Positivismo

El Positivismo en México: Impacto en la Educación

1910, año de gran importancia para nuestra sociedad mexicana, principalmente por la celebración del Centenario de la Independencia, para el cual se realizó un desfile histórico de carros alegóricos, y en la ceremonia oficial, Porfirio Díaz aclamó: ¡Viva la libertad!, ¡Viva la independencia!, ¡Vivan los héroes de la patria!. Se funda la Cruz Roja Mexicana, se proclama el Plan de San Luis por Francisco I. Madero. En septiembre se inaugura el Asilo General, se funda el Servicio Sismológico Nacional, al igual que el Hemiciclo a Juárez y se devolvieron las llaves de la Ciudad de México, entregadas en 1863 al General Federico Forey en la segunda intervención francesa, Miguel S. Macedo Subsecretario de Gobernación inauguró el Monumento a la Independencia y el día 22 de septiembre se inaugura la Universidad Nacional de México.

El Centenario implicó el paso del tiempo, y su significado era el cambio, tanto en el hombre como en la sociedad. Si miramos hacia atrás, lo primero que se nos viene a la mente es: Porfiriato, Positivismo.

El Positivismo es un sistema filosófico que admite el método experimental, reduce la posibilidad del conocimiento a lo positivo, a lo dado por la experiencia. Se reconoce a August Comte como su fundador.

August Comte fue Secretario de Henri Saint Simón, y elaboró su “Plan de Trabajos Científicos necesarios para reorganizar la Sociedad”, el espíritu humano pasaría por tres estados y estos determinarían el curso de la historia. Se refirió al positivismo como una ciencia comprometida con la búsqueda de leyes invariantes y se identificó como el único sistema capaz de garantizar orden y progreso.

Con el positivismo, Comte aseguró que la sociedad se encuentra siempre en proceso de cambio, el cual explicó a partir de la ley de los tres estados: teológico (predomina la fantasía), metafísico (se cuestiona el pensamiento teológico) y positivo (conocer la coexistencia de los hechos).

El criterio de Comte respecto a la iglesia, la entiende como el poder de regular las voluntades individuales, es decir, el hombre necesita amar algo que lo supere, en este caso: Dios, quien tiene el amor como principio, el orden como fundamento y el progreso como finalidad.

“No hay orden sin progreso, ni progreso sin orden”, ambas van tomadas de la mano, en la realidad mexicana se necesitaba un cambio radical, la cual debería ser a través de la educación, afirmó Gabino Barreda.

Gabino Barreda Juan Nepomuceno Barreda Flores nació el 19 de febrero de 1818 en la ciudad de Puebla, sus padres fueron Don Antonio Barreda y Doña María Dolores Flores Alatorre. Realizó sus estudios en la célebre Puebla de los Ángeles, cursó los estudios de jurisprudencia en el Colegio de San Ildefonso, estudió Química en el Colegio de Minería y en 1843 ingresó a la Escuela Nacional de Medicina. En 1847 se alistó al Ejército Nacional, para defender su patria, pero lo abandonó para servir como practicante de la ciencia médica. Con el triunfo de los norteamericanos y al ser casi fusilado de no ser por la profesión que ejercía en ese momento, viajó a Francia donde vivió en la ciudad de París (1847-1851).

Allí inició una amistad con Pedro Contreras Elizalde, considerado el primer positivista mexicano, y fue él quien lo relacionó con un hombre que había transformado en su esencia y fundamentos la filosofía  y quien proponía un nuevo método: el culto de los hechos, de los datos inmediatos de la experiencia, y por tanto, de la ciencia, ese hombre que ofrecía conferencias en Port Royal los domingos y quien había llamado tanto la atención de Barreda, era el filósofo francés August Comte.

En 1851, cuando Barreda regresó a México, le acompañaron seis tomos en lengua francesa de Cours Philosophie Positive, obra que orientaría el pensamiento y la educación mexicana. En 1863 se refugió en la ciudad de Guanajuato y no fue hasta 1867, después de que Benito Juárez derrotará a los ejércitos imperialistas, que regreso a la Cd. de México, convocado por Juárez. Tras la victoria del Partido de la Reforma se da el triunfo del espíritu positivo, dándole una emancipación mental a la sociedad generando una decadencia a las doctrinas antiguas y sustituyéndolas por las modernas.

...