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Positivismo


Enviado por   •  31 de Mayo de 2015  •  5.648 Palabras (23 Páginas)  •  291 Visitas

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE DURANGO

CAMPUS ZACATECAS

COORDINADOR

DR.ALEJANDRO TORRES

¿QUÉ ES ESA COSA LLAMADA CIENCIA?

JESSYCA FLORES MEDINA

Zacatecas, Zac. 24 de Mayo de 2015

¿QUÉ ES ESA COSA LLAMADA CIENCIA?

ALAN F. CHALMERS

I.INTRODUCCION

Alan Chalmers escribió este libro de gran utilidad para aquellos que pretenden o intentan conocer la naturaleza de la ciencia. Se manifiesta en el las diferentes teorías científicas en una forma sencilla y clara. Comenzando con el Inductivismo y el Falsacionismo que en opinión del autor son dos enfoques simples pero no aptos, los paradigmas de Kuhn, los programas de investigación de Lakatos, el Relativismo, el objetivismo y Fereyabend entre otras.

Chalmers comienza de manera polémica, ya que no hay ningún método que permita probar que las teorías científicas son verdaderas, ni siquiera probablemente verdaderas. Algunos de los argumentos que apoyan la afirmación de que no es posible probar o refutar de manera terminante es que las teorías científicas se basan en gran medida en consideraciones lógicas y filosóficas. Otras se basan en el análisis detallado de la historia de la ciencia y de las modernas teorías científicas. Las tendencias modernas en las teorías del método científico es la creciente atención prestada a la historia de la ciencia.

Una reacción ante la constatación de que las teorías científicas no pueden ser probadas o refutadas de manera irrefutable y de que las reconstrucciones de los filósofos tienen poco que ver con lo que en realidad hace progresar a la ciencia consiste en renunciar completamente a la idea de que la ciencia es una actividad racional que actúa de acuerdo a métodos especiales. Feyerabend se atrevió a decir que la ciencia no posee rasgos especiales que la hagan intrínsecamente superior a otras ramas del conocimiento, tales como mitos o vudú. La elección entre las teorías distintas se reduce a una elección determinada por los valores y deseos subjetivos de los individuos.

Bacon fue uno de los primeros que intentaron articular el método de la ciencia moderna. Propuso que la finalidad de la ciencia es la mejora de la suerte del hombre en la tierra, y ésta se lograría recogiendo hechos a través de la observación organizada y derivando de ello teorías. Desde entonces unos han modificado y mejorado la teoría de Bacon y otros se han opuesto a ella de una manera bastante radical. El positivismo lógico fue una forma extrema de empirismo según la cual no sólo las teorías se justifican en la medida en que se pueden verificar apelando a los hechos concisos mediante la observación, sino que además se considera que sólo tienen significado en tanto se puedan derivar de este modo. Chalmers plantea dos aspectos problemáticos en el surgimiento del positivismo:

a) Se produjo en una época en que la física cuántica y la teoría de la relatividad imprimieron a la física un avance espectacular

b) Karl Popper y Bachelard publicaron refutaciones rotundas del positivismo, aunque esto no detuvo la marea que provocó, ya que sus obras pasaron prácticamente desapercibidas y recientemente se les ha prestado atención.

Entonces podemos decir que la idea que plantea Alan Chalmers en ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? O la noción que deja el autor sería: comenzamos con la confusión y nos quedamos con una confusión de nivel superior.

II. EL INDUCTIVISMO: LA CIENCIA COMO CONOCIMIENTO DERIVADO DE LOS HECHOS DE LA EXPERIENCIA

El conocimiento científico es conocimiento probado. Las teorías científicas derivan de algún modo riguroso, de los hechos de la experiencia adquiridos mediante la observación y la experimentación. La ciencia es objetiva. El conocimiento científico es fiable porque es conocimiento objetivamente probado. Este tipo de enunciados sintetiza la opinión popular sobre lo que es el conocimiento científico. El origen se encuentra en la revolución científica del siglo XVII. En donde se considera cada vez más la experiencia como la fuente del conocimiento. La concepción inductivista ingenua podría ser considerada como un intento de formalizar esta imagen conocida de la ciencia. Chalmers argumentó a lo largo de ¿Qué es eso llamado ciencia? que esta concepción de la ciencia, está completamente equivocada e incluso es arriesgadamente engañosa.

