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Origen De Las Especies


Enviado por   •  3 de Junio de 2014  •  5.928 Palabras (24 Páginas)  •  192 Visitas

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EL ORIGEN DE LAS ESPECIES

PROLOGO

El origen de las especies fue el resultado de un exhaustivo y profundo trabajo de observación e investigación que Darwin comenzó desde muy joven, cuando se dedicó a estudiar historia natural y reanudó sus colecciones de minerales e insectos, que había comenzado en la escuela. Sin embargo, lo que realmente consagró los años de estudio y reflexión fue su labor como naturalista en la expedición alrededor del mundo, a bordo del Beagle. Tal como lo afirma en la autobiografía: “El viaje en el Beagle ha sido el acontecimiento más importante de mi vida y el que determinó toda mi carrera”.

El origen de las especies fue el primer relato convincente y claro acerca de la teoría de la evolución y de la selección natural. La obra de Darwin estaba narrada en un lenguaje directo y coloquial, accesible a cualquier lector. En ella fue capaz de explicar en forma simple que las especies cambiaban como resultado de una necesidad nueva; que la lucha por la supervivencia eliminaba las variaciones desfavorables y sobrevivían las más aptas; que el número de individuos de cada especie permanecía más o menos constante; y explicó, por medio de descripciones minuciosas, cómo variaban en todos los aspectos las distintas especies según el entorno.

Una de las principales influencias en su teoría de la selección natural ha sido el clérigo y economista británico, Thomas Malthus, con su Ensayo sobre el principio de la población (1798). También se le atribuye gran importancia en la obra de Darwin al naturalista Alfred Russel Wallace (18231915), quien en su última expedición a las islas de Malasia formuló su hipótesis acerca de la selección natural. En 1858, a pesar de que no se conocían, Wallace le comunicó sus ideas a Darwin, quien ya poseía una teoría similar. Unos meses antes de la publicación de El origen de las especies, ambos científicos habían realizado una publicación conjunta de extractos de los manuscritos.

Darwin narró en su Diario de viaje algunas vivencias que lo llevaron al comienzo de una crisis religiosa; llegó a escribir: “…De hecho casi no puedo comprender cómo haya nadie que pueda desear que la doctrina cristiana sea cierta”. No encontraba compatible la esclavitud, sustento de la economía de la burguesía, a la que pertenecía, con la doctrina cristiana. Varios años después escribió con cierto tono irónico: “Considerando la ferocidad con que he sido tratado por los ortodoxos, parece cómico que alguna vez pensara ser clérigo”.

El origen de las especies fue el resultado de un exhaustivo y profundo trabajo de observación e investigación que Darwin comenzó desde muy joven, cuando se dedicó a estudiar historia natural y reanudó sus colecciones de minerales e insectos, que había comenzado en la escuela. Sin embargo, lo que realmente consagró los años de estudio y reflexión fue su labor como naturalista en la expedición alrededor del mundo, a bordo del Beagle. Tal como lo afirma en la autobiografía: “El viaje en el Beagle ha sido el acontecimiento más importante de mi vida y el que determinó toda mi carrera”.

El origen de las especies fue el primer relato convincente y claro acerca de la teoría de la evolución y de la selección natural. La obra de Darwin estaba narrada en un lenguaje directo y coloquial, accesible a cualquier lector. En ella fue capaz de explicar en forma simple que las especies cambiaban como resultado de una necesidad nueva; que la lucha por la supervivencia eliminaba las variaciones desfavorables y sobrevivían las más aptas; que el número de individuos de cada especie permanecía más o menos constante; y explicó, por medio de descripciones minuciosas, cómo variaban en todos los aspectos las distintas especies según el entorno.

Una de las principales influencias en su teoría de la selección natural ha sido el clérigo y economista británico, Thomas Malthus, con su Ensayo sobre el principio de la población (1798). También se le atribuye gran importancia en la obra de Darwin al naturalista Alfred Russel Wallace (18231915), quien en su última expedición a las islas de Malasia formuló su hipótesis acerca de la selección natural. En 1858, a pesar de que no se conocían, Wallace le comunicó sus ideas a Darwin, quien ya poseía una teoría similar. Unos meses antes de la publicación de El origen de las especies, ambos científicos habían realizado una publicación conjunta de extractos de los manuscritos.

Darwin narró en su Diario de viaje algunas vivencias que lo llevaron al comienzo de una crisis religiosa; llegó a escribir: “…De hecho casi no puedo comprender cómo haya nadie que pueda desear que la doctrina cristiana sea cierta”. No encontraba compatible la esclavitud, sustento de la economía de la burguesía, a la que pertenecía, con la doctrina cristiana. Varios años después escribió con cierto tono irónico: “Considerando la ferocidad con que he sido tratado por los ortodoxos, parece cómico que alguna vez pensara ser clérigo”.

INTRODUCCION

Viajábamos a bordo del Beagle, buque de guerra inglés, en calidad de naturalistas, cuando nos impresionaron mucho ciertos hechos observados en la distribución de los seres orgánicos que habitan América del Sur, y en las relaciones geológicas existentes entre los actuales habitantes de aquel continente y sus antecesores. Estos hechos parecían arrojar luz sobre el origen de las especies. De vuelta a nuestra patria en 1837, se nos ocurrió que quizás algo podría sacarse en limpio de esta cuestión, acumulando con paciencia, para reflexionar sobre ellos, toda clase de hechos que pudieran tener alguna relación o conexión con el problema. Después de un trabajo de cinco años, nos permitimos especular sobre el asunto, y formamos algunas cortas notas que ampliamos en 1844.

Al considerar el origen de las especies se concibe perfectamente que el naturalista que reflexiona sobre las mutuas afinidades de los seres orgánicos, sobre sus relaciones embriológicas, su distribución geográfica y otros hechos semejantes, puede llegar a deducir que las especies no han sido creadas independientemente, sino que han descendido como variedades de otras especies. A pesar de todo, tal conclusión, aun estando bien fundada, no sería satisfactoria hasta poder demostrarse cómo han sido modificadas las innumerables especies que habitan este mundo, hasta adquirir esa perfección de estructura y coadaptación que con justicia excita nuestra admiración.

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