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Naturaleza Y Necesidad De Las Revoluciones Cientificas


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2013  •  2.334 Palabras (10 Páginas)  •  362 Visitas

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Estas anotaciones nos permiten considerar finalmente los problemas de los que toma su título este ensayo. ¿Qué son revoluciones científicas, y cuál es su función en el desarrollo científico? Buena parte de la respuesta a estas preguntas ha sido anticipada en las secciones anteriores. En particular, la discusión precedente indicó que aquí se entiende por revoluciones científicas aquellos episodios de desarrollo no-cumulativo, en los cuales un viejo paradigma[2] es reemplazado en todo o en parte por uno nuevo, incompatible con el anterior. Sin embargo, queda mucho por decir, y una parte esencial de eso puede ser introducida a través de una pregunta adicional: ¿Por qué un cambio de paradigma debería considerarse una revolución? En el haz de diferencias esenciales entre desarrollo político y científico, ¿qué paralelos pueden justificar la metáfora que encuentra revoluciones en ambos?

Un aspecto del paralelo debe resultar ya evidente: las revoluciones políticas se inauguran con una creciente sensación (a menudo restringida a un segmento de la comunidad política) de que las instituciones existentes han cesado de responder adecuadamente a los problemas planteados por un ambiente que ellas, en parte, han creado. De manera bastante similar, las revoluciones científicas se inauguran con la sensación (de nuevo limitada casi siempre a un estrecho grupo de la comunidad científica) de que un paradigma existente ha dejado de funcionar adecuadamente en la exploración de un aspecto de la naturaleza al cual ese paradigma había abierto el camino previamente. Tanto en el desarrollo político como en el científico, la sensación de malfuncionamiento, que puede conducir a una crisis, es prerrequisito para una revolución. Más allá de eso, aunque se fuerce la metáfora, ese paralelo funciona no sólo para los cambios paradigmáticos mayores, como los atribuibles a Copérnico o a Lavoisier, sino también para otros cambios menores, asociados a la asimilación de una nueva clase de fenómenos, como el oxígeno o los rayos X. Las revoluciones científicas deben parecerles revolucionarias sólo a aquellos cuyos paradigmas se ven afectados. A los ajenos al ámbito afectado, ellas pueden parecer partes normales del proceso de desarrollo (como la revolución de los Balcanes del comienzo del siglo XX). Los astrónomos, por ejemplo, asumieron los rayos X como una mera adición a sus conocimientos, ya que sus paradigmas no quedaron afectados por la existencia de la nueva radiación; pero para hombres como Kelvin, Crookes y Roentgen, cuya investigación se ocupaba de la teoría de la radiación o de los tubos de rayos catódicos, la irrupción de los rayos X violó necesariamente un paradigma al tiempo que creaba otro. Por eso, estos rayos sólo pudieron ser descubiertos a través de algo que parecía andar mal en la investigación normal.

Este aspecto genético del paralelo entre el desarrollo político y científico no debería dejar lugar a dudas. El paralelo tiene, sin embargo, un segundo y más profundo aspecto, del cual depende el significado del primero. Las revoluciones políticas apuntan a cambiar instituciones políticas a través de vías prohibidas por esas mismas instituciones. Para que estas revoluciones triunfen, se requiere el abandono parcial de un orden institucional a favor de otro y, en la fase de transición, la sociedad no queda gobernada por instituciones. Inicialmente se trata de una simple crisis que atenúa el rol de las instituciones políticas, del mismo modo como, según vimos antes, se atenúa el rol de los paradigmas. En número creciente, los individuos se sienten cada vez más alejados de la vida política y se comportan de manera cada vez más excéntrica frente a ella. Luego, cuando la crisis se agudiza, muchos de estos individuos se comprometen con algún propósito para la reconstrucción de la sociedad en una nueva estructura institucional. A esas alturas, la sociedad se halla dividida en facciones o partidos que compiten: unos que buscan defender la antigua constelación de instituciones y otros que pretenden instituir algo nuevo. Una vez que esa polarización ha ocurrido, el recurso a la política falla. Los partidos implicados en un conflicto revolucionario deben optar finalmente por técnicas de persuasión de las masas, a menudo incluyendo también la fuerza, porque difieren acerca de la matriz institucional en la que el cambio político puede ocurrir y ser evaluado y porque no reconocen ninguna estructura supra-institucional para la legitimación de la diferencia revolucionaria. Aunque las revoluciones han desempeñado su papel en la evolución de las instituciones políticas, ese rol depende de su condición de eventos extrapolíticos o extrainstitucionales. Este ensayo pretende demostrar que el estudio histórico de los cambios de paradigma revela características muy similares en la evolución de la ciencia. Al igual que la elección entre instituciones políticas en contienda, la elección entre paradigmas que compiten demuestra ser una elección entre modos de vida en comunidad que resultan incompatibles. Por tener ese carácter, la elección no es ni puede ser determinada por los procedimientos evaluativos característicos de la ciencia normal, ya que éstos dependen, en parte, de un paradigma particular y ese paradigma es precisamente el blanco de los ataques. Cuando se introducen los paradigmas –como debe ser– en un debate acerca de la elección de paradigma, su función es necesariamente circular. Cada grupo usa su propio paradigma para argüir en defensa de dicho paradigma.

La circularidad resultante no invalida los argumentos. Quien presupone un paradigma cuando argumenta en su defensa puede, no obstante, exhibir claramente qué tipo de práctica científica será típica entre aquellos que adopten la nueva visión de la naturaleza. Esa exhibición puede ser inmensamente persuasiva, incluso de modo contundente. Pero, a pesar de su fuerza, el estatuto del argumento circular es sólo el de un medio de persuasión: no puede ser contundente desde el punto de vista lógico o probabilístico para aquellos que no quieran caminar en el círculo. Los presupuestos y valores comunes a los dos partidos que se enfrentan en un debate sobre paradigmas, no son lo suficientemente extensos para eso. En la elección de paradigmas ocurre lo mismo que en las revoluciones políticas: no hay un estándar más alto que la aceptación de la comunidad implicada. Para descubrir cómo suceden las revoluciones científicas, hemos de examinar no sólo el impacto de la naturaleza y la lógica, sino también las técnicas de argumentación persuasiva que resultan eficaces para grupos tan especiales como los que constituyen la comunidad de científicos.

Para descubrir por qué este resultado de la elección de un paradigma nunca puede ser ordenado inequívocamente por la lógica

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