2.1 El Inductivismo ingenuo, la ciencia se inicia con la observación. Para ello se requiere que el observador científico tenga los órganos de los sentidos en condiciones normales y que esté libre de prejuicios. Se les conoce como enunciados observacionales a los enunciados que se llegan mediante la observación. Y se derivan mediante la generalización, leyes y teorías que constituirán al conocimiento científico.

Se distinguen dos tipos de enunciados observacionales: 1) Los singulares derivados de la observación de un fenómeno en particular en un momento y lugar determinado. 2) los generales son los que hacen referencia a todos los sucesos de un determinado tipo en todos los lugares y en todos los tiempos. Las teorías y leyes que forman el conocimiento científico son enunciados de este tipo y se les llama Universales.

Si la ciencia se basa en la experiencia, ¿por qué medios se pueden obtener de los enunciados singulares, que resultan de la observación, los enunciados generales que constituyen el conocimiento científico? La respuesta inductivista es que, suponiendo que se den ciertas condiciones, es lícito generalizar, a partir de una lista finita de enunciados observacionales singulares, una ley universal.

Las condiciones que deben satisfacer estas generalizaciones para que el inductivista las considere viables:

1. El número de enunciados observacionales que constituyan la base de una generalización debe ser grande

2. Las observaciones se deben repetir en una amplia variedad de condiciones

3. Ningún enunciado observacional aceptado debe entrar en contradicción con la ley universal derivada.

Claramente, las condiciones 1 y 2 son necesarias, la 3 es esencial. El tipo de razonamiento analizado, que nos lleva de una lista finita de enunciados singulares a la justificación de un enunciado universal se denomina razonamiento inductivo, y el proceso se denomina inducción. Esto a partir de la base segura que proporciona la observación.

2.3 Lógica y razonamiento deductivo. Una vez que un científico tiene a su disposición leyes y teorías universales puede extraer de ellas diversas consecuencias que le sirven como explicaciones y predicciones. Al tipo de razonamiento empleado se le denomina razonamiento deductivo.

El estudio del razonamiento deductivo constituye la disciplina de la lógica. Veamos un ejemplo:

PREMISA 1: Todos los Alemanes son racistas

PREMISA 2: Meisman es un alemán

CONCLUSIÓN: Meisman es un racista.

Si P1 y P2 fueran verdaderas y C falsa, ello supondría una contradicción. Esta es la característica clave de una deducción lógicamente válida. Si las premisas de una deducción lógicamente válida son verdaderas, entonces la conclusión debe ser verdadera.

Hagamos un pequeño cambio en el ejemplo anterior. Esta es la característica clave de una deducción lógicamente válida. Si las premisas de una deducción lógicamente válida son verdaderas, entonces la conclusión debe ser verdadera. Hagamos un pequeño cambio en el ejemplo anterior

PREMISA 1: Muchos alemanes son racistas

PREMISA 2: Meisman es un alemán

CONCLUSIÓN: Meisman es un racista

En este ejemplo, C no se sigue necesariamente de P1 y P2. Afirmar que P1 y P2 son verdaderas y C es falsa no supone una contradicción. El argumento no es válido. La lógica y la deducción, por sí solas no pueden establecer la verdad de unos enunciados fácticos del tipo de los ejemplos.

Lo único que la lógica puede ofrecer es que, si las premisas son verdaderas, entonces, la conclusión debe ser verdadera. Pero el hecho de que las premisas sean verdaderas o no, no es una cuestión que se pueda resolver apelando a la lógica. Para un inductivista, la fuente de la verdad no es la lógica, sino la experiencia.

2.4 El encanto del inductivismo ingenuo. La concepción inductivista ingenua de la ciencia tiene ciertos méritos aparentes. Proporciona una explicación formalizada de algunas de las impresiones populares sobre el carácter de la ciencia, su poder explicatorio y predictivo, su objetividad y su superior fiabilidad en comparación con otras formas de conocimiento.

