Practica Final
gabriel20111222 de Septiembre de 2014
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Utilitarismo: estimación de los costos y beneficios sociales
El utilitarismo es un término general para cualquier perspectiva desde la cual las acciones y políticas han de evaluarse con base en los beneficios y costos que impondrán a la sociedad. En cualquier situación, la acción o política “correcta” es la que produce mayor beneficio neto o el menor costo neto.
Los beneficios de una acción pueden incluir cualquier bien deseable (placeres, salud, vidas, satisfacciones, conocimiento, felicidad) producido por la acción, y los “costos” podrían incluir cualquiera de sus males indeseables (dolor, enfermedad, muerte, insatisfacción, ignorancia, infelicidad). El término inclusivo que se usa para referirse a los beneficios netos de cualquier índole producidos por una acción es “utilidad”; de ahí el nombre de Utilitarismo para cualquier teoría que recomiendo seleccionar la acción política que maximiza los beneficios (o minimiza los costos).
Muchos analistas de negocios aseguran que la mejor forma de evaluar lo apropiado éticamente en una decisión de negocios es apoyarse en un análisis utilitarista de costo-beneficio. El proceder “socialmente responsable” para un negocio es el que produce los mayores beneficios netos para la sociedad o le impone los costos netos más bajos.
Utilitarismo tradicional
Generalmente se considera que Jeremy Bentham fue el fundador del utilitarismo tradicional. Bentham buscaba una base objetiva para hacer juicios de valor que dieran pie a una norma común y públicamente aceptable para determinar las políticas y leyes sociales. El proceder desde un punto de vista ético seria escoger la política que produjera mayor utilidad. El principio utilitarismo postula que:
Una acción es correcto desde el punto de vista ético si y solo si el total de las utilidades que dicho acto produce es mayor que el total de utilidades producidas por cualquier otro acto que el agente podría haber efectuado en su lugar.
El principio supone que todos los beneficios y costos de una acción se pueden medir en una escala numérica común y luego sumarse o restarse.
Una acción es correcta si produce el máximo de utilidad para todas las personas a las que la acción afecta (incluida la persona que efectúa la acción). El utilitarismo postula que a fin de cuentas solo hay una acción correcta: aquella cuyos beneficios netos son mayores en comparación con los beneficios netos de cualquier otra alternativa posible. Hay que tomar en cuenta todos los costos y beneficios tanto inmediatos como previsibles en el futuro que cada alternativa implique para cada individuo, a demás de cualesquiera efectos indirectos significativos que vaya a tener.
El utilitarismo también encaja bien con los criterios intuitivos que usamos al hablar de conducta moral. La moralidad requiere tomar en cuenta indistintamente los intereses de todo el mundo. El utilitarismo cumple con este requisito en la medida en que toma en cuenta los efectos que las acciones tendrán sobre todos los afectados, y en la medida en que obliga a escoger imparcialmente la acción que tiene la utilidad neta más grande, sin importar quien reciba esos beneficios.
Una ventaja del utilitarismo es que puede explicar por qué sostenemos que ciertos tipos de actividades son en general oralmente erróneas (mentir, cometer adulterio, asesinar) y mientras que otras son en general moralmente correctas (decir la verdad, ser fiel, cumplir con lo que se promete). Sin embargo, los utilitaristas niegan que cualquier tipo de acción siempre sea correcta o siempre sea indebida.
La perspectiva también ha tenido gran influencia en la economía. El comportamiento económico se puede explicar suponiendo que el ser humano siempre trata de maximizar la utilidad que recibe y que las utilidades de los bienes se pueden medir con base en los precios que la gente esta dispuesta a pagar por ellos.
El utilitarismo es también la base de las técnicas del análisis de costo-beneficio en economía. Usamos este tipo de análisis pata determinar la conveniencia de invertir en un proyecto calculando si sus beneficios económicos presentes y futuros son mayores que sus costos económicos presentes y futuros. El concepto de utilidad se restringe a los costos y beneficios económicos que se pueden medir en términos monetarios.
