuntiva de elegir entre compartir o no con una posible pareja su diagnóstico, ya que esto podría poner en riesgo a su compañero. De estar éste también afectado por el VIH, existe la posibilidad de la re-adquisición para ambos. Es por ésto que muchas mujeres que conviven con el VIH por largos períodos no mantienen tanto relaciones de pareja como relaciones sexuales.

“Llega un tiempo en que no sé..., al menos..., que uno se siente nula como mujer porque uno piensa que así como a uno le pegaron esto (VIH/SIDA), uno también va a empezar a transmitirlo por todos...,”

Que no es VIH/SIDA ha significado para muchas de las La irrupción del VIH/SIDA ha significado para muchas de las mujeres viviendo con VIH/SIDA una revisión de las concepciones tradicionales y que las llevaron a mantener una actitud pasiva frente al problema, manteniéndose desinformadas considerándose siempre en menor riesgo antes de ser notificadas.

El principio ético del ejercicio como persona aparece como clave para el empoderamiento de las mujeres viviendo con VIH/SIDA, devolviéndoles la autonomía como sujetos y las convierte en actores principales de su propia vida en particular, en el ámbito de la sexualidad y reproducción.

EL PRINCIPIO DE LA IGUALDAD Y DE LA DIVERSIDAD

Según Correa y Petchesky el principio de la igualdad se aplica a los derechos sexuales y reproductivos en dos ámbitos, por un lado, en las relaciones entre los hombres y las mujeres y las relaciones entre las mujeres considerando las condiciones de clase, edad, nacionalidad, etnia que dividen a las mujeres como grupo.

El primer ámbito está constituido por los sesgos sociales respecto a los roles reproductivos que impiden compartir responsabilidades y se relacionan con la división genérica del trabajo.

El segundo ámbito se refiere específicamente a poner atención

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