La objetividad de la ciencia inductivista se deriva del hecho de que tanto la observación como el razonamiento inductivo son objetivos en sí mismos. La validez de los enunciados observacionales, cuando se obtienen de manera correcta, no dependen del gusto, la opinión, las esperanzas o las expectativas del observador. Lo mismo se puede decir del razonamiento inductivo, mediante el cual se deriva el conocimiento científico a partir de los enunciados observacionales.

Los enunciados observacionales que forman la base de la ciencia son seguros y fiables porque su verdad se puede determinar haciendo uso directo de los sentidos. La fiabilidad se transmitirá a las leyes y teorías derivadas de ellos. Chalmers considera que la concepción inductivista ingenua de la ciencia está muy equivocada y es engañosa…ya iremos viendo cómo y porqué…

III. EL PROBLEMA DE LA INDUCCIÓN

El señor Bertrand Russell contaba la historía de un pavo que llegó a una granja, y desde su primera mañana descubrió que le daban de comer a las 9, ¡pavo listo!. Pero como era un pavo inductivista, no se precipitó al sacar conclusiones. Y esperó pacientemente hasta que recogió un número suficiente de observaciones. Probó en días con sol, en días lluviosos, cuando hacía frío y cuando hacía calor. Hasta que su conciencia inductivista se sintió satisfecha como para afirmar que todos los días comía a las 9. Muy asumida tenía su conclusión como verdad absoluta… hasta que llegó la víspera de la Navidad, y en vez de darle de comer le cortaron el cuello…. Estamos ante una inferencia inductiva con premisas verdaderas que ha llevado a una conclusión falsa…así de crudo.

3.1 ¿Se puede justificar el principio de inducción?

Según el inductivista ingenuo, la ciencia comienza con la observación, ésta proporciona una base segura sobre la que se puede construir el conocimiento científico, el cual a su vez se deriva, mediante la inducción, de los enunciados observacionales. Por lo tanto, lo que trata Chalmers es de poner en duda la validez y justificabilidad del principio de inducción.

La versión del principio de inducción de Chalmers, con la que creo que todos estaremos de acuerdo dice así: Si en una gran variedad de condiciones se observa una gran cantidad de A y todos los A observados, sin excepción, poseen la propiedad B, entonces, todos los A poseen la propiedad B Este principio, o algo muy parecido, es el principio básico en el que se basa la ciencia, si se acepta la postura inductivista ingenua. Nos deberíamos plantear, ¿por qué el razonamiento inductivo conduce al conocimiento científico fiable e incluso verdadero? Y tendríamos dos vías de acercamiento al asunto:

• Apelando a la lógica. Las argumentaciones lógicas válidas se caracterizan por el hecho de que si la premisa de la argumentación es verdadera, entonces la conclusión debe ser verdadera. Las argumentaciones deductivas poseen ese carácter. El principio de inducción estaría de seguro justificado si las argumentaciones inductivas también lo poseyeran, pero no es así. Las argumentaciones inductivas no son argumentaciones lógicamente válidas. Y si no, que le pregunten al pavo de Russell…La inducción no se puede justificar sobre las bases estrictamente lógicas. El principio de inducción no se puede justificar simplemente apelando a la lógica.

• Apelando a la experiencia. La inducción funciona en un gran número de ocasiones, por ejemplo, las leyes de la óptica o el movimiento planetario. Se trata de una justificación completamente inaceptable, y Hume lo demostró en el siglo XVIII. La argumentación que pretende justificar la inducción es circular ya que emplea el mismo tipo de argumentación inductiva cuya validez se supone que necesita justificación. No podemos usar la inducción para justificar la inducción. Esto es lo que tradicionalmente se ha llamado el problema de la inducción. Además, exigir gran número de observaciones en una amplia variedad de circunstancias…cuanto menos es vago.

3.2 La retirada a la probabilidad

Hay una manera muy evidente de moderar la postura extrema del inductivismo ingenuo. Aunque no se pueda garantizar que las generalizaciones a las que se ha llegado mediante inducciones lícitas sean perfectamente verdaderas, son probablemente verdaderas. El conocimiento científico no es conocimiento probado, pero representa un conocimiento que es probablemente verdadero. Cuanto mayor sea el número de observaciones que forman la base de la inducción y cuanto mayor sea la variedad de condiciones en las cuales se hayan realizado estas observaciones, mayor será la probabilidad de que las generalizaciones resultantes sean verdaderas. Si se adopta esta versión modificada de la inducción, entonces se reemplazará el principio de inducción por una versión probabilística que dirá más o menos lo siguiente: Si en una amplia variedad de condiciones se ha observado un gran número de A y si todos estos A observados poseen sin excepción la propiedad B, entonces, probablemente todos los A poseen la propiedad B.