Cabe señalar que el utilitarismo encaja muy bien con un valor que mucha gente aprecia: la eficiencia. La eficiencia puede significar muchas cosas distintas para diferentes personas, pero para muchos significa operar de forma tal que uno produzca lo mas que pueda con los recursos de que dispone. Es decir, una operación eficiente produce un resultado deseado con el consumo mínimo de recursos. Tal eficiencia es precisamente por la que aboga el utilitarismo, el cual dice que siempre debemos adoptar el curso de acción que produzca el máximo de beneficios con el costo mas bajo. Si sustituimos “resultado deseado” por “beneficios”, y “aporte de recursos” en lugar de “costos”, el utilitarismo implica que el proceder correcto es siempre el más eficiente.
Problemas de medición
Un grupo importante de problemas que presenta el utilitarismo se centra en las dificultades con que nos topamos cuando tratamos de medir la “utilidad”. Un problema es este: ¿cómo podemos medir y comparar las utilidades que diferentes acciones tienen para diferentes personas como requiere le utilitarismo? Si no podemos saber cuales acciones producen la mayor cantidad de utilidad, no podemos aplicar el principio utilitarista.
Un segundo problema es que algunos beneficios y costos no parecen ser susceptibles de medición (valor de la salud y de la vida).
Un tercer problema es que. Dado que es imposible predecir de manera confiable muchos de los beneficios y costos de una acción, tampoco es posible medirlos de forma adecuada.
Un cuarto problema es que no esta muy claro que debe considerarse como un “beneficio” y que debe contarse como un “costo”. Esta falta de claridad es problemática sobre todo en el caso de cuestiones sociales que diferentes grupos culturales valúan de forma significativamente distinta.
Por ultimo, el supuesto utilitarista de que todos los bienes pueden medirse implica que todos los bienes se pueden intercambiar por un equivalente: pata una cantidad dada de cualquier bien específico existe alguna cantidad de otro bien que tiene el mismo valor. El utilitarismo debe suponer que todos los bienes se pueden intercambiar por alguna cantidad de otro bien, porque postula que existe una escala para medir todos los bienes, y que si usamos dicha escala podremos descubrir que cantidad de cualquier bienes equivalente a una cantidad dada de cualquier otro bien. No obstante, los críticos han argumentado que hay algunos bienes no económicos (como la vida, la libertad, la igualdad, la salud, la belleza) cuyo valor es tal que ninguna cantidad de ningún bien económico tiene el mismo valor que el bien no económico.
Quienes critican el utilitarismo aseguran que estos problemas de medición socavan cualquier justificación que la teoría utilitarista pudiera tener como base objetiva para determinar cuestiones normativas.
Replicas utilitaristas a las objeciones en cuanto a medición
El defensor del utilitarismo tiene a mano una seria de respuestas para refutar las objeciones en cuanto a medición que acabamos de enumerar. Si bien el utilitarismo requiere en el caso ideal medidas exactas y cuantificables de todos los costos y beneficios, este requisito puede relajarse si tales mediciones son imposibles. El utilitarismo simplemente insiste en que las consecuencias de cualquier acto propuesto se planteen expresamente con tanta claridad y exactitud como sea humanamente posible, y que toda la información pertinente reaccionada con dichas consecuencias se presente de forma tal que permita compararlas sistemáticamente y sopesarlas imparcialmente.
Es valido apoyarse en juicios compartidos y de sentido común de los valores comparativos que las cosas tienen para la mayoría de la gente.
El utilitarista puede señalar varios criterios de sentido común que pueden servir para determinar los valores relativos que se deben asignar a diversas categorías de bienes. In criterio depende de la distinción entre bienes “intrínsecos” e “instrumentales”. Los bienes instrumentales son las cosas que solo se consideran valiosas porque conducen a otras cosas buenas. En cambio, los bienes intrínsecos son las cosas que son deseables independientemente de cualesquiera otros beneficios que puedan producir. Los bienes intrínsecos tienen prioridad respecto a los bienes instrumentales.
Un segundo criterio de sentido común que podemos usar para sopesar los bienes se basa en la distinción entre necesidades y deseos. Decir que alguien necesita algo implica que sin ese algo la persona sufrirá algún daño. Las necesidades “básicas” de la gente consisten en todas las cosas sin las cuales sufrirán algún perjuicio fundamental. Las necesidades básicas son las que necesita una persona para mantenerse viva. Decir que una persona quiere algo implica esa persona lo desea, es decir, que cree que coadyuvará a sus intereses de alguna manera. Una necesidad también puede ser un deseo y muchos deseos no son necesidades sino simplemente porque causa placer. Estos últimas se llaman simples deseos. En general, satisfacer las necesidades básicas
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