Esta versión del principio de inducción en su forma probabilística también tiene problemas adicionales. Especialmente los relacionados con las dificultades que se encuentran cuando se trata de precisar exactamente la probabilidad de una ley o teoría a la luz de unas pruebas especificadas. Puede parecer intuitivamente plausible que, a medida que aumenta el apoyo observacional que recibe una ley universal, aumente también la probabilidad de que sea verdadera. Pero según la teoría oficial de la probabilidad, cualquier evidencia observacional constará de un número finito de enunciados observacionales, mientras que un enunciado universal hace afirmaciones acerca de un número infinito de posibles situaciones.

La probabilidad de que sea cierta la generalización universal es, por tanto, un número finito dividido por un número infinito, lo cual sigue siendo cero por mucho que aumente el número finito de enunciados observacionales que constituyan la evidencia.

3.3 Posibles respuestas al problema de la inducción.

Posibles vías de escape nos plantea Chalmers al problema de la inducción. Tenemos por una parte la postura del escéptico. Si aceptamos que la ciencia se basa en la inducción y aceptamos como Hume demostró que la inducción no se puede justificar ni lógica ni experiencialmente, concluimos que la ciencia no se puede justificar de un modo racional. Hume era un escéptico. Una segunda postura sería atenuar la exigencia inductivista de que todo el conocimiento no lógico se tenga que derivar de la experiencia y argumentar en favor del principio de inducción basándose en alguna otra razón. Sin embargo considerar que el principio de inducción, o algo parecido, es evidente no es aceptable. Porque lo que consideramos aceptable depende en gran medida de nuestra educación, nuestra cultura, nuestros prejuicios, etc…que se lo digan a Galileo. Por último una tercera postura ante el problema de la inducción supondría la negación de que la ciencia se base en la inducción. Se evitará el problema de la inducción si se puede establecer que la ciencia no conlleva la inducción. Y esto es lo que intentaron hacer los falsacionistas, principalmente Popper, al que ya llegaremos.

IV. LA OBSERVACIÓN DEPENDE DE LA TEORÍA

Seguimos analizando el texto de Chalmers, ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?. Chalmers sigue con su particular cruzada contra el inductivismo ingenuo, en esta ocasión desde el punto de vista de la percepción. Según Chalmers, hay dos supuestos importantes que conlleva el inductivismo ingenuo con respecto a la observación:

• Uno es que la ciencia comienza con la observación

• El otro es que la observación proporciona una base segura a partir de la cual se puede derivar el conocimiento. Chalmers rechaza ambos, y da varias razones, no sin antes esbozar una idea de observación que cree ampliamente aceptada en la actualidad, y que presta plausabilidad a la postura inductivista ingenua.

4.1 Una concepción popular de la observación

Los seres humanos ven utilizando sus ojos. Los componentes más importantes del ojo humano son una lente y una retina, la cual actúa como pantalla en la que se forman las imágenes de los objetos externos al ojo. Los rayos de luz procedentes de un objeto visto van del objeto a la lente a través del medio que hay entre ellos. Estos rayos son refractados por el material de la lente de tal manera que llegan a un punto de la retina, formando de este modo una imagen del objeto visto. Hasta aquí el funcionamiento del ojo es muy similar al de una cámara.

Pero entre ambos hay una gran diferencia, que es el modo en que se registra la imagen final. Los nervios ópticos pasan de la retina al córtex central del cerebro. Estos llevan información sobre la luz que llega a las diversas zonas de la retina. El registro de esta información por parte del cerebro humano es lo que corresponde a la visión del objeto por el observador humano. Esto no es más que una idea general, pero aún así surgen dos cuestiones claves para el inductivista ingenuo:

• La primera es que un observador humano tiene acceso más o menos directo a algunas propiedades del mundo exterior en la medida en que el cerebro registra esas propiedades en el acto de ver

• La segunda es que dos observadores que vean el mismo objeto o escena desde el mismo lugar verán lo mismo. Chalmers no comparte ninguna de estas dos cuestiones, y las atacará muy directamente, como veremos a continuación.

4.2 Experiencias visuales que no están determinadas por las imágenes formadas en la retina.

Dos observadores normales que vean el mismo objeto desde el mismo lugar en las mismas circunstancias físicas no tienen necesariamente idénticas experiencias visuales, aunque las imágenes que se produzcan en sus respectivas retinas sean prácticamente idénticas. Como Hanson decía, “hay mucho más en lo que se ve que lo que descubre el globo ocular”. Dos observadores normales que vean el mismo objeto desde el mismo lugar en las mismas circunstancias físicas no tienen necesariamente idénticas experiencias visuales, aunque las imágenes que se produzcan en sus respectivas retinas sean prácticamente idénticas. Como Hanson decía, “hay mucho más en lo que se ve que lo que descubre el globo ocular”.

Esta imagen muestra claramente lo que Hanson quería decir. Hay quienes ven un conejo y otros un pato. Las experiencias perceptuales que los obervadores tienen en el acto de ver no están especialmente determinadas por las imágenes de las retinas. La experiencia visual que tiene un observador cuando ve un objeto, depende en parte de su experiencia pasada, su conocimiento y sus expectativas. En la medida en que se refiere a la percepción, con lo único con lo que el observador está en inmediato y directo contacto es con sus experiencias. Estas experiencias no están dadas de modo unívoco ni son invariantes, sino que cambian con las expectativas y el conocimiento del observador. Lo que viene unívocamente dado por la situación física es la imagen formada en la retina del observador, pero el observador no tiene contacto perceptual directo con la imagen. Cuando el inductivista ingenuo y muchos otros empiristas suponen que hay algo unívocamente dado en la experiencia que puede interpretarse de diversas maneras, están suponiendo, sin argumentarlo a pesar de las muchas pruebas en contra, que hay una correspondencia unívoca entre las imágenes de nuestras retinas y las experiencias subjetivas que tenemos cuando vemos. Están llevando demasiado lejos la analogía de la cámara. Chalmers no está afirmando que las causas finales de las imágenes de nuestras retinas no tengan ninguna relación con lo que vemos. No podemos ver exactamente lo que queremos. Sin embargo, mientras que las imágenes de nuestras retinas forman parte de la causa de lo que vemos, otra parte muy importante de esa causa está constituida por el estado interno de nuestras mentes o cerebros, el cual dependerá evidentemente de nuestra educación cultural, nuestro conocimiento, nuestras expectativas, etc. y no estará determinado únicamente por las propiedades físicas de nuestros ojos y de la escena observada. Hay que considerar que para Chalmers existe un único mundo físico independiente del observador.

Por lo tanto, para Chalmers, el inductivista está equivocado en dos cosas:

1) La ciencia no comienza con los enunciados observacionales, porque una teoría de algún tipo precede siempre a todos los enunciados observacionales

2) Los enunciados observacionales no constituyen una base firme sobre la que pueda descansar el conocimiento científico, porque son falibles. Sin embargo, Chalmers no pretende afirmar que los enunciados observacionales no deberían ocupar ningún papel en la ciencia, simplemente remarcar que el papel que los inductivistas le atribuyen es incorrecto.

V INTRODUCCIÓN DEL FALSACIONISMO

5.1 El falsacionista dice…

El falsacionista admite francamente que la observación es guiada por la teoría y la presupone. También se congratula de abandonar cualquier afirmación que implique que las teorías se pueden establecer como verdaderas o probablemente verdaderas a la luz de la evidencia observacional. Las teorías se construyen como conjeturas o suposiciones especulativas y provisionales que el intelecto humano crea libremente en un intento de solucionar los problemas con que tropezaron las teorías anteriores y de proporcionar una explicación adecuada del comportamiento de algunos aspectos del mundo o del universo. Una vez propuestas, las teorías especulativas han de ser comprabadas rigurosa e implacablemente por la observación y la experimentación.

VI. LAS LIMITACIONES DEL FALSACIONISMO

La dependencia de la observación de la teoría y la falibilidad de las falsaciones. El falsacionista ingenuo insiste en que la actividad científica debe dedicarse a intentar falsar las teorías estableciendo la verdad de los enunciados observcacionales que son incompatibles con ellas. Los falsacionistas más sofisticados se dan cuenta de la insuficiencia de esto y reconocen la importancia del papel que desempeña la confirmación de las teorías especulativas, así como la falsación de las bien establecidas. Una cosa que ambos tipos de falsacionistas poseen en común, sin embargo, es que hay una importante diferencia cualitativa en el estatus de las confirmaciones y de las falsaciones. Las teorías se pueden falsar de manera concluyente a la luz de las pruebas adecuadas, mientras que nunca se pueden establecer como verdaderas sean cuales fueren las pruebas. La aceptación de la teoría siempre es provisional.

El rechazo de la teoría puede ser concluyente. Este es el factor que hace a los falsacionistas acreedores a su nombre. Todos los enunciados observacionales son falibles. Si un enunciado universal o un grupo de enunciados universales que constituyen una teoría o parte de una teoría choca con algún enunciado observacional, puede ser que sea el enunciado observacional el que esté equivocado. No hay nada en la lógica de la situación que exija que siempre haya de ser la teoría la rechazada en caso de un choque con la observación. Se podría rechazar un enunciado observacional falible y conservar la teoría falible con la que choca. Esto fue precisamente lo que sucedió cuando se conservó la teoría de Copérnico y se rechazó la observación realizada a simple vista de que Venus no variaba apreciablemente de tamaño a lo largo del año, la cual era incompatible con la teoría copernicana. No se pueden conseguir falsaciones de teorías que sean concluyentes y simples.

VII La inadecuada defensa de Popper

La inadecuada defensa de Popper Popper destaca la importante distinción entre los enunciados observacionales públicos, por un lado, y las experiencias perceptivas privadas de los observadores.

No hay un paso simple que lleve de las experiencias privadas a un enunciado observacional que pretenda describir la situación observada. Un enunciado observacional, formulado en un lenguaje público será comprobable y estará sujeto a modificaciones o rechazos. Aceptar o no un determinado resultado observacional estará motivado en parte por las experiencias perceptivas pertinentes, pero ninguna experiencia perceptiva de un individuo será suficiente para establecer la validez de un enunciado observacional. Cualquier observador puede verse movido a aceptar algún enunciado observacional basándose en una percepción y, sin embargo, ese enunciado observacional puede ser falso.

La postura de Popper sobre los resultados observacionales es que su aceptabilidad se mide por su capacidad para sobrevivir a las pruebas. Popper subraya el papel de las decisiones que hacen los individuos y los grupos de individuos para aceptar o rechazar lo que Chalmers denomina enunciados observacionales y Popper enunciados básicos. Chalmers reformula la postura de Popper de un modo menos subjetivo: un enunciado observacional es aceptable, provisionalmente, en una determinada etapa del desarrollo de una ciencia, si es capaz de superar todas las pruebas que posibilite el desarrollo de la ciencia en cuestión en esta etapa.

De acuerdo con Popper, los enunciados observacionales que sirven de base para valorar el mérito de una teoría científica son en sí mismo falibles. Precisamente lo que socava la postura falsacionista es el hecho de que los enunciados observacionales son falibles y de que su aceptación es sólo provicional y está sujeta a revisión. No se puede falsar de manera concluyente una teoría porque no se puede excluir la posibilidad de que la responsable de una predicción errónea sea alguna parte de la compleja situación de comprobación y no la teoría sometida a la prueba.

Sobre la base de los argumentos históricos, el falsacionismo es insuficiente para los falsacionistas, un hecho histórico embarazoso es que si los científicos se hubieran atenido estrictamente a su metodología, aquellas teorías que se consideran por lo general como los mejores ejemplos de teorías científicas nunca habrían sido desarrolladas, porque habrían sido rechazadas en su infancia. Dado cualquier ejemplo de una teoría científica clásica, ya sea en el momento de su primera formulación o en una fecha posterior, es posible encontrar afirmaciones observacionales que fueron generalmente aceptadas en esa época y que se consideraron incompatibles con la teoría. No obstante estas teorías no fueron rechazadas y esto fue una suerte para la ciencia. En los primeros años de su vida, la teoría gravitatoria de Newton fue falsada por las observaciones de la órbita lunar. Llevó casi cincuenta años desviar esta falsación hacia causas distintas de la teoría newtoniana.

VIII LOS PROGRAMAS DE INVESTIGACIÓN

Hay que considerar las teorías como totalidades estructurales. Las concepciones inductivistas y falsacionistas de la ciencia son muy poco sistemáticas. Al concentrarse en las relaciones entre teorías y enunciados observacionales individuales o conjuntos de éstos, no tienen en cuenta la complejidad de las principales teorías científicas. Para dar una idea más adecuada hay que considerar las teorías como totalidades estructuradas de algún tipo.

El estudio histórico revela que la evolución y el progreso de las principales ciencias muestran una estructura que no captan ni la concepción inductivista ni la falsacionista. El argumento histórico no es la única base para afirmar que las teorías son totalidades estructurales de algún tipo. Hay otro argumento filosófico más general íntimamente vinculado al hecho de que la observación depende de la teoría. En La Observación depende de la Teoría se subrayó que los enunciados observacionales se deben formular en el lenguaje de alguna teoría, y serán tan precisos e informativos como precisa e informativa sea la teoría en cuyo lenguaje se construyen.

IX Los programas de investigación de Lakatos

Un notable intento de analizar las teorías como estructuras organizadas es el de Imre Lakatos con su “Methodology of scientific research programmes“. Un programa de investigación lakatosiano es una estructura que sirve de guía a la futura investigación tanto de modo positivo como de modo negativo. La heurística negativa de un programa conlleva la estipulación de que no se pueden rechazar ni modificar los supuestos básicos subyacentes al programa, su núcleo central. Está protegido de la falsación mediante un cinturón protector de hipótesis auxiliares, condiciones iniciales, etc. La heurística positiva está compuesta por líneas maestras que indican cómo se puede desarrollar el programa de investigación, lo que conllevará completar el núcleo central con supuestos adicionales en un intento de explicar fenómenos previamente conocidos y de predecir fenómenos nuevos.

Los programas de investigación serán progresistas o degeneradores según consigan o no conducir al descubrimiento de fenómenos nuevos. Espera un momento, que lo detallamos. La característica definitoria de un programa es su núcleo central. Son hipótesis teóricas muy generales que constituyen la base a partir de la cual se desarrolla el programa. El núcleo central de la física newtoniana está compuesto por las leyes del movimiento de Newton más su ley de atracción gravitatoria. Cualquier insuficiencia en la confrontación entre un programa de investigación articulado y los datos observacionales no se ha de atribuir a los supuestos que constituyen el núcleo central, sino a alguna otra parte de la estructura teórica.

Es a lo que Lakatos se refiere como cinturón protector. No sólo hipótesis auxiliares explícitas que completan el núcleo central, sino además supuestos subyacentes a la descripción de las condiciones iniciales y enunciados observacionales. Cualquier científico que modifique el núcleo central se apartará de ese determinado programa de investigación. Tycho Brahe se apartó del programa de investigación coperniana.

El hincapié de Lakatos en la necesidad que tienen los científicos de decidir aceptar su núcleo central, tiene mucho en común con la postura de Popper acerca de los enunciados observacionales que se analizó en Las limitaciones del falsacionismo. En Popper las decisiones sólo conciernen a la aceptación de los enunciados singulares, en Lakatos el mecanismo se extiende hasta ser aplicable a los enunciados universales que constituyen el núcleo.

Tenemos por tanto dos maneras de valorar el mérito de un programa de investigación.

1) En primer lugar, un programa debe poseer un grado de coherencia que conlleve la elaboración de un programa definido para la investigación futura.

2) En segundo término, debe conducir al descubrimiento de nuevos fenómenos al menos de vez en cuando.

Dentro del marco conceptual de Lakatos, hay que tratar la metodología desde dos puntos de vista: uno se refiere al trabajo realizado dentro de un solo programa de investigación, y el otro a la comparación de los méritos de programas de investigación rivales.

X Los Paradigmas de Kuhn

Observaciones iniciales. La primera versión de la concepción desarrollada por Kuhn apareció en su obra “The structure of scientific revolutions”. Kuhn se dió cuenta de que las concepciones tradicionales de la ciencia, ya fueran inductivistas o falsacionistas, no resistían una comparación con las pruebas históricas. La teoría de la ciencia de Kuhn se desarrolló como un intento de proporcionar una teoría de la ciencia que estuviera más de acuerdo con la situación histórica tal y como él la veía. Un rasgo característico de su teoría es la importancia atribuida al carácter revolucionario del progreso científico, en la que una revolución supone el abandono de una estructura teórica y su reemplazo por otra, incompatible con la anterior.

Otro aspecto importante reside en el importante papel que desempeñan en la teoría de Kuhn las características sociológicas de las comunidades científicas. Lakatos y Kuhn poseen cosas en común, ambos exigen de sus concepciones filosóficas que resistan a las críticas basadas en la historia de la ciencia.

Podemos resumir la imagen que tienen Kuhn de cómo progresa una ciencia, la base es un esquema abierto:

preciencia – ciencia normal – crisis – evolución – nueva ciencia normal – nueva crisis

XI LA TEORÍA ANARQUISTA DEL CONOCIMIENTO DE FEYERABEND

Chalmers dedica un capítulo a Feyerabend, en el que resume y valora los rasgos claves de su postura expuesta en el libro Against Method.

Todo vale Feyerabend hace una enérgica defensa de la afirmación de que ninguna de las metodologías de la ciencia hasta ahora propuesta ha tenido éxito, ya que esas metodologías, según defiende, son incompatibles con la historia de la física. Mantiene, de forma convincente, que las metodologías de la ciencia no han proporcionado reglas adecuadas para guiar las actividades de los científicos, y sugiere que, dada la complejidad de la historia, es muy poco razonable esperar que la ciencia sea explicable sobre la base de unas cuantas reglas metodológicas.

La idea de que la ciencia puede y debe actuar de acuerdo con reglas fijas y universales es tan poco realista como perniciosa. Es poco realista porque tiene una visión demasiado simple de los talentos del hombre y de las circunstancias que fomentan o provocan su desarrollo. Es perniciosa porque el intento de aplicar las leyes está abocado a incrementar nuestra cualificación profesional a expensas de nuestra humanidad. Además es perjudicial a la ciencia porque pasa por alto las complejas condiciones físicas e históricas que influyen en el cambio científico. Hace que la ciencia sea menos adaptable y más dogmática. Si alguien quiere hacer una contribución a la física, no necesita estar familiarizado con las metodologías contemporáneas de la ciencia, lo que necesita es estar familiarizado con una cierta física. Feyerabend demuestra que no es aconsejable que las elecciones y decisiones de los científicos estén obligadas por las reglas establecidas por las metodologías de la ciencia o implícitas en ellas.

10.1 ¿Por qué molestarse en realizar investigaciones como las que se han planteado en estas entradas?

La importancia de la cuestión se pone de manifiesto cuando se admite, como Chalmers ha hecho, que la filosofía o la metodología de la ciencia no son de ninguna ayuda para los científicos. La función más importante de la investigación de Chalmers es combatir lo que podríamos llamar la ideología de la ciencia tal como funciona en nuestra sociedad. Esta ideología implica el uso del dudoso concepto de ciencia y el igualmente dudoso concepto de verdad que a menudo va asociado con él, normalmente en defensa de posturas conservadoras. Las categorías generales de ciencia y método científico son utilizadas también para descartar o suprimir áreas de estudio. El punto de vista de Chalmers es que no hay una concepción intemporal y universal de la ciencia o del método científico que pueda servir a los fines ejemplificados. No tenemos recursos para llegar a tales nociones y defenderlas. No es lícito defender o rechazar áreas de conocimiento porque no se ajustan a algún criterio prefabricado de cientificidad.

El progreso es algo más complejo que esto. No se trata de que un punto de vista sea tan bueno como cualquier otro. Si se quiere cambiar una situación de una forma controlada, lo mejor será comprender la situación y dominar los medios disponibles para cambiarla. La política del todo vale ha de ser rechazada por su impotencia.

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